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miércoles, 12 de julio de 2017

Oriente Petrolero (Bolivia) 2 - Atlético Tucumán 3 - Copa Sudamericana 2017

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NOCHE DE FÚTBOL EN SANTA CRUZ DE LA CIERRA
Golpe de Atlético, en la noche de las despedidas
Ganó 3-2 en Bolivia con un gol de Bianchi, que se irá a Newell's, y uno de Zampedri, que jugará en Central.
Se sabía de antemano: Fernando Zampedri dejará de vestirse de celeste y blanco, ya que continuará su carrera en Rosario Central. Sin embargo, en su último partido como jugador de Atlético Tucumán, el delantero volvió a ser figura en el Decano, para que la despedida no tuviera un sabor tan amargo. Es que con un Zampedri en un altísimo nivel, el equipo de Ricardo Zielinski se trajo de Bolivia una victoria por 3-2 que lo deja muy tranquilo de cara al partido de vuelta por los 16avos de final de la Copa Sudamericana, que será el 1° de agosto en Tucumán.

Es una vieja regla si de torneos internacionales se habla: cuando un equipo juega de visitante, hay que aguantar los primeros quince minutos. Sin embargo ayer, en Bolivia, Atlético Tucumán no pudo cumplir con ese mandamiento. Es que no habían pasado 120 segundos y el conjunto argentino ya estaba sacando del medio. El responsable fue Freitas, que aprovechó el mal despeje de Canuto y de volea puso el 1-0. Empezó incómodo el equipo de Zielinski. Pero con el correr de los minutos los tucumanos empezaron a hacer pie.

Y hubo un responsable: Zampedri. El delantero -a base de potencia- tuvo tres chances claras para el empate, pero entre la falta de fortuna, los reflejos del arquero y el travesaño se le negó el gol. En ese primer tiempo se dio una particularidad: sin ser superiores, los tucumanos merecieron el empate, pero también pudieron padecer una desventaja mayor. Es que así como Zampedri pudo igualar, del otro lado Lizio y Diego Suárez tuvieron su oportunidad, pero fallaron.

Lejos de achicarse, en el segundo tiempo Atlético redobló la apuesta: sacó a su lateral derecho (Valdez) y puso un delantero (Melo; hizo su debut). Y las chances se empezaron a apilar. Primero, el ex Nueva Chicago, en soledad, definió afuera. Y, luego, otra vez el travesaño le ahogó el grito a Zampedri. Parecía que la suerte le era esquiva a los argentinos. Pero tras un error de Lizio, el propio Zampedri se sacó el traje de goleador y se puso el de asistidor, para dejar cara a cara con el gol a Luis Rodríguez.

El empate les dio vida a los tucumanos, que fueron por más. Y desde la pegada de Gervasio Núñez (otro debutante), llegó el 2-1: su centro encontró la cabeza de Bianchi, otro que ayer se despedía (irá a Newell's). Pero el partido regalaría más emociones. Freitas, otra vez, puso el 2-2. Y cuando el empate parecía sellado, Zampedri, justo Zampedri, le dio la victoria al visitante.

Ni la figura (Zampedri) ni uno de los goleadores (Bianchi) seguirán en Tucumán. Sin embargo, antes de irse, le regalaron una última sonrisa a Atlético. Y casi la clasificación.

Huracán 1 - Libertad (Paraguay) 5 - Copa Sudamericana 2017

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TUVO SU NOCHE NEGRA EN LA SUDAMERICANA
Huracán sufrió una goleada que no es casualidad y tiene sabor a fin de una etapa
Libertad aprovechó cada chance y ganó 5-1. Hubo serios errores dirigenciales que aportaron a esta crisis.
Ese final -con silbidos, con insultos, con rechazos- es una consecuencia que no tiene nada de casualidad. Es la bronca y el desencanto de todos los hinchas que desafiaron al frío, bajo el cielo del Ducó. Es también un dolor. Huracán acaba de perder 5-1 frente a Libertad de Paraguay, por la segunda fase de la Copa Sudamericana y el final del partido se parece también al final de un ciclo, al cierre de un tiempo en el que Huracán se animaba a protagonizar en el ámbito internacional (esta es su cuarta participación en el continente en los últimos tres años) y hasta abrazar la gloria de dos títulos (la Copa Argentina, en 2014; y la Supercopa, en 2015). Ya no quedan ni las cenizas de esa suerte de espasmódico paraíso.

