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lunes, 19 de diciembre de 2022

Argentina Campeón - Mundial Qatar 2022

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ARGENTINA, TRICAMPEÓN MUNDIAL
Argentina es campeón mundial en la final más dramática de la historia
Mereció ganarlo en los 90 o en el alargue, pero tuvo que esperar a los penales. Martínez atajó uno, Francia desvió otro y acertaron Leo, Dybala, Paredes y Montiel.
Tenía que sufrir Messi. Tenía que sufrir Argentina. Pero se acabó el sufrimiento. Se acabó. La puta madre. Argentina es campeón del mundo. Sí, no es un sueño. Messi es campeón del mundo. Y es justicia. En Qatar. En un Mundial mágico y exótico que dejó una final mágica y exótica. Porque, si se dejan atrás todos los padecimientos, fue una final apoteótica. Dramática. Inolvidable. Tal vez, inigualable. Con un Mbappé en modo diablo, autor de tres goles que rescataron a Francia de una paliza. Pero Argentina tiene a Messi, que metió dos y fue el mejor del torneo. Y tiene a Dibu Martínez, que volvió a aparecer en una definición por penales. Y antes también. Sobre el final del partido. Y a gozar. Porque lo que acaba de pasar en este Lusail es historia. La Scaloneta domina el mundo. Y Messi... Sí, Messi. Ya no hay discusión: es el mejor de todos los tiempos.

Hay que dejar atrás las emociones mientras Messi se abraza con Celia, su mamá. Mientras el estadio estalla de locura. Mientras los jugadores se mezclan con la gente. Se hace casi imposible escribir revoleando lágrimas sobre el teclado. Pero hay que hablar del partido. Porque Scaloni planteó un partido perfecto. Fueron 80 minutos de dominio abrumador. Un baile mundial. Un baile que se cortó porque Mbappé, simplemente, es el heredero de Messi. Nada más.

Había sorprendido Scaloni eligiendo a Di María como titular. Y volvió a sorprender con Fideo como extremo por la izquierda. Fue una jugada de ajedrez, que incluyó el ingreso de Tagliafico por Acuña para cuidarle la espalda al as de bastos de este equipo que será inolvidable. Porque allí, el hombre de Juventus, que no era titular desde el partido contra Polonia, empezó a hacer daño. Y no sólo obligó a Koundé a no perderle el rastro, sino que también lo obligó a hacer horas extra a Dembélé.

Pero esa movida no fue la única que puso sobre el tablero Scaloni. El equipo se hizo corto, con los centrales siempre atentos para cortar rápido, en especial Cuti Romero, y con un monumental trabajo de Alexis Mac Allister, Rodrigo De Paul y Enzo Fernández. Ellos manejaban el equipo desde el mediocampo y, curiosamente, convirtieron a Messi en un jugador complementario.

No es que Leo jugó mal esos 45 minutos. Todo lo contrario. Lo que sucedió es que esta vez los que tiraron de la carreta fueron otros.

Así llegó el gol del desequilibrio. Después de un toqueteo incesante, Julián abrió para Di María. Parecía que se iba larga la bola, pero Fideo no sólo llegó, sino que clavó los frenos y enganchó para adentro. Así le sacó la ventaja a Dembélé, que en plena persecución lo tocó de atrás. Penal. Y gol de Messi, el sexto del torneo, en su partido 26, récord en Mundiales.

El partido se partió en ese momento. Argentina empezó a borrar de la cancha a un Francia que ni siquiera podía encontrar soluciones de la mano de Mbappé y Griezmann. Fue, a partir de entonces, un baile. Culminó con un golazo que dio calma. Recuperó Molina, Mac Allister tocó para Messi, Messi soltó para Julián, Julián la tiró al vacío para Alexis y Alexis, mano a mano, lo vio entrar a Di María, que definió solo ante la salida de Lloris. Un golazo.

Francia no estaba en la cancha. Se insiste. Y Deschamps, que se miraba con su ayudante, se dio cuenta. Cirugía mayor: afuera el torpe Dembélé y un aislado Giroud, adentro Kolo Muani y Thuram para que Mbappé quedara de delantero centro. El problema, tal vez, no eran los puntas. El problema era que Francia no podía tener la pelota ante una Argentina que se multiplicaba. Hasta Messi bajaba para recuperar.

Ya en la segunda parte Francia seguía en estado de confusión. Un par de errores ingenuos en las salidas. Un lateral mal sacado. Y Argentina, con calma, esperaba. La idea era recuperar y salir rápido. Así llegó una volea de De Paul, tras un centro de Di María que Lloris controló. Así llegó una bola al vacío de Fideo para que Julián, tras una diagonal, obligara a revolcarse al capitán francés.

