San Lorenzo 1 - Junior (Colombia) 0 - Copa Libertadores 2019
EL EQUIPO DE BOEDO NO JUGÓ BIEN PERO GANÓ TRAS 15 PARTIDOS
Aún con dudas, San Lorenzo resucitó y Almirón tomó aire
En Junior fue expulsado Fuentes a los 28 minutos y ni siquiera así el vencedor supo explotar la ventaja.
Y al 142° día, San Lorenzo resucitó. Después de casi cinco meses el conjunto dirigido por Jorge Almirón volvió a la vida y a festejar un triunfo, el primero en el ciclo del entrenador. El 1 a 0 ante Junior en un Nuevo Gasómetro que fue de los nervios a la descarga, rompió con la racha negra de 15 partidos sin ganar y no sólo le devolvió el aire al técnico, quien caminaba por la cornisa; además, evitó la peor seguidilla de su historia que data del Torneo Metropolitano 1976. La victoria, además, lo ubicó segundo en el grupo F de la Copa Libertadores.No pudo tenerlo más a favor San Lorenzo. Porque cuando el equipo colombiano crecía a puro toque en la mitad de la cancha, Gabriel Fuentes le dio un codazo inexplicable a Damián Pérez. El árbitro paraguayo Arnaldo Samaniego le mostró correctamente la tarjeta roja. Antes de los 30 minutos, con más de 60 por delante, el local disponía de superioridad numérica en el terreno. Superioridad que le costó aprovechar. Y la razón es que San Lorenzo no cambiará su lentitud en la mitad de la cancha por arte de magia ni tendrá el cambio de ritmo necesario para romper con la defensa rival. No lo tiene 11 contra 11. Y no hubo diferencia con uno más.
Solamente cuando la pelota visitó la zona derecha para caer en los pies de Juan Camilo Salazar, la expectativa de ver algo distinto aumentó. El joven colombiano, que fue el último refuerzo en llegar y que debutó recién anoche, demostró ganas y despliegue desde el vamos. ¿Por qué tardó tanto en utilizarlo Almirón? No se explica al ver que su ritmo eléctrico fue a contramano del paso cansino del resto de sus compañeros, entre ellos Fernando Belluschi y Román Martínez.
El técnico apostó al doble comando que no se encontró. El 10 siguió en la misma sintonía dispersa de sus últimas presentaciones y no influyó. Encima debió salir en el entretiempo por un fuerte golpe en una rodilla. Y a Martínez se lo vio muy errático.
Ante la falta de claridad en el campo y al ver que el equipo continuaba sin apretar el acelerador en condiciones más que propicias, se escuchó el primer canto de protesta desde la popular: “Nosotros alentamos, ustedes pongan huevos”, se escuchó por unos segundos.
Andrés Rentería se perdió la más clara del primer tiempo delante del arquero Sebastián Viera. Y la paciencia con él se acabó en el entretiempo. El entrenador lo sacó y puso a Nicolás Reniero, que había sido el único que se salvó del incendio en la Bombonera.
Del 4-3-3 al 4-2-4 sin escalas. Por primera vez Almirón dispuso del doble 9 dentro del área: Blandi-Reniero. La impaciencia llegaba en forma de murmullos desde el público. Y si algo le faltaba a la incertidumbre fue un párate de 10 minutos por un corte de luz.
Gobernado más que nunca por los nervios de la urgencia y por el “movete, Boedo, movete” de la hinchada, San Lorenzo sufrió. Monetti alcanzó a desviar un remate de Víctor Cantilo y, de contraataque, Junior lo maltrató. El local tenía más problemas que el grupo electrógeno de la cancha y se le hacía muy complicado generar situaciones. Pero los milagros existieron siempre en la historia de San Lorenzo. Un taco de Reniero (no se entiende por qué no fue titular) asistió a Román Martínez, que se reivindicó de su floja actuación con un enganche y un grito de desahogo que lo escuchó hasta Viggo Mortensen en Hollywood.
El gol liberó al ganador. Jugó más suelto, pudo haber hecho alguno más (Blandi se perdió un mano a mano, Reniero tuvo un par de tiros desde afuera y Fértoli rompió el travesaño) y terminó con otra imagen. Revivió San Lorenzo. Y Almirón.