Athletico Paranaense (Brasil) 1 - River 1 - Copa Libertadores 2020
SOBRE EL FINAL, EL EQUIPO DE GALLARDO EVITÓ LO QUE HUBIERA SIDO UN DURO GOLPE
Cuando parecía que estaba todo perdido, River salvó un punto con un cabezazo
No supo concretar cuando fue superior y después le costó remontar la ventaja que había sacado Paranaense, que no pudo contar con ocho jugadores afectados de coronavirus.
Ese cabezazo de Paulo Díaz sobre la hora fue un desahogo para River. Le permitió rescatar un empate y quedar mejor parado para la revancha de octavos de final. Ese gol también lo salvó del oprobio que le hubiera significado perder con un equipo que llegó disminuido por los ocho jugadores contagiados de coronavirus, entre ellos los titulares Nikao, Santos y Abner.Fue un partido extraño el de River, que tuvo varias caras. De entrada se pareció más al equipo confiable de siempre. Con el correr de los minutos perdió fuerza y se fue desinflando. En el segundo tiempo estuvo perdido y confundido, a tono con varios pasajes de los últimos partidos en el certamen local. Y terminó mostrando ese espíritu combativo que tiene en la Copa Libertadores, en la que para ganarle el rival tiene que doblegarse.
Paranaense lo estaba haciendo bien, a pesar de sus dificultades afuera de la cancha y de sus falencias en el campo de juego. El experimentado Paulo Autuori sorprendió en el segundo tiempo con los ingresos de Walter y de Bissoli. Un movimiento corporal de Walter dejó pagando a Javier Pinola y a Paulo Díaz y un remate rasante y bien esquinado de Bissoli desde afuera del área dejó sin chances a Armani.
Ahí River cayó en un pozo. Y terminó desordenado. Con Carrascal, Julián Álvarez y Lucas Pratto en cancha, terminó yendo a la carga. Pero se topó con Thiago Heleno. El capitán de Paranaense puso el cuerpo para marcar, sacar pelotas de arriba y hasta para salvar goles. También el arquerito Bento, quien debutaba profesionalmente, resistió a puro guantazo. Hasta que el chileno Díaz metió ese cabezazo salvador.
¿Alivio o preocupación por no haber podido ganar un partido que parecía tener ganado? La respuesta quedará para el martes que viene. Lo que River pagó caro en Brasil fue no encontrar el gol cuando dominó el partido.
Gallardo decidió jugar con cuatro volantes. Tres en línea y Nacho más suelto. El zurdo fue moviendo a los delanteros. Más allá de haber sufrido en una jugada en la que Richard quedó cara a cara con Armani luego de un lateral (si terminaba en gol seguramente se hubiera anulado por el VAR porque antes hubo mano de Reinaldo), River arrancó mejor que Paranaense. De hecho, la primera jugada de riesgo de River llegó por un desborde del cordobés y un cabezazo de Borré que terminó en las manos de Bento, el arquero de 21 años que debutó anoche. Suárez también tuvo las suyas pero le faltó decisión en los últimos metros.
En su mejor lapso, River no concretó las situaciones que había creado. Y al no concretar, le dio vida a Paranaense. El equipo brasileño lo puso contra las cuerdas en el segundo tiempo. Y resistió aun con 10 jugadores, tras la expulsión de Reinaldo. Con bravura, Paranaense se aferraba aquel gol de Bissoli y el tiempo corría hasta que apareció el gol del empate de Paulo Díaz cuando no quedaba nada. La derrota hubiese sido un golpe durísimo. Pero el equipo del Muñeco al menos se trajo un empate con goles que lo hace mirar la revancha de otra manera. Tendrá que mejorar en el juego, claro.
