Universitario (Bolivia) 0 - Huracán 0 - Copa Libertadores 2015
EL EQUIPO DE PARQUES PATRICIOS SE ADAPTÓ BIEN A LOS 2.800 METROS Y SUMÓ ANTE UNIVERSITARIO
Huracán volvió de la altura de Sucre con otro punto valioso
Con tres empates mantiene firme su ilusión de clasificarse. El 8 de abril será local ante este mismo rival.
Es bravo este Huracán. Ya no quedan dudas. Llegó del Nacional B, ese territorio desde el que ganó la Copa Argentina y sumó su Estrella Doce. Parecía la Cenicienta entre los participantes argentinos. Equipo de presupuesto escaso para la Libertadores, golpeado por lesiones (se le cayeron sus dos principales figuras en días recientes, el arquero Marcos Díaz y el delantero Cristian Espinoza), ahora se anima a todo. Anoche, en la altura de Sucre, volvió a hacer lo que mejor sabe: defenderse con intensidad, con mucha gente, con coraje. Y así, otra vez, mantuvo el arco propio en cero, como en el Morumbí. Así, igualó contra Universitario y mantiene su invicto en la competición (ya son cinco encuentros) y sus chances en el parejísimo Grupo 3.
Sabe esquivar fantasmas el equipo de Apuzzo. Deshizo a aquellos que vaticinaban goleada y papelón en Belo Horizonte. También a los que decían que sumar en los 2.800 metros de Sucre era una tarea imposible. Ahí está el Globo de Newbery volando por América, todavía. Vivo, con posibilidades de acceder a los octavos de final. Será clave para ello, claro, ganar la próxima fecha (el 8/4), ante Universitario en el Palacio Ducó. “Otra final del mundo”, como dice el entrenador.
Huracán tuvo una prioridad: que no le convirtieran. Lo logró abrazado a dos detalles relevantes: la muy sólida actuación del arquero Matías Giordano (criticado en sus primeras actuaciones, en los días traumáticos del año pasado) y el prolijo desempeño de los defensores, con Eduardo Domínguez como líder de la resistencia quemera. Un detalle sirve para valorar la tarea: Huracán padeció mucho menos de lo que se esperaba. Si bien terminó jugando demasiado cerca de su propio arco, en ningún momento lo vapuleó el rival. De hecho, en el segundo tiempo, poco pudo ofrecer ofensivamente el Universitario. Salvo un par de tiros desde afuera bien resueltos por un impecable Giordano.
La receta de Huracán para contratarrestar los efectos de la altura contó con dos medicamentos: el primero, la confianza en sus posibilidades; el segundo, su tendencia a la pausa para ofrecer en cada jugada y en cada circunstancia. Así, le cortó el ritmo al local, lo obligó a caer en el repetido recurso de los centros. Y cuando la pelota llegaba al embudo de los centrales, ahí el equipo visitante se hacía invariablemente fuerte.
Le faltó la otra parte del libreto. Huracán no tuvo reacción ofensiva. Tuvo apenas dos llegadas claras, ambas en el primer tiempo. Una la desperdició Wanchope Abila; la otra fue un cabezazo de Federico Mancinelli en un palo, tras una jugada de pelota detenida. Luego, entre los efectos de la altura y su conformismo, el arco de Universitario quedó demasiado lejos. Sin embargo, parece, el reparto de ceros le brindó a Huracán una sonrisa.
