River 1 - Emelec (Ecuador) 1 - Copa Libertadores 2017
Le costó demasiado el partido a River. Tener a Boca en el horizonte le pesó. Que Gallardo haya puesto en cancha una formación alternativa dice muchas cosas, pero principalmente que el juego crucial no era el de ayer. La prueba para muchos de los que habitualmente son suplentes dejó un saldo negativo. ¿Tendrá que preocuparse por eso el Muñeco? ¿Es tan grande la diferencia con los titulares, como se evidenció anoche?
Tal vez falló en dos cuestiones Gallardo, aunque se entiende que no tenía muchas alternativas. Martínez Quarta juega de segundo marcador central cuando está Jonatan Maidana y Luciano Lollo se ganó el apodo de caudillo jugando de primer zaguero en Racing. Ayer, ante Emelec, jugaron cambiados. Al cordobés le costó muchísimo acomodarse al perfil: se mostró fuerte en el juego aéreo, pero lento para cruzar e impreciso con la pelota. El juvenil, en cambio, empieza a ser una garantía, pese al error que cometió en el gol visitante. La otra cuestión táctica que sufrió el local fue la diagramación del mediocampo. El esquema elegido fue novedoso: 4-3-3. Pero para jugar así los volantes interiores deben ser más pensantes que pasionales. Los prototipos son Iniesta y Xavi (ahora Modrić y Kroos brillan en Real Madrid).
Ayer, Domingo fue el tapón y a sus costados se pararon Arzura e Iván Rossi. Entonces, no tuvo claridad ni control del balón River. El partido fue peleado y mal jugado. Emelec, con sus limitaciones a cuesta, hizo lo que pudo. Y generó la más clara: Mondaini se la sirvió a Preciado, pero el remate del volante se fue por arriba del arco de Batalla. No logró inquietar el local más allá de alguna escapada de Mora por derecha o de algún envío aéreo. Demasiado poco para un equipo que siempre quiere ser protagonista.
En el segundo tiempo todo siguió igual: un River con la cabeza ocupada en Boca y un Emelec cómodo con el empate. Hasta que a los 14 minutos, Martínez Quarta falló y Ayrton Preciado lo aprovechó para marcar el 1-0. Con el festejo ecuatoriano parecía arrancar otro partido. La gente se encendió. River se paró unos metros más arriba y empezó a llevarse por delante al rival, con nada de juego asociado. Todo se agigantó cuando Gallardo mandó a la cancha a Lucas Alario y a Sebastián Driussi, los delanteros que no pueden faltar. Porque esa es la lección más grande que le dejó el choque de anoche al Muñeco: los titulares le son indispensables, especialmente en la parte ofensiva.
Hasta extrañó a Pity Martínez el Millonario. Estaban sobre la raya de cal Driussi y Alario cuando Moreno derribó a Auzqui: Mora cambió por gol el penal. Quedaban 20 minutos. Pudieron haber sido cien: River siguió jugando mal, sin ideas. Sobre el final lo pudo ganar con un disparo de Auzqui que se estrelló en el travesaño. Hubiese sido un premio muy grande por su discreta producción.