A falta de media hora, Argentina insistía. Estuvo cerca con una travesura de Di María, en modo Messi, tras una recuperación de Tagliafico. Lo sacó a pasar a Koundé y mandó un centro que De Paul dejó pasar y que encontró a Messi. Era una perla, pero Rabiot llegó con lo justo para cerrar.

Francia, con vergüenza, salió a buscar el descuento. Pero seguía confundido. Y Argentina estaba preparado para el golpe final. Otro contraataque nació con una recuperación de Mac Allister, colosal, que no llegó a quedar mano a mano luego de una gestión de Messi y Julián.

La Selección no regalaba un metro. Y para buscar más equilibrio, Scaloni sacó a Di María, que hizo un partidazo otra vez en una final, y puso a Acuña para hacer sociedad con Tagliafico.

Asustó Francia con una bola cruzada de Griezmann, el único que parecía dar la cara. De sus pies insinuaba nacer la resurrección de Francia. Pero nada le fluía al equipo de Deschamps. Mbappé, que casi no la había tocado en el complemento, se despertó y probó tras una corrida corta. Fue un aviso de lo que vendría.

Deschamps volvió a meter mano en el equipo con el ingreso de Camavinga y Coman por Theo Hernández y Griezmann. Sí, saco a Griezmann que era el mejor de los suyos. Raro. Pero el tiempo le daría la razón. Mac Allister, otro que entró en modo Messi por un rato, armó un jugadón por izquierda, descargó para el Messi verdadero, que encontró a Enzo solo en la medialuna. El remate fue muy centrado. El tercero no llegaba.

Pero no preocupaba. La superioridad era notable. Empezaba a caer el “ole, ole, ole” de la tribuna. Era una fiesta. Pero... Siempre hay un pero.

Se escapó Kolo Muani y Otamendi, que debió cruzar a la derecha, lo bajó. Penal. El único error hasta ese momento terminó en el descuento de Francia. Se hizo cargo Mbappé y le ganó la batalla mental a Dibu, que rozó la pelota con las yemas, pero no la pudo sacar. Faltaban diez minutos.

Empezó otro partido. Un partido que no duró nada. Porque Mbappé, diabólico, tenía otros planes. Messi perdió una pelota en el medio. Rabiot buscó al fenómeno de PSG, el que no es Messi, que se la bajó a Thuram, que se la devolvió a un toque. Volea y gol para volver a ser el goleador del mundial. Dos minutos fatales. De no creer. El fútbol no sabe de justicia. Pero sí de drama. Otro partido en serio.

Argentina intentaba salir. Y Francia estaba en estado de gracia. Lo tuvo Thuram tras un centro de Mbappé, ya totalmente activo. No llegó por nada. Enzo frenó justo el pie cuando volvía a molestar Thuram. Se paralizó el estadio. Pero el polaco Marciniak, que manejó bien el partido, marcó tiro libre para la Argentina y amonestó al punta. Alivio. Los corazones se detuvieron otra vez con un desborde de Coman que encontró a Camavinga. Apareció Dibu. Con suspenso, pero apareció. Se completaban los ocho minutos de descuento. Francia seguía con la mira calibrada. Cada ataque era peligro de gol. Sin embargo, el que tuvo la del final fue Messi con un zurdazo desde afuera del área. La de siempre. La que no suele fallar. Lloris apareció en todo su esplendor para despejar al córner. Al alargue.

El mini descanso le dio algo de paz a la Selección. Entró Montiel por Molina, que había padecido a Thuram. El partido se puso en un freezer. Hasta que Messi armó un jugadón con Enzo y Argentina tuvo una doble chance. Lautaro, que había entrado por Julián, no pudo con Upamecano. Montiel tomó el rebote y le pegó de volea y Upamecano la sacó al córner. Enseguida, tuvo otra Lautaro, que quedó solo con Lloris y definió mal. Era offside. Terminó mejor la Selección el primer suplementario.

Y también arrancó mejor el segundo. Messi probó con una volea que volvió a encontrar las manos de Lloris. Y llegó el premio. Un despeje de la defensa encontró a Lautaro, que se la bajó a Messi. Leo manejó y descargó para el Toro, que estaba habilitado por un glúteo, y fusiló a Lloris. El arquero dio rebote y la pelota le cayó a Messi, que la tocó para que Lusail volviera a estallar. El séptimo del Mundial. Otra vez cerca de la copa.

