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lunes, 2 de febrero de 2015

Independiente 0 - Racing 2 - Copa Ciudad de Avellaneda 2015

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VENCIÓ CLARAMENTE EN MAR DEL PLATA A INDEPENDIENTE Y CELEBRÓ
Racing, una fiesta en celeste y blanco
El último campeón del fútbol local ganó con amplitud el choque clásico con un juego sólido y la potencia de sus delanteros, Bou y Diego Milito. Ambos hicieron los goles ante un rival que tuvo a cuatro refuerzos en cancha, pero pocas mejoras en su rendimiento colectivo.
Racing sigue de fiesta. No quiere parar la celebración de su reciente campeonato. Anoche, aquí en Mar del Plata, levantó otra copa para brindar una vez más y estirar así ese estado de algarabía que no está dispuesto a abandonar. Se dio otro gusto de los lindos el equipo de Diego Cocca. Esta vez se quedó con el clásico de Avellaneda en el cierre de la temporada veraniega. Fue el broche de oro ante un Independiente sin respuestas.

Entre dos equipos que juegan a jugar, como en la actualidad son Racing e Independiente, el que invariablemente sale ganando es el espectador. Y en ese primer tiempo, tanto la formación que conduce Cocca cuanto que todavía está diseñando Jorge Almirón tuvieron algo en común: le apuntaron al arco de enfrente, más allá de las singularidades tácticas de cada conjunto.

Puestos a generar fútbol de ataque, ahí aparecieron las actuales diferencias entre el actual campeón del fútbol argentino -sólo faltó Centurión respecto de la formación que se coronó frente a Godoy Cruz- y su vecino de barrio, que anoche presentó juntas a cuatro de sus incorporaciones (Papa, Aquino, Martín Rodríguez y Albertengo).

A Racing la pelota le sigue corriendo muy bien a partir de Videla, otra vez en plenitud y caudillo como siempre. Como Gastón Díaz paso y respalda a los de arriba mientras que Acuña no tiene la explosión de Centurión pero es marcadamente prolijo con el balón, la Academia continúa sosteniendo las virtudes en la gestación que Milito y Bou se encargan de concretar en la red.

Mientras tanto, el Rojo volvió a la defensa de cinco integrantes, movió a Mancuello de volantes izquierdo y estrenó a Pisano más cerca del arquero oponente, de segunda punta y como acompañante de Albertengo.

Al encuentro no le faltaron tampoco situaciones de gol. Milito apareció descuidado y eligió mal el último pase, Saja manoteó un tiro libre de Mancuello, Pisano desvió su zurdazo por arriba, Figal hizo un pase horrible a su arquero y Milito no encontró el arco y el Ruso Rodríguez cortó justo una pelota que buscaba a Milito para el 1-0. Hasta que Racing tradujo en el marcador la supremacía que estaba estableciendo en el campo. Por la redituable senda del aprovechamiento total de la pelota quieta, juntando a un lanzador como Acuña, un receptor virtuoso como Bou -la gambeta a Figal fue memorabley un definidor confiable como Milito.

Desde el vértice del resultado, el clásico tuvo una pronta resolución en la etapa complementaria. Los delanteros racinguistas se juntaron en movimiento que pudo ser festejo de Milito pero que concluyó en un inquietante zurdazo cruzado de Bou que se hizo imparable para el Ruso Rodríguez.

Como convencidos de que el asunto estaba resuelto, ambos entrenadores dispararon una sucesión de variantes que afectaron la calidad del espectáculo. Simultáneamente, Coca y Almirón tomaron decisiones para el futuro cercano y probaron individualidades a las que deberán recurrir por diferentes cuestiones como lesiones, suspensiones o rendimiento deficitarios.