Los errores sucesivos en los últimos mercados de pases derivaron en el papelón de anoche. La conducción del club -con Alejandro Nadur a la cabeza- se equivocó en casi todo desde junio del año pasado. Se fue Ramón Wanchope Ábila -garantía de un gol cada dos partidos- y comenzaron los desaciertos. Uno tras otro. Primero, a Eduardo Domínguez le prometieron un centrodelantero de jerarquía que nunca llegó. El técnico, en consecuencia, decidió irse. Los refuerzos nunca rindieron a la altura de sus reemplazados. El paso siguiente fue contratar a Ricardo Caruso Lombardi.

Un fracaso en los números y en el campo de juego: 5 puntos sobre 24. Luego llegó Juan Azconzábal. Se hizo cargo de la dificultad. Heredó problemas. Salvó al equipo del descenso en la última fecha. Lo echaron a los pocos días. Justo antes de esta cita frente al campeón de Paraguay -equipo bravo, convencido- se tuvo que hacer cargo el que siempre se hace cargo en la emergencia, Néstor Apuzzo. Siete interinatos, dos títulos, un ascenso a ritmo de vértigo. Pero esta vez no hubo milagro...

Óscar Tacuara Cardozo sigue siendo un delantero de jerarquía a los 34 años. Es aquel que pudo haber cambiado la historia del Mundial 2010: en los cuartos de final, frente a España, desperdició un penal que podría haber significado la clasificación para el Paraguay de Gerardo Martino. Ahora, lo contrató Libertad. Es su Wanchope. Todo lo que toca lo transforma en peligro. Lo demostró ayer ante un par de centrales de Huracán que no estuvieron a su altura (no sólo por esos 193 centímetros del ex atacante de Newell's): el capitán Martín Nervo jugó su peor partido en el club; Juan Vivas tuvo un debut traumático, tras destacarse en la Reserva. Tacuara hizo los dos primeros goles (el primero, un cabezazo; el segundo, una maniobra de nueve astuto), los que marcaron el rumbo del partido.

Santiago Salcedo -otro conocido del fútbol argentino- aportó otros dos tantos. Uno, tras una pifia inadmisible de Nervo. El otro, de penal. SaSa -como le dicen- tranquilamente podría haber estado en la lista de posibles reemplazantes de Ábila. No estuvo. Llegaron apuestas que fallaron. Sirve un dato: por torneos locales, en la última campaña, ningún futbolista marcó más de tres goles.

El desarrollo no fue más que la demostración de los errores en las decisiones: la goleada se construyó, sobre todo, en las áreas. Allí donde Huracán no para de extrañar a Wanchope. Allí donde no atajará más Marcos Díaz, ese arquero que marcó esta época con su rol decisivo (45% de vallas invictas, especialista implacable en penales y figura con arco en cero en cada final).

Ahora, ya no hay margen de error. Lo comprobó el nuevo técnico, Gustavo Alfaro, desde uno de los palcos de la platea Alcorta. Se hará cargo de un equipo que comenzará la temporada 17/18 en zona de descenso. Al frente de un plantel desmembrado, roto, golpeado. Deben llegar refuerzos que le den impulso. Lo saben en la sede de la avenida Caseros: nada de lo bueno que esta conducción hizo en lo institucional y en lo económico será valorado si el descenso golpea de nuevo en la puerta. Y en el alma.

domingo, 9 de julio de 2017

Argentinos Juniors regresó a Primera División

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LE GANÓ A GIMNASIA (J) CUANDO FALTABAN TRES MINUTOS Y FESTEJÓ A LO GRANDE
Argentinos sufrió hasta el final, pero gritó bien fuerte su vuelta a Primera
Gabriel Heinze generó una revolución y enamoró a todos. El equipo coronó una campaña que le permite celebrar la vuelta a la máxima categoría. Hoy o el miércoles puede ser campeón.
Argentina es un país en donde la justicia es un sueño eternamente postergado y por eso se festeja cuando se produce un acto justo, como si fuese una excepción a la regla. Ayer, Argentinos Juniors le ganó 1-0 a Gimnasia y Esgrima de Jujuy y regresó a Primera División, la categoría que mejor acompaña a sus 112 años de gloriosa historia. Y bastante más: el estadio que lleva el nombre de Diego Armando Maradona merece mezclarse en los sitios de elite.