Pero faltaba mucho, aunque no faltaba nada. El partido era puro nervios. Parecía que Argentina se lo llevaba. Pero otro penal, por una mano de Montiel tras un remate de Mbappé, le sirvió otra vez el empate a Francia a cuatro del final. Y Kylian volvió a acertar. Tres goles en una final. Un animal.

¿Penales? No. Había más en esta maravillosa final. Dibu Martínez le tapó la pelota de la tarde a Kolo Muani en una atajada de antología. ¿Penales? No, Lautaro cabeceó solo después de un desborde de Montiel y le erró al arco. Una pena.

Ahora sí. Penales. Más drama dentro del drama. Pero los penales son la especialidad de Dibu. Atajó uno, el de Coman, y amedrentó a Tchouameni, que la tiró afuera. La Scaloneta no falló. Messi, Dybala, Paredes, Montiel.

“Vamos Argentina, la concha de su madre. Somos campeones del mundo”, bramó Messi con el micrófono abierto para toda la cancha. Tuvo que llegar hasta Medio Oriente para confirmar que es el rey del mundo. Tras no dejar récord en pie, el capitán cumplió su gran meta. Y se dio el gusto de levantar la Copa que todos quieren levantar. Ya es leyenda.

domingo, 18 de diciembre de 2022

Croacia 2 - Marruecos 1 - Tercer Puesto - Mundial Qatar 2022

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DERROTÓ 2 A 1 A MARRUECOS EN EL ESTADIO KHALIFA
Croacia hizo historia de nuevo y se subió al podio con justicia
Quedó entre los tres mejores por tercera vez en los últimos siete Mundiales y cierra un ciclo histórico.
El partido que nadie quiere jugar. El encuentro de la desilusión. La final del desconsuelo. Son varias las formas que la jerga futbolera creó para hacer referencia al duelo por el tercer puesto de un Mundial. ¿Jugar por nada? No, qué va. Fue un partidazo nomás.

Entregando lo último que tenían sus hombres después de la goleada sufrida ante Argentina en una de las semifinales, Croacia batió 2 a 1 al valeroso Marruecos y se subió al podio por tercera vez en sus seis participaciones desde su independencia de la extinta Yugoslavia. Había sido tercero en Francia 1998 y subcampeón en Rusia 2018. Claro que esta vez quedó el sabor amargo de saber que puede haber sido la última función mundialista de Luka Modrić con la casaca croata.

“En el futuro vamos a ver qué pasa. Por lo menos quiero seguir hasta la Liga de Naciones”, confirmó el capitán croata cuando le preguntaron sobre su continuidad. “Ganar dos medallas en dos Mundiales es algo muy importante y muy grande para Croacia. Ya no se puede hablar de Croacia como un equipo que hace algo cada 20 años”, dejó bien en claro.

Se conocían bien estos dos conjuntos, que ya se habían enfrentado el 23 de noviembre en el Estadio Al Bait por la primera fecha del Grupo F (empataron 0 a 0). Nadie imaginaba que 24 días más tarde volverían a encontrarse para dirimir al ocupante del último escalón del podio.

Había sido cerradísimo aquel cruce por la primera ronda, en el que se habían respetado por demás, se habían enfocado casi exclusivamente en proteger su arco y poco habían mirado el del rival. Esta vez, después de haber recorrido una montaña rusa de emociones en un Mundial espectacular, con la maquinaria desgastada e incluso con bajas producto de lesiones, los dos jugaron sin ataduras y ofrecieron un espectáculo entretenido.

Cada uno lo hizo con su libreto: los europeos, con su prolijo y paciente manejo del balón a la espera de encontrar huecos en la defensa rival; los africanos, más vertiginosos, con el tándem Hakimi-Ziyech por la derecha y, en menor medida, con el ida y vuelta de Attiat-Allah y El Khannouss por la izquierda.

Pegó primero Croacia, con una preciosa palomita de Gvardiol (uno de los mejores defensores del torneo) desde el punto penal, pero enseguida empardó Marruecos, también con un cabezazo de Dari, luego de que los responsables de la marca durmieran y el arquero Livaković quedara atornillado en el área chica.

En este duelo abierto, sin tantas precauciones y con bastantes inseguridades en las zagas, los balcánicos siempre se mostraron más peligrosos. Antes del descanso, Orsić, que no había aportado demasiado durante el primer tiempo, ajustó con la precisión de un cardiocirujano un derechazo que se clavó contra el palo izquierdo de Bounou.