Mar del Plata fue testigo de lo que a 400 kilómetros de distancia sucede en Avellaneda. Mientras uno de los vecinos disfruta a un equipo campeón, rodado y aceitado, el de la vereda de enfrente espera que las valiosas individualidades que ha incorporado empiecen a dar dividendos. Lo que nadie discute es que este verano de 2015 sigue pintado de celeste y blanco, igual que terminó el año pasado.

domingo, 1 de febrero de 2015

Boca 5 - River 0 - Copa Luis B. Nofal 2015

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TORNEO DE VERANO, COPA LUIS B. NOFAL 2015
Histórico: Boca le hizo cinco a River
A los 30 minutos ya ganaba 3-0. Con mayoría de suplentes desequilibró a un rival desconocido y descontrolado que terminó con 8 jugadores.
Boca se reconstruyó a sí mismo en un rato breve de un verano que terminó siendo casi perfecto. Lo que parecía el principio de una cornisa o de un papelón (tras ese 4-1 ante Racing) se transformó en una suerte de paraíso: ayer, bajo el cielo de Mendoza, volvió a vencer a River en el Superclásico. Y lo hizo del modo elegido en este tramo de la pretemporada: con mayoría de suplentes. Se agrandó Boca, tras la victoria ante Vélez y la clasificación a la fase de grupos de la Copa Libertadores. Jugó un primer tiempo supersónico y se garantizó una victoria relevante, sobre todo por las circunstancias.

Para River fue un tropiezo a cada paso. Boca lo golpeó y no reaccionó. Boca lo volvió a golpear otras dos veces y siguió sin reaccionar. Dicho de otro modo: este River en nada se pareció al de hace tan poco, estupendo protagonista del 2014, reciente campeón de la Sudamericana. Más allá de ese arranque en el que lo convirtió en protagonista clave a Guillermo Sara, River nunca se encontró a gusto en el desarrollo. Un detalle peor y preocupante: por momentos dejó la impresión de no ofrecer la intensidad que un Superclásico reclama (incluso más allá de su condición de amistoso de verano).

Boca tuvo una virtud devastadora: transformó en gol casi todo lo que generó. Tardó 16 minutos (entre los 14 y los 30 del primer tiempo) en cambiar un partido parejo por una goleada naciente. Primero, Franco Cristaldo aprovechó un resbalón de Maidana para definir de manera implacable. Segundo, pase largo e impecable de Chávez para Palacios y definición del wing derecho, sin dudas y sin pausas. Tercero, devolución de gentilezas: pase en cortada de Palacios y definición de Chávez. Tres a cero.

Para colmo, River mostró una de sus peores caras a partir de los goles recibidos: la de cierta desesperación. Un síntoma: a los 38, Camilo Mayada -en su segundo partido con La Banda- cometió otra infracción de amarilla, sumó la segunda y se fue expulsado. Once contra diez. Principio de un desenlace anunciado.

No quedó conforme Gallardo con ese primer tiempo de golpe tras golpe, por supuesto. Y no dudó. Metió tres cambios en el vestuario, para el segundo tiempo: Pezzella por Maidana, Alvarez Balanta por Vangioni (Funes Mori pasó como lateral izquierdo) y Carlos Sánchez por Mora. Esas variantes y cierta falta de intensidad del equipo sugirió -y sugiere- una situación: la prioridad de River es el partido del viernes, frente a San Lorenzo, por el encuentro de ida de la Recopa Sudamericana.

Hubo otro momento condicionante, ya a los 11 del complemento: se fue expulsado Carlos Sánchez por un exceso verbal. Dos jugadores menos con más de media hora por delante. El peor de los escenarios. Pero había más: a los 28, Teo Gutiérrez también se tuvo que ir por una falta muy fuerte a Gago.

El último tramo del partido quedó desnaturalizado por las sanciones. Faltando nueve minutos, Boca completó el poker de goles con esa aparición de Calleri. Y tres minutos después, el pibe Rodrigo Bentancur marcó el quinto.