El reloj marca las 14.45. En el cruce de Gavilán y la avenida Álvarez Jonte reina la calma: no parece estar próximo un ascenso a Primera. No hay anlo siedad. La gente camina tranquila hacia el estadio Maradona, entre charlas y tibias risas. Nadie pregunta por el resultado de Guillermo Brown de Puerto Madryn con All Boys, ni tampoco se agolpan para mirar los últimos minutos del partido en un televisor encendido a todo volumen un almacén. De ese juego depende el posible ascenso del Bicho. “Si no es hoy será la semana que viene, pero este equipo tiene destino de Primera. Da mismo cuándo se logre el objetivo”, comenta un hincha. En el ambiente hay sensación de deber cumplido.

Ahora son las 17.45 y las banderas flamean en las mismas calles. Son cerca de mil; todos cantan y se abrazan. Argentinos vuelve a ser de Primera y el orgullo se hace gigante. “Parece mentira que un simple deporte regale una alegría tan grande”, dice Antonio casi a los gritos, buscando llamar la atención de alguna de las cámaras de TV. Antonio sostiene de la mano a su nieto y avisa que su hijo anda por ahí. Eso también es Argentinos: familia y unión.

El más ovacionado de la tarde de gloria es Gabriel Heinze, ese entrenador hermético y trabajador. “Me quiero casar con vos”, le dice un hincha y le regala un beso sonoro en la mejilla. El Gringo generó una revolución en el equipo de la Paternal y enamoró a todos. No solo por cumplir con el objetivo, sino también -o especialmente- por el modo de jugar. Argentinos recuperó la ambición que lo hizo grande en el mundo: salió a atacar en cada una de las canchas que jugó. A veces lo hizo bien y otras no, pero eso no importó. La idea por delante de todos y los jugadores comprometidos para perseguirla.

Se dice de Argentinos, entre muchas otras cosas, que es el Semillero del Mundo. Las paredes de su estadio no dejan mentir: aparecen caras y caras de enormes futbolistas surgidos en el club. Ahora es el turno de Esteban Rolón, ese volante central distinguido que provoca aplausos múltiples. Existe una relación directa entre Argentinos y los 5. Se recuerda: Juan Román Riquelme salió de La Paternal y jugaba de 5. Hay historias similares: Checho Batista, Fernando Redondo, Lobo Ledesma, Esteban Cambiasso, Pipa Gancedo, Diego Markic y Pederzoli. Rolón tal vez sea el mejor jugador del equipo y también del torneo. Y está bien que así sea. Porque juega bien y lindo. Raspa cuando tiene que raspar y nunca pierde la elegancia. Hace pases con las dos piernas con la misma justeza, tiene panorama, buen físico, despliegue y se anima a pisar el área. No en vano llamó la atención de los grandes.

A Argentinos le costó el partido de ayer. La presión suele jugar malas pasadas. Pero ni Heinze ni los hinchas se desesperaron en ningún momento y el equipo intentó hasta que lo logró. La fórmula fue casi siempre la misma. No sería acertado decir que Argentinos jugó bien, pero sí que fue el único equipo que buscó. Manejó el balón con paciencia, aunque no encontró fantasía en los metros finales. Se hizo repetitivo. El rival le agarró la mano y parecía que el empate era inamovible. Hasta que Miguel Ángel Torrén metió el pelotazo de su carrera y le sirvió el gol a Nicolás González, que definió de zurda. Iban 42 minutos del segundo tiempo. En el gol que permitió el ascenso hay también un mensaje: lo hizo uno de los talentosos juveniles del club. González tiene 19 años y debutó con Heinze.

Argentinos volvió al lugar del que nunca debió irse. Con la frente alta y una idea clara. Así, se produjo un acto de justicia. Y por eso se celebra. Hoy (si no gana Chacarita) o el miércoles puede gritar campeón.