Motivados por una multitud que nunca dejó de alentar en el Estadio Internacional Khalifa, los Leones del Atlas, que con el cuarto puesto completaron la mejor actuación propia, de un seleccionado africano y de un combinado árabe en una Copa del Mundo, nunca renunciaron a la búsqueda del empate, pero sus futbolistas no tuvieron la lucidez para transformar en gol el deambular constante por el área adversaria.

El enojo de los marroquíes con el árbitro qatarí Al-Jassim tras el pitazo final y los abrazos de los croatas demostraron que era mucho más que casi nada lo que estaba en juego.

Muchos de esos abrazos de los balcánicos fueron para Modrić, quien a los 37 años cerró un brillante torneo y dejó en evidencia su vigencia. El mediocampista debutó en un amistoso contra Argentina en marzo de 2006 y disputó 162 partidos con su seleccionado. Un auténtico crack.

Mientras que el entrenador marroquí Walid Regragui fue clarísimo tras la derrota de la Selección sorpresa de Qatar 202: “Estamos decepcionados, pero mañana nos daremos cuenta de lo que hemos hecho. Francia y Croacia están muy poco por encima de nosotros. En quince años un equipo africano ganará el Mundial”.

viernes, 16 de diciembre de 2022

Francia 2 - Marruecos 0 - Semifinal - Mundial Qatar 2022

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EL CAMPEÓN DEL MUNDO GANÓ CON JUSTICIA UN PARTIDO DE TONO MENOR
La contundencia de Francia fue demasiado para Marruecos
Desde el arranque se puso en ventaja. Luego controló el juego y contraatacó. También pasó algún susto.
No hubo sorpresas en la gran tienda beduina del Al Bayt. Francia ganó sin problemas aún sin dominar -porque así lo quiso- la tenencia de la pelota. Fue 2-0 ante Marruecos, la revelación de este Mundial que levantaba la bandera del sueño africano después de eliminar a España y a Portugal. Pero no hubo tercer batacazo en la cálida noche del miércoles.

Los dirigidos por Didier Deschamps mostraron su oportunismo y, sin brillar y hasta pasando algunos sofocones, estarán por segunda edición consecutiva en la final, donde espera la Argentina de Lionel Messi y compañía, el domingo. Los africanos disputarán un día antes el partido por el tercer puesto con Croacia.

No vapulea. No arrasa. Pero gana. Es efectivo y no necesita de la posesión para controlar a sus rivales. Y si no convierte Kylian Mbappé, aparecen otros para concretar en esta Francia de juego mesurado, aunque contundente.

Cambió de esquema Walid Regragui, el entrenador marroquí. Dispuso jugarle a Francia con cinco atrás, cuatro volantes y Youssef En-Nesyri como único punta bien definido. Buscó contener al actual campeón del mundo abarcando todo el ancho del terreno. Pero el resultado no fue el esperado.

Francia tardó apenas 4 minutos en convertir. Todo nació de un rompimiento de Antoine Griezmann, que dejó en el suelo a Jawad El Yamiq tras un pase filtrado de Raphael Varane. La bola fue para Mbappé, quien remató y el rebote en Achraf Dari le quedó a la subida de Theo Hernández que levantó su pierna izquierda para rematar de arriba hacia abajo al gol.

Esa defensa de cinco africana nunca se sintió cómoda. Romain Saiss quedó pagando luego de un envío largo y el tiro de zurda de Olivier Giroud reventó el palo derecho de Bono. No había tiempo que perder para Marruecos. Su DT aprovechó que Saiss, que jugó al límite en lo físico, no aguantó más y a los 20 minutos metió a un volante, Selim Amallah, para volver al 4-1-4-1 que lo había impulsado hasta esta instancia histórica.

Marruecos modificó su postura y se animó a robarles la pelota a los franceses. Tanto es así que tuvo mayor posesión en la primera parte. Y también llegó al arco de Hugo Lloris con mucho peligro. Azz-Eddine Ounahi, de elegantes movimientos, apuntó y disparó desde afuera para hacer esforzarse al arquero del Tottenham.

Tuvo trabajo Lloris. La defensa de los azules no entregó grandes garantías. Cada avance rojo terminaba en una llegada o un tiro de esquina. Hakim Ziyech no supo capitalizar un buen contragolpe comandado con un lindo control orientado de Sofiane Boufal. Y luego de un córner, una chilena de El Yamiq pegó en el poste ante el roce en los dedos de Lloris.