Dejó otra impresión el encuentro, más allá de ese segundo tiempo que mucho se pareció a un agregado sin necesidad: Mendoza le sienta bien a Boca. Fueron 25 Superclásicos los sucedidos allí; Boca ganó 13 y River apenas 5. El de ayer, además, tuvo el decorado agradable de una goleada para cerrar de modo inmejorable una pretemporada que había comenzado de modo traumático. Nada menos. Y esos cinco goles que invitan a seguir celebrando. Por varios días. Nada menos...

sábado, 31 de enero de 2015

Boca vs. River - Copa Luis B. Nofal 2015

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TORNEO DE VERANO, COPA LUIS B. NOFAL 2015
BOCA - RIVER
La revancha
Después del triunfo del equipo de Arruabarrena en Mar del Plata, hoy se vuelven a enfrentar en Mendoza y los de Gallardo quieren recuperarse.
Como una metáfora de la rivalidad que los separa, los planteles de Boca y de River llegaron ayer a la tardecita a Mendoza con una hora de diferencia. Podrían haber viajado en el mismo vuelo, pero prefirieron hacerlo cada uno por su lado: River llegó a las 19.10 y Boca, a las 19.35. Hubo euforia en el hotel Esplendor, en el departamento de Maipú, a unos 20 kilómetros del centro de esta ciudad, donde quedaron alojados Rodolfo Arruabarrena y sus dirigidos. Y también hubo mucho calor popular sobre la avenida Belgrano al 1.400, en la puerta del céntrico hotel Diplomatic, el búnker del equipo que conduce Marcelo Gallardo. El Superclásico es un acontecimiento que atrapa, se juegue por los puntos o en el marco de los amistosos de verano. Por eso hay tanta expectativa en la previa y por eso habrá un operativo de seguridad con 1.100 policías. Por eso el Malvinas Argentinas estará colmado cuando, a las 22.10, Diego Abal marque el arranque del segundo duelo del año entre los equipos más convocantes del país. Si hay empate, la definición será por penales.

Con una formación en la que hay muchos suplentes pero también nombres fuertes como los de Daniel Díaz, Fernando Gago, Emmanuel Gigliotti y Andrés Chávez, Boca irá por una alegría similar a la que vivió en Mar del Plata el sábado, cuando con el gol del juvenil Franco Cristaldo le puso fin a la racha de ocho Superclásicos sin triunfos. Y River, que volverá a jugar con sus titulares, buscará la revancha ante su principal adversario a sólo seis días del arranque de sus compromisos oficiales: el viernes recibirá a San Lorenzo en el choque de ida de la Recopa Sudamericana.

El Superclásico estuvo en duda hasta el miércoles a la medianoche. Boca había anunciado que no se iba a presentar si tenía que jugar un repechaje con Independiente del Valle de Ecuador para ingresar a la fase de grupos de la Copa Libertadores. Pero le ganó a Vélez el encuentro de la discordia y no bien finalizó el juego se ahuyentaron los temores y la bronca contenida de los organizadores y sobrevino el alivio para los más de 40 mil hinchas que ya habían comprado sus entradas. Habrá, entonces, un nuevo duelo entre los dos más grandes, con todo lo que eso significa. Y Boca llega con mejor humor, algo más relajado por haber ganado el primer choque entre ellos y por su clasificación a la Libertadores, ese objeto de deseo que comparte con River.

Suelen decirlo los propios futbolistas, se percibe en esos cantos desafiantes que cruza un grupo de hinchas de River recién llegados desde Buenos Aires cuando de pronto se encuentra con otro de Boca en plena plaza Independencia, la principal de aquí: cuando esas camisetas están frente a frente, al rótulo de amistoso se lo devora la pasión, lo erosiona ese particular deseo que tienen ambos de quedarse con la victoria más deseada.