Felicitaciones Bicho!!!

viernes, 7 de julio de 2017

Sport Recife (Brasil) 2 - Arsenal 0 - Copa Sudamericana 2017

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POR LA COPA SUDAMERICANA, PERDIÓ 2-0 Y EL 27 TENDRÁ REVANCHA COMO LOCAL
Arsenal no aguantó la embestida de un Sport Recife que fue superior
No hubo equivalencias. Sport Recife fue superior en el juego y venció 2-0 a Arsenal, en el cotejo de ida por los dieciseisavos de la Copa Sudamericana. La revancha será el 27, en Sarandí, y el ganador se medirá ante el clasificado del duelo entre Sol de América y Ponte Preta, que se llevó 1-0 la ida con gol de Emerson Sheik.

El presente de Arsenal indica que está en proceso de recambio, con varias bajas, otros jugadores renovando contrato de apuro y la llegada de refuerzos casi al límite de presentar la lista de buena fe. Jugaron quienes mejor estaban. En este contexto, ineludible para entender en qué condiciones se presentó, conseguir un resultado decoroso fue la premisa. No resultó extraño que en el primer tiempo no tuviera una aproximación al área local. Se abroqueló en su campo, cubrió los espacios y aguantó.

Sport Recife atacó con todo. Así, el arquero Pablo Santillo se erigió en una muralla para contener el cabezazo de Rithely, rechazar con su pie izquierdo el remate de André y despejar sobre la base del palo izquierdo el fortísimo derechazo de Diego Souza.

Las carencias de Arsenal crecieron en el complemento, más allá del intento de Fragapane que cacheteó Magrao. El conjunto local siempre fue más y en su perseverancia tuvo la recompensa. Facturó dos veces André Felipe: en el primero la empujó con un muslo y en el segundo cabeceó el centro del chileno Eugenio Mena, quien el martes volvió de Rusia tras jugar la Copa Confederaciones.

Emelec (Ecuador) 0 - San Lorenzo 1 - Copa Libertadores 2017

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CON UN BONITO TIRO LIBRE, EL MEDIOCAMPISTA HIZO EL GOL DEL TRIUNFO ANTE EMELEC, EN GUAYAQUIL
Belluschi le dibujó a San Lorenzo una sonrisa en la primera noche sin Ortigoza
El equipo de Aguirre, con menos juego por la ida de su ídolo, apeló al orden y rescató una victoria valiosa. La revancha por los octavos de final será el jueves 10 de agosto en el Gasómetro.
Venció 1-0 al Emelec en el partido de ida por los octavos de la Libertadores. San Lorenzo está de pie. Firme, vencedor, feliz. Fue a Guayaquil, jugó con convicción y firmeza y obtuvo una victoria clave: por la ida de los octavos de final de la Libertadores, le ganó 1-0 a Emelec. Y no fue la consecuencia de una casualidad sino el valioso desenlace que supo construir minuto a minuto.

San Lorenzo lo sabía desde bastante antes de viajar a Guayaquil: esta cita frente a Emelec tenía el carácter de esos encuentros que pueden marcar rumbos. No había mucho margen para el tropiezo. Sobre todo luego de quedarse afuera del top 5 en el torneo local, ese espacio de privilegio que garantizaba la clasificación a la Libertadores 2018.

Y San Lorenzo estuvo a la altura de las circunstancias. Desde el primero de los minutos estuvo metido, entero, comprometido con la idea, atento a los detalles, agazapado ante el error ajeno, sin inhibiciones. No se le podían reclamar brillos, claro; pero el equipo de Diego Aguirre ofreció varias virtudes que le permitieron jugar un primer tiempo sin traumas.

Además, por las circunstancias, no era un partido más: se trataba del primer encuentro sin Néstor Ortigoza, símbolo y figura del último lustro en el club. Autor del gol más importante de la historia de San Lorenzo, aquel penal sin olvido frente a Nacional de Asunción, en la final de la Libertadores de 2014, ese remate consagratorio. Ante esa ausencia, San Lorenzo ofreció un doble cinco laburante: con Franco Mussis y Juan Ignacio Mercier, delante de los cuatro defensores. Siempre bien ubicados, siempre intensos para recuperar la pelota.