A esa altura, los de Deschamps había optado por ceder el balón y contragolpear. Giroud se perdió otro gol increíble en una de esas réplicas. El delantero le dio de zurda con el arco casi vacío y la tiró afuera. La aparición de Griezmann, que arrancaba como volante interno diestro, por el espacio libre entre Dembelé y Giroud fue un problema constante para la última línea de Marruecos, con cinco o con cuatro hombres.

Pero Griezmann, además manejó los tiempos de su equipo. El del Atlético de Madrid aparecía por todos lados, hasta dio una mano para cerrar una pelota que quemaba en el fondo. El cerebro francés que daba indicaciones a todos y ordenaba desde adentro.

El conjunto del Norte de África tuvo su momento candente. Es un gran equipo que hace casi todo bien. Pero carece de algo imprescindible: poder de fuego dentro del área. Empujado por una marea roja que tiñó los cuatro costados de un estadio repleto con más de 68 mil personas, Marruecos presentó batalla, aunque no fue suficiente. Abderazak Hamdallah falló demasiado adentro del área. Y si se la perdona a esta Francia...

Deschamps pobló el medio con cinco volantes y dejó a Mbappé de nueve. Kylian, que recibió un par de patadas duras, fue clave en el segundo al juntar a cuatro rivales. Ensayó un tiro al arco que se desvió y la pelota le quedó servida al ingresado Randal Kolo Muani para que la empujara y sentenciara el triunfo.

Con dos estrellas en su escudo, la última conseguida en Rusia 2018, los galos van por la tercera. Sí, igual que la Argentina.

miércoles, 14 de diciembre de 2022

Argentina 3 - Croacia 0 - Semifinal - Mundial Qatar 2022

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UN RENDIMIENTO COLECTIVO PARA EL RECUERDO
Argentina jugó su mejor partido en el momento justo, con inteligencia y eficacia
La Selección supo tener paciencia y aguantar el pasaje en el que Croacia intentó dominar. Cuando el juego apareció, fue imparable. El domingo, la final soñada.
Además de tener a Lionel Messi, Argentina tuvo a Kylian Mbappé, disfrazado de Julián Álvarez. Y así resolvió un partido que pintaba para largo, con dos manos de nocaut en el primer tiempo y una genialidad en el segundo. Así alfombró el camino hacia la final del domingo en Qatar. Así sueña y tiene motivos para hacerlo. Vaya si los tiene...

Porque terminó aplastando a un rival que llegaba invicto y que en la primera media hora mostró sus credenciales. El equipo del siempre impecable Luka Modrić planteó un partido de posesión más paciencia. A los 15 minutos, el termómetro marcaba que el equipo azul tenía la pelota el 63 por ciento del tiempo, contra el 37 de Argentina.

Control, salida limpia, pases cortos: Modrić para Brozović, Brozović para Gvardiol. Sin apuro por atacar. Y otra vuelta más.

La idea era dormir el partido, pero la Selección demostró tener más paciencia todavía. No me atacás; te espero. Tranquilo. Paradito en el medio con De Paul, Paredes, Enzo Fernández y Mac Allister. Y un poquito me hago el dormido también. Ya vas a ver...

El primer remate al arco en el partido fue de Enzo Fernández, a los 24 minutos. Un ratito antes, el escáner biónico de Messi le había indicado que tenía que correrse unos metros hacia la derecha. Un movimiento imperceptible en ese momento, pero que sería clave apenas un ratito después. Entre los 31 y los 39 minutos, para ser precisos.

Ese espacio vacío que dejó Messi, el callejón del “9”, lo aprovecharon Enzo Fernández con su pelotazo y Julián Álvarez con su velocidad para meter la diagonal de izquierda hacia el centro. Los hasta allí seguros centrales croatas, Lovren y Gvardiol, perdieron la referencia y no vieron aparecer a esa flecha con el número 9 en la espalda.

Julián se fue directo hacia el arquero Livaković, quien lo volteó. Penal y Messi es gol, excepto contra Polonia. Advertido de que el arquero croata se había lucido en las definiciones por penales que le habían tocado en los partidos previos, Leo cambió el registro: nada de sutilezas y cañonazo al ángulo izquierdo.

Primer gol con la pelota Al Hilm (el sueño), que reemplazó a la Al Rhila (el viaje). Todo un mensaje.

Y a Croacia se le quemaron todos los papeles: perdió el guión y la paciencia, tal vez demasiado rápido. Y empezó otro partido, que Argentina estaba decidida a aprovechar.

Los de azul quedaron desacomodados y Julián puso quinta a fondo, no lo pudieron parar y, favorecido por los rebotes de los defensores que llegaron tarde, convirtió el 2-0 de arremetida. Todo en poco más de cinco minutos.