Prueba de ello fue lo que ocurrió en Mar del Plata, donde animaron un Superclásico caliente que terminó con tres expulsados: Andrés Cubas por el lado de Boca; y Leonel Vangioni y Jonatan Maidana por el de River. Vangioni lesionó a Cristian Pavón, quien deberá estar dos meses y medio afuera de las canchas, lo que generó algunos entredichos entre dirigentes de ambos clubes y también algunas repercusiones en los planteles, que -claro- cerraron filas con sus compañeros.

Al igual que en Mar del Plata, Boca no saldrá con su equipo ideal. Pero entre los once estarán el Cata Díaz y Gago como nombres excluyentes. También jugarán Gigliotti y Chávez. Además, presentará el debut de Marco Torsiglieri con la camiseta azul y amarilla, y el estreno en el ciclo de Arruabarrena de dos que regresaron al club: Fabián Monzón y Sebastián Palacios.

A la espera de mejorar la desteñida imagen que mostró cerquita del mar, River tratará de que las montañas de esta ciudad lo conduzcan a una versión parecida a la que el año pasado lo llevó a ser el equipo más elogiado de todos. Gabriel Mercado se recuperó del golpe que recibió de parte de Pablo Pérez en Mar del Plata y será titular. La única duda que tiene Gallardo está en el mediocampo y es entre dos uruguayos: Camilo Mayada (ayer estuvo entre los titulares) y Carlos Sánchez (regresó a Buenos Aires al mediodía desde México y no estuvo en los últimos dos entrenamientos).

Los condimentos de siempre -un contorno sonoro y festivo- están garantizados. Como para empezar, no es poco.

Estudiantes 3 (4) - Gimnasia 3 (3) - Copa Ciudad de La Plata 2015

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EL CLÁSICO FUE VIBRANTE
Estudiantes empató al final y pudo festejar en los penales
El equipo de Pellegrino remontó un 3-2 con un jugador menos por la expulsión de Pereira. Navarro atajó un penal.
En el mejor partido del verano, Gimnasia y Estudiantes regalaron un partidazo que terminó con un empate agónico del Pincha: en el último minuto Diego Vera anticipó a Yair Bonín y le sacó la victoria al Lobo, cuando ya todo era festejo y alegría tripera. Después, en los penales, Estudiantes se impuso por 4-3.

Fue un clásico atípico. Tal vez muchos esperaron que el trámite del partido se parezca a aquellos tres duelos (dos por Copa Sudamericana y uno por el torneo local) que jugaron el semestre pasado en muy pocos días. Nada de eso. No hubo miedos en la noche de Mar del Plata y apareció el fútbol. No fue un choque trabado, luchado, con pocas situaciones, como suelen ser este y casi todos los clásicos, sino todo lo contrario.

La apuesta de Gimnasia fue clave. El elenco dirigido por Pedro Troglio salió a ahogar a Estudiantes: presionó bien arriba -equipo compacto y corto- y fue a disputar la tenencia de la pelota. Y rápido se encontró festejando. Oliver Benítez mandó un pelotazo largo desde la mitad de la cancha y Maximiliano Meza aprovechó la distracción de Schunke y Desábato y marcó el 1 a 0 parcial. Sorprendió el Lobo con ese arranque.

No se replegó Gimnasia con la victoria momentánea; entonces, el partido se hizo emotivo. Porque Estudiantes, herido en el orgullo, fue a buscar el empate con más ganas que juego. Tiene dos delantero el Pincha que son una tentación al pelotazo. Vera y Carrillo las pelean todas y generan de la nada situaciones. Igual, desde las manos de Alvaro Pereira -que ayer debutó- vinieron las más claras. De un lateral, luego de varios rebotes, Diego Vera ensayó una chilena que chocó con el travesaño. De otro lateral de Pereira, Facundo Oreja despejó para el medio del área y Carlos Auzqui definió para el 1-1.

Con la igualdad, llegó el golpe por golpe. Y no se habla de juego brusco: fue un duelo limpio ( la única mancha fue que la barra de Gimnasia expuso banderas de Estudiantes y provocó con cánticos). Ni Estudiantes ni Gimnasia se replegaron: se animaron a atacar. En el final de la primera parte, Schunke le cometió un penal infantil a Barsottini que Licht cambió por gol.