Pero lo de San Lorenzo no fue sólo orden y prolijidad para defender. También se animó el equipo argentino, sobre todo a partir de la lucidez de Fernando Belluschi. La libreta de apuntes ofreció -al momento del entretiempo- casi las mismas llegadas de cada lado. De hecho, San Lorenzo se podría haber ido al descanso con una ventaja más amplia si Bautista Merlini y/o Nicolás Blandi estaban más precisos. Igual, el 1-0, con ese golazo de Belluschi de tiro libre (derechazo al palo derecho del arquero argentino Esteban Dreer), le resultó satisfactorio.

De todos modos, el equipo local también tuvo sus llegadas. Brayan Angulo tuvo la más clara, pero Marcos Angeleri cruzó justo antes de que naciera el grito del empate bajo el cielo del George Capwell. En esa primera etapa, el único tramo de padecimiento fue ese retazo final en el que -empujado por su gente- Emelec fue con todo. Romario Caicedo tuvo una chance inmejorable. Remató desde posición inmejorable, pero la pelota dio en la mano de Matías Caruzzo. El árbitro Wilson Lamouroux no sancionó el penal.

Ya en el segundo tiempo, Emelec trató de ir con todo lo que tenía, pero se encontró con un San Lorenzo muy astuto para recortarle los espacios, para no dejarlo jugar con comodidad. Además, el equipo de Aguirre exhibió oficio para absorber las presiones del contorno y para lograr que el partido se hiciera lento, a su voluntad y conveniencia. Otro ejemplo de solidez: a los 20, tuvo que salir Angeleri, ingresó Marcos Senesi y no se resintió la línea defensiva visitante, más allá de esa atajada estupenda de Nicolás Navarro, ya sobre la hora tras un cierre fallido de Rojas.

Le faltó una marcha más para aprovechar los espacios que -obligado- Emelec otorgaba en su campo. Pero no hay razones para la queja. Todo lo contrario: San Lorenzo se llevó una victoria para aplaudir un rato largo. Y algo incluso más importante: la logró con una autoridad que permite creer en un horizonte feliz.

The Strongest (Bolivia) 1 - Lanús 1 - Copa Libertadores 2017

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EN LA PAZ, IGUALÓ 1-1 CON THE STRONGEST EN LA IDA DE LOS OCTAVOS DE LA LIBERTADORES
A Lanús le empataron sobre el final, pero igual sacó un aprobado en la altura
El equipo del Sur ganaba con un zurdazo desde lejos de Pasquini, pero Diego Bejarano hizo de taco el gol local.
Estuvo ahí cerquita, al borde de la hazaña de llevarse ese codiciado premio que representa conseguir una victoria en La Paz, con el ingrediente de jugar en los 3.637 metros de altitud. No pudo ser. En uno de los tantísimos envíos al área, cuando se jugaba el primero de los cuatro minutos adicionados por el árbitro, Diego Bejarano redireccionó con el taco derecho la trayectoria de la pelota y, con el infartante suspenso del recorrido por la línea de meta tras el rebote en la base del palo derecho, estableció el 1-1. Al cabo, un consuelo para Lanús por haber logrado un meritorio empate -con la ventaja del gol de visitante- para esperar con pleno optimismo la revancha del 8 de agosto en su estadio.

No era una parada sencilla medir fuerzas en el Hernando Siles. Nunca lo fue para un equipo argentino, ya que el último que pudo festejar en ese estadio fue Atlanta, cuando le ganó por 4-3 a Deportivo Municipal de Perú, el 26 de marzo de 1970, por la fase de grupos de la Recopa Sudamericana de Clubes, que coronó campeón a Mariscal Real Santa Cruz de Bolivia.

La estadística también establece una clara superioridad de The Strongest en este reducto: 14 victorias y, con el de ayer, cuatro empates por 1-1 en las últimas cinco ediciones de la Copa, desde la derrota por 2-1 ante Atlético Mineiro en 2013. Además, en la Libertadores, Boca fue el único conjunto argentino que se retiró victorioso: 3-2, el 14 de febrero de 1965.

El planteo de Lanús fue regular al máximo la exigencia física. La opción viable para atacar fue el pelotazo, aunque pocas veces resultó satisfactorio ante una defensa que le cerró los espacios. The Strongest fue práctico y tuvo un fluido circuito de juego, pero le faltó profundidad y se repitió una y otra vez con envíos al área.