Fue un nocaut. El subcampeón del mundo perdió su calma y su plan de juego, desbordado por un rival que con espacio amenazaba con golearlo. Y así pasó, gracias a una apilada descomunal de Messi por la derecha, que terminó con el “10” sirviendo el 3-0 a Julián Álvarez.

Una asistencia como para cerrar el estadio y para confirmar que pase lo que pase en la final, ya es el Mundial de Messi. Su mejor Mundial, el quinto en su haber, rompiendo todas las marcas que tenía por delante y liderando como nunca antes a la Selección. Y más allá de cualquier comparación.

Messi guió con su magia a una Selección que se recibió de equipo mundialista. Jugó su mejor partido en el momento preciso. Como dice Lionel Scaloni, defiende cuando hay que defender y entiende los momentos de cada partido. Éste, la semifinal contra una Croacia que le duró media hora, fue jugado con inteligencia y eficacia.

Con un Lionel Messi celestial y un Julián Álvarez tan implacable como Mbappé, su colega francés, quien hoy buscará ser el rival del domingo. Demasiado para Croacia y para cualquier equipo, al menos en la noche del martes en Lusail.

El viaje continúa y el sueño crece...

martes, 13 de diciembre de 2022

Formaciones - Argentina vs. Croacia - Semifinal - Mundial Qatar 2022

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domingo, 11 de diciembre de 2022

Fichas Puntajes - Sábado 10/12 - Cuartos de Final - Mundial Qatar 2022

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Ficha Puntajes - Marruecos 1 - Portugal 0 - Cuartos de Final - Mundial Qatar 2022
Ficha Puntajes - Inglaterra 1 - Francia 2 - Cuartos de Final - Mundial Qatar 2022


SEMIFINALES - MUNDIAL QATAR 2022
Francia vs. Marruecos

sábado, 10 de diciembre de 2022

Resultados - Fecha 5 - Prode Mundial de Planeta Gran DT

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Finalizó la Fecha 5 del Prode y ya tenemos el quinto ganador.



Ganador - Fecha 5 - Prode Mundial de Planeta Gran DT:
1º Juan Carlos Rosconi. Premio: $5.000.




Conocé todos los premios del Prode haciendo clic acá.

Países Bajos 2 (3) - Argentina 2 (4) - Cuartos de Final - Mundial Qatar 2022

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FUERON LOS 120 MINUTOS MÁS DRAMÁTICOS DEL MUNDIAL
Argentina ganó en los penales un partido que mereció definir antes
Ganaba 2-0. Sufrió el 2-2 en el minuto 10 de descuento y estuvo cerca en el alargue. Pero definió en los 12 pasos.
Los jugadores siguen festejando. La gente sigue festejando. Y no es para menos. La Selección Argentina ya está entre los cuatro mejores del planeta. Hizo todo para avanzar a las semifinales. Y lo consiguió. Pero tuvo que sufrir demasiado. Las distracciones en los últimos diez minutos de los 90 y en los diez minutos de tiempo agregado que dio el árbitro español Antonio Mateu Lahoz, de floja actuación, fueron un castigo demasiado grande para un equipo que siempre buscó ante un rival que le sacó jugó al desierto de Qatar.

Ganaba Argentina 2-0, otra vez de la mano de un Messi magistral. Pero Países Bajos no se rindió, se acercó con un gol que se encontró de regalo y tuvo su premio excesivo con una jugada de laboratorio en el último minuto. La Scaloneta, valiente, lo buscó en el alargue. Lo debió haber ganado ahí de nuevo. Pero tuvo que esperar a la tanda por penales para que un enorme Dibu Martínez, con dos atajadones que serán leyenda, le diera el ticket para llegar a Croacia. Sí, Argentina cruzó otra vez el Rubicón. Y jugará los siete partidos en este Mundial, tan exótico como mágico, de Qatar.

Treinta y dos minutos fue lo que tardaron en patear al arco este ensordecedor Lusail, otra vez con mayoría argentina en las tribunas. Un tímido remate de De Paul, que no vio que podía descargar en Mac Allister, terminó en las manos del gigante Noppert.

Fue un aviso. Pasaron 120 segundos y Messi se disfrazó de rey mago. No importa si es Melchor, Gaspar o Baltazar. Lo que importa es que recibió volcado a la derecha tras un pase de Nahuel Molina, se sacó de encima a De Jong y le dio un paseo a Nathan Aké. Un pasito para acá, otro pasito para allá. Y el grandote del City ya no sabía qué hacer. En realidad, nadie sabía qué iba a hacer. Solo Molina, que picó por su carril, le comió la espalda a Blind y, tras controlar, punteó de derecha ante la salida de Noppert.