En el segundo tiempo, Meza marcó el tercero después de otro error de los centrales, que quedaron en ridículo tras un gran amague de Vegetti. Parecía partido cerrado. Pero Acosta descontó luego de un gran pase de Damonte. La expulsión de Pereira agrandó la sensación de duelo terminado. Pero Vera tenía la última palabra.


Definición por tiros desde el punto penal: Estudiantes 4 (convirtieron Guido Carrillo, Sebastián Prediger, Matías Aguirregaray e Israel Damonte; Luciano Acosta estrelló su tiro en el travesaño); Gimnasia 3 (anotaron Maximiliano Meza, Nicolás Mazzola y Álvaro Fernández; Hilario Navarro atajó el remate de Lucas Licht; Pablo Vegetti desvió su penal).

viernes, 30 de enero de 2015

Godoy Cruz 0 - San Lorenzo 1 - Copa Amistad Provincia de Mendoza 2015

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EL DEFENSOR QUE LLEGÓ COMO REFUERZO SELLÓ LA VICTORIA POR 1 A 0 ANTE GODOY CRUZ, EN MENDOZA
San Lorenzo disimuló la falta de juego con el grito de Caruzzo
Levantó un trofeo bien amistoso, pero a la idea de atacar más le faltó elaboración y también condimento en el área.
En la tierra del vino, San Lorenzo se llevó una nueva victoria de pretemporada, pero lejos estuvo de emborracharse de fútbol. El apretado calendario argentino no da demasiado tiempo para acomodarse a ningún equipo. Por eso la puesta a punto debe ser más rápida que lo habitual. San Lorenzo puede dar fe de ello: una semana antes de su primer compromiso oficial mostró en Mendoza y con su equipo titular, un rendimiento con bastante por mejorar. Ganó porque Matías Caruzzo, el refuerzo que mejor anduvo, pescó una pelota en el área y de cabeza la mandó al gol. Pero a la idea más audaz en comparación con el semestre anterior, todavía le faltan precisión, profundidad y rodaje.

El nuevo San Lorenzo no funcionó en el primer tiempo. El 4-2-3-1 más ambicioso que reemplazó al 4-1-4-1 no entregó buenas señales. El partido ante Godoy Cruz fue un banco de pruebas antes del primer desafío grande del año, que tendrá a River como exigente contrincante, con la Recopa en juego. Pensando en ese partido del 6 de febrero en el Monumental, Bauza le reintegró la titularidad a Leandro Romagnoli y le puso como laderos a Gonzalo Verón y Pablo Barrientos. Pero igual le faltó fútbol a San Lorenzo. Martín Cauteruccio puede dar fe de ello ya que, aislado y sin movilidad, pasó desapercibido.

La apuesta por el nuevo esquema del entrenador azulgrana tuvo bastantes falencias ante un rival de menor jerarquía. Sin embargo, supo San Lorenzo arreglárselas para complicarlo. Es cierto que Godoy Cruz le cerró todos los caminos, amontonando futbolistas para proteger a su arquero. Cinco defensores muy cerca de cuatro mediocampistas fueron obstáculos que los visitantes no pudieron superar nunca en la primera etapa.

Caruzzo no fue demasiado exigido, pero mostró solidez y categoría como para ser titular. Para el entrenador, es la pareja ideal de Mauro Cetto, pero esté o no el ex Central en cancha, el goleador de anoche comenzó a hacerse un lugar.

Y si bien Godoy Cruz no molestó demasiado a Torrico, con poco le alcanzó para desnudar algunos problemas defensivos de San Lorenzo. Barrientos y Verón no ayudaban a los laterales, que quedaban en desventaja numérica.

