Boca 1 - Atlético Tucumán 2 - Copa Argentina 2025
EL XENEIZE PERDIÓ 2 A 1 EN SANTIAGO DEL ESTERO, POR LOS 16AVOS DE FINAL
Boca perdió con Atlético Tucumán, quedó eliminado y dejó pasar una de las llaves para la entrada a la Libertadores
No supo resolver el planteo de los tucumanos, sufrió dos goles en momentos clave y descontó tarde. Para ir a la Copa debe ser campeón del Clausura o lograr la clasificación en la Tabla Anual.
No alcanzó con la presencia de Leandro Paredes. Tampoco con ese vendaval en el epílogo del primer tiempo. Boca tuvo la pelota, pero muy poco volumen de juego. Con la excepción de Miguel Ángel Merentiel, que se enchufó de a ratos y la osadía de Juan Ignacio Barinaga, aún con sus limitaciones, mostró una gran abulia. Y Atlético Tucumán, con apenas 26% de posesión, juego directo y efectividad, se quedó con un triunfo histórico.
Boca pareció despertarse a partir de Merentiel en el desenlace del primer tiempo. El uruguayo de Paysandú generó las situaciones más claras, pero Cavani volvió a fallar abajo del arco. Y tampoco pudo resolver Williams Alarcón en la única jugada en la que el equipo de Russo logró articular cuatro pases seguidos.
Matías Mansilla terminó siendo clave en ese momento. Primero, para tapar un remate de media distancia de Merentiel y recomponerse en el rebote ante la arremetida de Cavani. Después, para tapar otro disparo del capitán xeneize tras una asistencia del otro delantero charrúa. La última jugada del primer tiempo fue un remate de Alarcón por encima del travesaño.
Resultó un revulsivo en el desenlace de esos primeros cuarenta y cinco minutos que le costaron demasiado a Boca. Sobre todo, desde la construcción del juego. Paredes garantizaba una salida prolija, pero si sus compañeros no se muestran, milagros no puede hacer. Además, Atlético Tucumán organizó una red de contención con sus volantes que cerró los caminos.
El Decano plantó una línea de cinco atrás, tres mediocampistas combativos y dos centro atacantes. Quedó algo largo hasta que empezó a asfixiar en la salida. No obstante, tuvo muchos problemas para llegar al arco de Agustín Marchesín. La más clara fue un cambio de frente de Adrián Sánchez que Ignacio Galván controló con dificultad y cuando buscó rematar cruzado con la pierna izquierda, llegó justo Juan Ignacio Barinaga para cruzar con vehemencia.
Boca se mostró lento, con un traslado intrascendente de la pelota hasta que rompió Barinaga con un pelotazo que Cavani hubiera definido con categoría en su época dorada, pero eligió se quedó a mitad de camino entre pincharla por encima de Mansilla o abastecer a un compañero. Terminó en un montón de nada.
Alan Velasco fue el único que buscó desequilibrar con la gambeta, suelto en tres cuartos. Con dos enganches y un tiro de media distancia generó una posibilidad sobre la media hora. La única hasta ese final vertiginoso.
Boca no tuvo sorpresa y mucho tuvo que ver el nivel de sus laterales. Barinaga fue más punzante que Frank Fabra, a quien Russo le dio un plus de confianza por encima de Lautaro Blanco. Sin embargo, el colombiano no terminó una bien. Por la derecha, en cambio, el rosarino tuvo más desborde, pero los centrales tucumanos estuvieron muy firmes.
El partido fue muy flojo con un arbitraje permisivo. Hernán Mastrángelo no amonestó a Leandro Díaz por un codazo en la nuca de Barinaga apenas comenzó el partido y tampoco a Paredes, que le clavó los botines a Mateo Coronel. No había VAR, pero la jugada del campeón del mundo fue muy subida de tono.
En el complemento, Boca tuvo una chance muy clara producto de un centro de Barinaga que se cerró y pegó en el travesaño. Hasta que llegó un tiro de esquina, ejecutó Lautaro Godoy, la bajó Díaz entre Paredes y Marco Pellegrino, y el paraguayo Clever Ferreira la empujó con el arco en soledad.
Russo movió el banco. Entraron Blanco y Aguirre. Se armó el 4-3-3, pero de un lateral de Barinaga, llegó un contragolpe letal que armó Mateo Bajamich, que le cambió la cara al ataque tucumano, se le fue larga a Díaz, pero el propio Bajamich aprovechó el rebote de Marchesín y marcó el segundo.
Lo que siguió fue un desesperado Boca, lanzando centros. Lo perdió Cavani increíblemente. Mansilla tapó un remate esquinado de Paredes. El postergado grito del uruguayo llegó tarde. Entonces, festejó el Decano. Boca está en el abismo. Quedó afuera de otra Copa. Fue otro fracaso de la gestión de Riquelme, que ahora tendrá que apostar sí o sí por el Torneo Clausura o terminará otro año sin vueltas olímpicas desde que se corporizó en el presidente.