Ese gol destrabó el partido. Hasta entonces todo había sido medido. Todo había sido nervios. Había arrancado mejor la Selección Argentina controlando el juego y tratando de avanzar, siempre manteniendo un equipo corto, con los tres centrales bien adelantados para recuperar rápido.

De Paul, sin muestras de las molestias, aunque con un vendaje en el muslo derecho, había tenido la más clara con un remate que se estrelló contra la humanidad de Julián Álvarez. El primer cuarto de hora fue de predominio territorial para los de Scaloni.

Pero en un momento se encendió De Jong y Holanda empezó a adueñarse de la pelota. Le faltó profundizar. Pero pasó a ser el dominador del juego. Así empezó a merodear el área de Dibu Martínez. La más clara fue una combinación entre Memphis y Bergwijn, que el delantero del Ajax culminó con un remate defectuoso.

En ese momento, la hinchada argentina, amplia mayoría en este nido enorme de la Ciudad de la Energía, entendió que hacía falta un poco de aliento. Y empezó a empujar desde afuera. Casualidad o no, la Scaloneta empezó a levantar. Y llegó ese tiro de De Paul. Y la genialidad de Messi para que Molina se convirtiera en un goleador impensado.

Países Bajos intentó reaccionar. Y fue un poco más a fondo. El juego se hizo un poco más trabado. Y llegaron las amarillas. Primero para Timber, enseguida para Acuña -que llegó a las dos amonestaciones- y al toque Cuti Romero que metió la mano donde no debía. El equipo de Van Gaal, no obstante, solo inquietó con centros. Y Dibu, que hasta entonces no había tocado la pelota, brindó seguridad en el juego aéreo.

Van Gaal no quedó nada conforme y en el segundo tiempo sacó a De Roon y Bergwijn, de flojos 45 minutos iniciales, y les dio cuerda a Koopmeiners y Berghuis -que se puso de enlace y corrió a Gakpo como puntero-.

Sin embargo, a pesar de las variantes, Países Bajos seguía inconexo y Argentina usaba mejor la pelota. Sobre todo, cuando aparecía Messi. Otra vez en modo imperial. Tres apariciones en antes de los 15 minutos hicieron estallar el estadio. La primeras dos no terminaron bien -un centro de Acuña sin riesgo y un mal pase de Mac Allister para De Paul que entraba solo-. La tercera, que arrancó dejando sentado en el piso a Blind, fue volteado cuando entraba al área. Tiro libre ideal. Al palo de Noppert. No entró por centímetros.

Van Gaal siguió moviendo el banco. Y fuerte. Sacó a Blind, un lateral, para poner al otro De Jong, Luuk, para que fuera a cabecear todo lo que tiraron. Scaloni también activó los recambios. De Paul, de gran despliegue, le dejó su lugar a Paredes a falta de 25 minutos. Evidentemente, el volante de Atlético de Madrid no estaba entero. Igual hizo un gran partido sin escatimar esfuerzos.

Países Bajos ya había vuelto a tomar el control del partido. Se adelantó unos metros y De Jong, el del Barcelona, empezó a patrullar la cancha con elegancia. Argentina, sin embargo, se agrupó bien. Y no se metió atrás.

La prueba: Acuña recuperó una pelota y encaró hacia el fondo. Amagó el centro, pero enganchó y Dumfries se lo llevó puesto. Sí, penal. Clarísimo. Noppert se lo quiso charlar a Messi. Dibu miraba a la otra tribuna, conciente del momento cumbre que se vivía. Y Leo, esta vez, no falló. Esperó y esperó y con una carrera corta la cruzó contra el palo izquierdo. Dos a cero y veinte minutos por delante.

Holanda entró en modo ataque de nervios. Dibu Martínez ayudó un poco agitando después de descolgar un centro. Escaramuza y reparto de amarillas para Depay y Licha Martínez. Mientras los jugadores se pecheaban, un invasor de metió en la cancha.

Una mole. Lo tuvieron que sacar entre cinco. Los nervios ya eran demasiados para los de naranja. Scaloni, para cuidar, sacó a Acuña y a Romero, los otros dos amonestados. Aire nuevo también para defender cuando se avecinaba n los minutos decisivos.