Mussis y Blanco, dos refuerzos, no lograron cambiar la cara de San Lorenzo en el complemento. El ex Gimnasia se paró como mediocampista por la derecha y no pudo imponer su dinámica. Mientras que el ex Lanús tuvo poco contacto con la pelota, aunque pudo hilvanar una linda jugada que derivó en el corner por el que festejó Caruzzo en su debut. Es más, también Blanco pateó ese tiro de esquina que también fue peinado por Mas.

Los de Bauza siguen en formación, lejos del ideal que puede pretender su técnico. San Lorenzo no tendrá demasiado tiempo para ponerse a punto: ya se verá las caras el 6 de febrero ante un River que llega algo más afilado. Esa será una prueba de fuego para este equipo que buscará defender su corona en la Libertadores y que tendrá en ese ida y vuelta caliente la posibilidad de sumar otro trofeo internacional. La primera gran meta de 2015.

jueves, 29 de enero de 2015

Boca 1 - Vélez 0 - Desempate Copa Libertadores 2015

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DESEMPATE COPA LIBERTADORES 2015
Boca, en la Copa; Vélez, con las manos vacías
El equipo de Arruabarrena entró en la fase de grupos con el gol que hizo Colazo desde fuera del área en el primer tiempo. Estudiantes, al repechaje.
Dicen que en la última noche en Mar del Plata hay que besar o besar. Eso cuentan los pibes, que después de la previa apuntan las flechas de un Cupido urgente a los boliches de la costa. Y Boca, que de amores continentales sabe y mucho, se fue de La Feliz con el gusto de los que pueden contar hazañas frescas en el viaje de vuelta. Así, ganó la mina deseada ante un Vélez de ocasión. Boca, al cabo, ganó, gustó y besó.

“La intensidad no se negocia”, reza una de las máximas de Arruabarrena. Y ayer, en la noche marplatense, Boca le hizo honor a su DT. Con la misma presión alta con la que salió a jugar ante River en el primer Superclásico de 2015, el conjunto del Vasco buscó comerse a su rival desde el arranque, con un Juan Manuel Martínez que arrancó el partido con toda la energía propia de una larga inactividad (no jugaba desde noviembre del año pasado, cuando fue lesionado por Leonel Vangioni). Boca fue mejor que Vélez, más allá de que no haya podido trasladar esa superioridad en situaciones de peligro.

Es que en la virtud de los dirigidos por Arruabarrena también radica un defecto: en el vértigo de presionar constantemente, se desordena demasiado y es desprolijo, a tal punto que le costó organizar sus ataques y hasta los primeros 30 minutos sólo tuvo una situación de peligro, en la que Sebastián Sosa le contuvo el remate a Jonathan Calleri. Eso sí, cuando Boca encontró la calma que tanto necesitaba, llegó a su objetivo: Nicolás Colazo se sumó al ataque y sacó un zurdazo soñado que se metió en el ángulo izquierdo de Sosa. Boca se acomodó con la ventaja, aunque el Burrito Martínez bajó su nivel. Fue en ese momento cuando aparecieron Carrizo y Calleri, uno por afuera y otro por el centro, para aportarle frescura al ataque.

¿Y Vélez? Más allá de las incorporaciones de Pellerano, Somoza y Pavone, se notó que le falta jerarquía y solidez al conjunto de Miguel Angel Russo, que contó con varios pibes, sin tanto rodaje. En este sentido, los de Liniers extrañaron -y mucho- a Lucas Pratto, recientemente transferido a Atlético Mineiro de Brasil. Es que para Vélez, el Oso no era sólo goles, sino también una idea de juego y una cuota de talento capaz de resolver un partido en una jugada. El dato ayuda a entender todo esto: en la primera etapa, Vélez apenas tuvo una chance clara de riesgo a su favor, pero el remate de Asad se estrelló en la base del palo.