Esteban Andrada respondió con buenos reflejos ante un punteo de Matías Alonso (hermano menor de Iván, el delantero uruguayo de River), quien minutos más tarde probó en otro intento a colocar la pelota al palo izquierdo. Y al promediar la primera etapa, el arquero controló con las manos en alto un envío esquinado de Chumacero que parecía colarse.

Superado en el juego, había que probar desde lejos. Lanús encontró la ventaja en un formidable zurdazo de Nicolás Pasquini, con tiempo y espacio (Maldonado llegó tarde al cruce) para clavar la pelota al ángulo superior derecho de Daniel Vaca.

En el complemento, el equipo de Almirón se refugió atrás. Llegó el centro de Pablo Escobar, el taco de Diego Bejarano y el empate que dejó un sabor amargo. Lo pudo ganar, pero Román Martínez -ya sin resto físico- no pudo conectar esa formidable corrida de Marcelino Moreno en el cierre.

miércoles, 5 de julio de 2017

Guaraní (Paraguay) 0 - River 2 - Copa Libertadores 2017

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EL ARRANQUE DE LOS OCTAVOS DE FINAL
River se hizo fuerte en Paraguay y dejó casi liquidada la serie ante Guaraní
Fue agresivo desde el inicio, soportó la reacción del rival con la firmeza de Pinola y la solidez de Batalla, se adelantó con el gol de Scocco y terminó logrando una luz que lo arrima a cuartos.
River habló en la cancha. Salió a jugar la ida de octavos de final de la Copa con toda esa bronca contenida. Un ardor interno por lo que el plantel considera un ataque certero repleto de “mentiras e “inventos” nacidos tras el escándalo por dóping que salpica al club de Núñez. Y consiguió un triunfo trabajado, justo y esperanzador. Por el gol de Nacho Scocco, por las atajadas de Batalla, por la firmeza de Pinola. Y el sudor del resto. Ganó River 2 a 0 a Guaraní. Y también a todas las habladurías de una “guerra dialéctica” entre dirigentes de ambos clubes que fue una vergüenza.

Los primeros 5 minutos mostraron a un River agresivo, atacando constantemente, arrinconando a Guaraní contra su propio arco. Hubo tres jugadas de riesgo para el arquero paraguayo Alfredo Aguilar, aunque la más peligrosa de todas fue un cabezazo de Lollo que se fue desviado. Le faltó ajustar la mira para definirlo al equipo de Gallardo. Que salió con un dispositivo táctico que utiliza eventualmente. En el medio, Ponzio se ubicó como un líbero, pero delante de la línea de fondo. Más arriba se pararon Pity Martínez, Nacho Fernánldez y Rojas. Y Alario y Scocco se movieron de un lado al otro para intercambiar posiciones y escapar a las férreas marcas de los paraguayos.

Fueron 5 minutos de un River turbulento que anticipaba un dominio exclusivo. Pero eso no sucedió. Porque Novick abrió una brecha por la derecha de Guaraní por donde sufrieron Rojas y Casco, y obligó a Pinola, de gran primer tiempo, a cruces salvadores como si fuese un bombero yendo a apagar incendios. Del otro lado, Moreira también sufrió a su espalda con el 2-1 que le hacían Bogarín y Marín. Y García, movedizo y peligroso, fue siempre una luz roja de alerta para Batalla. Un Batalla que respondió muy bien ante un centro venenoso de Novick. Fue un espejismo lo de Guaraní. A partir de los 15 y hasta el final de la primera etapa el dominio de River fue constante. Un remate de Lollo por arriba, un cabezazo de Scocco, un potente derechazo de Pity desde afuera fueron el anticipo de lo que vendría.

El tiro libre que pidió Nacho Scocco y se desvió en la barrera lo hizo debutar como nuevo goleador millonario. Para poner el 1-0 ante un Aguilar vencido y desconcertado que vio cómo la pelota se metía sobre su palo izquierdo. El corte de luz que duró 12 minutos no hizo mella en los de Gallardo. Y afectó a los locales, que sólo mostraron como argumento garra, pelotazos y algún que otro cabezazo. Antes y después del gol, Batalla salvó el mano a mano con García, en la única vez que se le escapó a Pinola. Y en la última de la primera parte, el cabezazo de García se fue besando el poste derecho.