Países Bajos puso otro delantero más. Entró Weghorst, que había visto la amarilla desde el banco, por Depay, que había sido bien maniatado por la ordenada defensa argentina. Y en la primera que tocó, cabezazo y gol fuera de contexto con siete minutos, sin el descuento, por delante. Película repetida.

Los neerlandeses fueron una tromba sobre el final. Además de Weghorts y De Jong, Van Dijk fue un rato de centrodelantero. Un potente remate de Berghuis se fue apenas desviado.

El estadio parecía una cancha argentina. Los nervios se multiplicaban. Paredes se llevó amarilla por una dura entrada sobre Aké que siguió con un pelotazo contra el banco naranja. Otra escaramuza. Zafó de la roja de milagro el ex Boca. Entró bien el ex Boca.

Diez minutos de descuento dio Lahoz, que dejó jugar y pegar por partes iguales. Una falta sobre Gakpo en la medialuna, se transformó en un tiro libre peligrosísimo. El remate de Berghuis se estrelló en la barrera. Alivio.

A esa altura hasta Messi y Lautaro Martínez, que había entrado por Julián, estaban parados cerca del área propia y la reventaban para arriba.

Argentina ya no jugaba. Había perdido las formas. Aguantaba. Los segundos duraban minutos. Los minutos eran años. Dibu Martínez hacía tiempo como podía, atento a que Mateu Lahoz no le sacara una amarilla.

Un foul a Paredes, a falta de dos minutos, fue festejado como un gol. Países Bajos apostaba a sus altos. Y Pezzella, en la desesperada, cometió otro foul tonto cerca de la medialuna. Quedaba nada. Messi se llevó una amarilla por protestar. Y Van Gaal, que sabe por diablo y por viejo, sacó a relucir el laboratorio. Koopmeiners no le pegó fuerte, sino que tocó para Weghorst, que controló en el punto penal y ante la marca de un Enzo Fernández que no lo pudo bloquear, el punta del Besiktas tocó suave al gol. Increíble. Al alargue. Fue un mazazo inmerecido.

Lejos de desanimarse, tras una enfática charla técnica de Scaloni, la Selección salió mejor plantada en el arranque del tiempo suplementario. Parecía arrimarse a Noppert después de mucho tiempo, pero Messi no pudo controlar bien y la pelota terminó del otro lado en un nuevo tiro libre de riesgo. Por suerte, Otamendi, como toda la noche, volvió a sacar de cabeza.

La sensación en el estadio que era una montaña rusa de emociones contrapuestas es que cualquier cosa podía pasar. Los minutos corrían más rápido. Messi lucía cansado. El juego ya no fluía. Un centro le queda corto. Otro se le va largo. Y otro más se le va largo, pero apenas cuando Otamendi entraba solo. Fue lo más peligroso del primer tiempo suplementario.

En el segundo período del alargue, Scaloni, que tenía dos cambios todavía, metió a Montiel por Molina. Un córner tempranero generó algo de ilusión. Pero Noppert sacó a relucir sus dos metros tres para traer calma a los naranjas.

Y empezó a buscar y buscar la Scaloneta. Messi buscó hacer la de siempre a la salida de un tiro libre. No le salió. La bola, otra vez, se fue lejos. Para los últimos diez entró Angelito Di María en el último tramo y salió Licha Martínez, que arrancó de mayor a menor.

Di María funcionó como revulsivo. Y Enzo Fernández también se encendió, parecía fresco como si recién empezaran. Como si hubiera revivido de golpe. Un desborde con centro atrás encontró a Lautaro que fue bloqueado por Van Dijk. Era gol. ERa el el gol del triunfo. Dio en el pecho del defensor de Liverpool (Otamendi pidió una mano que no existió) y se fue al córner.

Enseguida, Enzo probó desde afuera, la bola se desvió y pasó besando el travesaño. Y hubo más: córner de Fideo y cabezazo de Pezzella adelantándose y atacando la pelota para ganarles a los enormes defensores neerlandeses, que se fue apenas desviado.

Estaba mejor Argentina. Lo buscaba Argentina. Ahora eran los Naranjas los que aguantaban, y Lautaro casi encuentra lo que buscó todo el Mundial con una media vuelta. Y Messi fue bloqueado justo. Y Di María casi lo mete olímpico. Y Enzo reventó un palo. Increíble. Otra vez.

Y llegaron los penales. Dibu Martínez voló para un lado y para otro en los remates de Virgil y Berghuis. Y dio el aire necesario para que no se notara el fallo de Enzo. La gloria, merecida y esperada, le quedó a Lautaro Martínez. No será Brasil. Espera Croacia. Nos vemos el martes, otra vez en Lusail.

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