El segundo tiempo fue algo parecido a un trámite para Boca, que terminó llevándose la victoria gracias a su experiencia y su oficio. Cuando su equipo más lo necesitaba, apareció Gago para aportar calma en el mediocampo, y también crecieron las figuras de Daniel Díaz y Burdisso, los dos defensores centrales, que más allá de algún desacople en el inicio del encuentro redondearon un buen partido. No pasó sobresaltos Boca en el complemento, aunque también es cierto que tampoco llevó demasiado peligro al arco de enfrente. Es que los de Arruabarrena se sienten más cómodos cuando les toca presionar que cuando deben administrar el juego. Vélez, en tanto, mejoró un poco con el ingreso de Cáseres, que le aportó cambio de ritmo al ataque, pero sin demasiada relevancia.

Boca logró ese beso deseado en la noche de Mar del Plata. Y ahora tiene la Copa Libertadores para enamorarse.

miércoles, 28 de enero de 2015

River 4 - Independiente 0 - Copa de Oro Mar del Plata 2015

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TORNEO DE VERANO, COPA DE ORO MAR DEL PLATA 2015
River es campeón al golear a un tibio Independiente
Lo destrabó Cavenaghi en el primer tiempo y, ya con uno más, lo liquidó Mora en el arranque del segundo. Mayada y Pisculichi sellaron el 4-0.
No fue poco. El desenlace para River representó un entusiasmo sostenido por un par de datos: el primero, con el 4-0 frente a Independiente, consiguió su primera victoria en el fútbol de verano luego de cuatro partidos de tropiezos (dos empates y dos derrotas); segundo, de paso, consiguió un nuevo trofeo para sus vitrinas grandes: la Copa de Oro. Para Independiente quedó algo peor que la goleada: inquietudes de una actuación sin brillos.

No estuvo para nada mal ese primer tiempo bajo el cielo feliz de Mar del Plata. Sobre todo considerando el contexto: un fútbol de verano más proclive a las hostilidades y a los roces que a los encantos y a los goles (más allá de la agradable excepción de la goleada de Racing ante Boca, claro). Y en ese territorio River fue un poco mejor a partir del buen aporte de sus caras más nuevas, Mayada y Pity Martínez, siempre disponibles al momento de recibir la pelota, siempre dispuestos a ir a jugar mano a mano sobre las bandas. Con ese recurso, Gallardo consiguió -al permitirles a ellos arrancar sin posición fija- algo relevante: que los defensores de Independiente no tuvieran referencias para ofrecer marca estable.

De todos modos, también -de a ratos- fue valioso lo de Independiente. Al menos desde la idea. El equipo de Almirón tiene clara vocación ofensiva. Es, quizá, el equipo del fútbol argentino que más jugadores invierte en ataque. Esta vez, como algunas otras ocasiones no tan lejanas, falló allí donde se resuelven los partidos: justo frente al arco. Tuvo otra dificultad: Balanta fue implacable en la defensa rival.

River fue más práctico. Y en ese aspecto construyó buena parte de su victoria, edificada de buen modo a pesar de incluir varios suplentes en la formación inicial. Tuvo otra virtud fundamental: supo aprovechar las dificultades defensivas ajenas. En el primer gol, a los 21 minutos de la parte inaugural, Cavenaghi transformó un centro desde la derecha de Solari en el 1-0 luego de una pifia de Cuesta. En el segundo tanto, a los 8 del complemento, el ingresado Mora también aprovechó la falta de intensidad en la marca de Cuesta para definir de manera notable con un derechazo fortísimo.

Detalle curioso: Cuesta, uno de los mejores de Independiente en el último semestre, tuvo una actuación floja. Para colmo, Jesús Méndez terminó expulsado por un torpeza ante Pity Martínez, al final del primer tiempo. Dificultades que por los puntos no se pueden repetir... El tercer gol tiene una excusa: cuando Mayada definió estaba en off side. El cuarto, el de Pisculichi, fue apenas un atractivo decorado para la estadística.