En el segundo tiempo River lo pudo liquidar rápido. Pero no supo. Porque tuvo las chances pero le faltó precisión en el último pase. Y así las corridas de Alario, de Larrondo (que entró muy bien reemplazando al goleador Scocco), Martínez y Moreira (con sus subidas) no tuvieron correlato con el peligro mayúsculo que debió sufrir el arquero Aguilar. En contrapartida, con más garra que fútbol y llenando el área millonaria de centros, Guaraní tuvo las mejores situaciones que fueron salvadas por Batalla -la figura-, Lollo y Nacho Fernández. En la única de River, una contra nacida por Casco, Moreira se perdió la oportunidad. Pero Larrondo, de cabeza, casi casi que liquidó la serie...

Godoy Cruz 0 - Gremio (Brasil) 1 - Copa Libertadores 2017

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EL EQUIPO BRASILEÑO RESULTÓ SUPERIOR A GODOY CRUZ
Gremio fue el protagonista de la fiesta que armaron los mendocinos
Hubo una diferencia importante de jerarquía. El único gol lo marcó Ramiro a los 43 segundos.
Era, para muchos mendocinos, el partido más importante de la historia. Por el rival, por la competencia y por la instancia. Pero Godoy Cruz tuvo enfrente a un equipo de jerarquía que se llevó un importante triunfo de Mendoza que lo obliga a buscar el milagro en Porto Alegre el 9 de agosto.

Menos de un minuto tardó Gremio en enfriar la pasión de una cancha que, pese a la lluvia, pareció explotar de tanta emoción. Sólo necesitó 43 segundos el equipo brasileño para demostrarles a los casi 20 mil hinchas mendocinos que en el Malvinas Argentinas había un conjunto preparado para pelear por la Copa Libertadores. Ese tiempo fue suficiente para que Pedro Rocha les ganara a todos por la izquierda y lanzara un centro rasante para que Ramiro sólo tuviera que empujar la pelota al gol y vencer a Rey.

Lo que siguieron fueron 30 minutos de una cátedra de buen fútbol brasileño. Con toques, circulación, desmarques y algunos lujos. Pero se conformó con eso el visitante que no buscó profundidad para reflejar en el marcador una superioridad que en el césped resultaba abrumadora. Los jugadores de Godoy Cruz llegaban tarde a cualquier sector. Demoraron demasiado en asimilar el golpe que significó el gol de vestuario que obligó a modificar los planes. La paciencia que había pedido Lucas Bernardi antes del partido nunca apareció y entre los nervios propios y la categoría del rival que ganaba todos los rebotes, la pelota fue monopolizada por Gremio. La desesperación llevó a cometer demasiadas imprecisiones y a ir con una fuerza desmedida a cada cruce. Por eso a los 20 minutos ya tenía tres amonestados el local.

Sin embargo, en ese lapso de dominio absoluto el ganador sólo tuvo una chance clara (un tiro libre de Edilson que rebotó en el travesaño tras el desvío de Rodrigo Rey). Luego bajó la intensidad y dejó respirar a un Godoy Cruz que pudo salir del asedio. Así llegó el desborde de Juan Garro y el puntazo de Javier Correa que obligó a la única atajada importante de Marcelo Grohe en la primera etapa.

Cuando pareció que Godoy Cruz podía reaccionar, apareció en Gremio otra herramienta importante que debe tener todo candidato: la experiencia para hablar con el árbitro, el dominio de los tiempos, la picardía de quedarse un par de segundos más en el suelo. Todo colaboró para incrementar la angustia del que, de todos modos, había utilizado el entretiempo para tranquilizarse y mejorar en la segunda mitad.

Ahí Godoy Cruz al menos logró dividir la tenencia y llegar más seguido al área, sin juego asociado y con centros y pelotazos que devolvieron, casi siempre, los centrales. Y cuando ganaron los jugadores de Godoy Cruz, entre la fortuna y una buena atajada de Grohe al Morro García evitaron un empate que no hubiese reflejado lo que ocurrió en la cancha.

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