FUE BENEFICIADO POR UN GOL DE BLANDI CON EL BRAZO Y UN PENAL DE CARUZZO A DÍAZ NO SANCIONADO AL FINAL
A Boca le dieron una mano para que encamine su clasificación
Sin jugar bien otra vez, consiguió su primer triunfo en la Bombonera y es líder del grupo.
Boca tuvo su regalo del cumpleaños 108. Ese penal que el brasileño Ricardo Marques Ribeiro no le dio al Barcelona de Ecuador sobre el final del partido le permitió quedar como el nuevo puntero del Grupo 1 y a su vez encaminar su clasificación para los octavos de final. Un boleto que podría asegurarse hoy mismo si Nacional le gana a Toluca en Montevideo. Después de los traumas y las desventuras que había sufrido como local en esta Copa, Boca consiguió su primera victoria en la Bombonera. Lo hizo sin merecerlo y con un nivel de juego preocupante, pero su gente lo vivió como un desahogo en ese final en el que los fuegos artificiales iluminaron el cielo de La Boca.
En la Bombonera hubo clima de Libertadores y de partido decisivo. Los resultados adversos en los dos encuentros anteriores como local, ante Toluca y contra Nacional, hicieron que el partido de anoche tuviera un parecido a los encuentros decisivos de cuando la Copa ingresa en sus instancias definitorias. Pese al temporal que castigó a Buenos Aires, a La Plata y a muchas ciudades del conurbano bonaerense, y a las tristezas derivadas de él por las muertes y las inundaciones, la gente procuró darle un ambiente de fiesta al estadio. Y lo logró.
El Boca del cuadro poco tuvo que ver con el Boca del contorno. Todo ese Boca efeverscente e intenso que se exhibió en las tribunas no estuvo en composé con el Boca equipo. Boca sigue siendo ese conjunto que padeció de local en la Copa y sigue siendo ese equipo que imprevistamente está a diez puntos de Lanús en el torneo local. Sí hubo dos detalles clave que tuvieron que ver con individualidades y no con cuestiones colectivas para que inclinara la balanza a su favor en el primer tiempo. Uno fue la vuelta de Riquelme, que incluso sin ser el mejor Riquelme siempre tiene algo distinto para aportar.
Y además hubo una certeza nueva: en media hora, Nicolás Blandi hizo más que los otros centrodelanteros en varios partidos. Tuvo capacidad de lucha y exigió siempre. La jugada del gol fue un ejemplo de ello: la metió con lo que tenía a disposición, en este caso con el brazo. Y llegando a la media hora, metió un cabezazo que dio en el travesaño. El fue el protagonista central de las dos mejores jugadas de Boca. Y Román, el de los mejores momentos de un Boca con enormes dificultades para salir limpio desde atrás. La única diferencia entre el Boca habitual y el de anoche estuvo vinculada con estos dos nombres: con el 10 y con el 25 que juega de 9.
Boca tampoco ayer ofreció garantías defensivas. El domingo necesitó de un Orion casi perfecto para no perder con Independiente y anoche de un rival irresoluto y de un árbitro que lo favoreció para mantener el arco en cero.
En el segundo tiempo se vio bastante más de lo mismo, pero con el agravante de que Riquelme perdió influencia. Y Boca terminó dependiendo de que el rival no profundizara ni lograra lastimarlo. Igualmente terminó padeciendo y abrazado a la impericia del árbitro, quien desde muy lejos, casi desde la mitad de la cancha, no vio un penal grande como la Bombonera de Matías Caruzzo a Damián Díaz, cuando al encuentro le quedaban siete minutos. No es la primera vez que al Barcelona no le cobran un penal clarito en el grupo. Ya le había ocurrido ante Nacional en Montevideo, cuando empataron 2 a 2 en el estreno de esta Copa.
Un Boca tan flojo permitió que el Barcelona se agrandara y cobrara protagonismo. El equipo ecuatoriano se adueñó de la pelota y del dominio territorial, pero ni así le resultó suficiente. Y Boca se aferró como pudo a un triunfo clave. Incluso a pesar de su juego.