Sin embargo, el balance tiene un alcance recortado por las circunstancias. Lo saben los dos técnicos. Por un lado, River probó alternativas; su prioridad es otra. Gallardo tiene en su horizonte cercano otros dos objetivos más relevantes: el último Superclásico del verano y, sobre todo, el desafío internacional de la Recopa Sudamericana ante San Lorenzo. Por el otro, Independiente -que incluyó su equipo de gala- estaba y está más preocupado en armar su nuevo rompecabezas que en derrotar a su rival de ocasión. Lo reconoce Almirón: lo más importante, el campeonato, comienza en febrero...

lunes, 26 de enero de 2015

Vélez 0 - Racing 1 - Copa Ciudad de Mar del Plata 2015

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LE GANÓ 1-0 A VÉLEZ, CON GOL DE ALVARADO, SE QUEDÓ CON EL PRIMER TÍTULO DEL AÑO
Racing empezó el 2015 con un festejo
Cocca puso a muchos suplentes, pensando en la triple competencia que tiene por delante. Y más allá del triunfo, el equipo mostró que tiene recambio, aunque el DT quiere refuerzos.
El ex defensor de San Lorenzo cabecea sin oposición y convierte el 1-0 definitivo. A Racing le alcanzaba con empate. Como pasó en los últimos dos veranos, Racing empezó sonriendo, con un festejo de verano que se repite por tercer año consecutivo. Pero este con un sabor distinto, con la felicidad que todavía se exhibe en los rostros de esos hinchas que aún festejan la obtención del último torneo del fútbol argentino. Y con las ilusiones multiplicadas de cara a un año con muchas cosas en juego.

Los últimos entrenamientos futbolísticos de Racing fueron exclusivamente con el equipo que plantó anoche. Diego Cocca les habló mucho a los jugadores que estuvieron ayer en la cancha, mayoría de suplentes, a excepción de Ezequiel Videla y Gastón Díaz. Fueron prácticas extensas en donde el entrenador vertió sus conceptos. La idea del técnico era meterle en la cabeza a estos jugadores que son tan indispensables como los titulares. Sucede que Cocca mira a futuro. Y en esa proyección aparece que Racing tendrá tres competiciones y que, para afrontarlas, por ahora el plantel es corto. Y los jugadores cumplieron las expectativas, más allá de que enfrente estaba un Vélez muletto. Jugó bien Racing, suelto, con la idea bien clara.

Uno de los pedidos más urgentes de Cocca es un mediocampista por derecha. En ese sector lo reconvirtió a Castillón, quien cumplió una buena tarea por ese lado. Tuvo unos 15 primeros minutos muy buenos, siendo vertical y muy ofensivo. Quizá le faltó que le convaliden el gol que hizo, dado que la pelota había entrado toda a pesar del desesperado rechazo del defensor de Vélez, Lautaro Gianetti. Racing decidió atacar por la derecha pero Marcos Acuña también tuvo sus aportes por la izquierda, mostrándose participativo y siempre peligroso con su pegada, una de sus mejores cualidades. De hecho, de un centro de él llegó el gol con un cabezazo de Pablo Alvarado.

El otro pedido de Cocca es un delantero de área, goleador. Brian Fernández, la única incoporación hasta el momento, y Facundo Castro cumplieron, aunque se nota que todavía les falta roce, especialmente a Castro. Los dos contaron con chances de convertir.

La idea de Cocca sigue siendo la de un 4-4-2, pero no tan retrasado como jugó en gran parte del torneo en el que fue campeón. Cocca busca que sus jugadores presionen más adelante y que traten de jugar. Y ayer se vio un equipo más parecido a lo que él pregona.

Vélez, por su parte, fue una sombra del que jugó contra Boca. Su cabeza está puesta en el otro partido con el xeneize, el del miércoles, que define el pasaje a la Libertadores. En ningún momento Vélez le puso en riesgo el cetro del verano a este Racing arrancó dulce el 2015.

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