River 1 - Palmeiras 2 - Copa Libertadores 2025
PASÓ DE LA DECEPCIÓN A LA ILUSIÓN
River dejó abierta una serie que Palmeiras no se animó a liquidar
El Verdão barrió al local en el primer tiempo, se conformó con los dos goles de ventaja y después defendió muy atrás. Sobre el final llegó el descuento que puso otra vez en carrera a los de Núñez.
Es que la sensación al terminar la primera parte era la misma entre todos los que estaban en el estadio. La eliminación quedaba a la vuelta de la esquina porque no se recordaba un baile semejante de un equipo a River en un tiempo en el Monumental. El conjunto de Gallardo se iba cabizbajo al vestuario después de haber recibido dos goles y de haber padecido la superioridad de Palmeiras.
En la previa, el Monumental era una caldera, pero rápidamente se apagó. A los 5 minutos, Gustavo Gómez, solo (lo perdió Portillo) eligió donde ubicar la pelota con un cabezazo tras el córner de Andreas Pereira. Y desde ese momento, empezó un repertorio del equipo brasileño, que hizo lo que quiso en el césped. Manejó la pelota a su antojo, la hizo circular de un lado a otro, tuvo dinámica, atacó y fue contundente. Ni siquiera tuvo que hacer demasiado esfuerzo para defender porque River le facilitó las cosas también. Recién pateó al arco a la media hora de juego y Weverton fue un espectador de lujo.
Es que el conjunto de Núñez salió a jugar en su campo. Se supo inferior a Palmeiras y Gallardo mandó a la cancha a siete futbolistas con características defensivas (los 5 de atrás más el doble cinco, Enzo Pérez y Castaño) y ocho si se suma al arquero. Era lógico que se robusteciera hacia atrás, pero llamó la atención la postura inicial de pararse tan atrás y de dejar de lado los mandamientos ofensivos. Incluso, salió con Salas -que no gravitó- como único delantero ya que Driussi se paró en la misma línea que Nacho Fernández, ambos por delante del doble cinco para armar un cuadrado en el medio.
Sin embargo, River no siente jugar de esa manera. Y se vio desbordado. Gallardo miraba incrédulo y al cuarto de hora mandó a Driussi de punta y quedó con tres medios como en La Plata ante Estudiantes, pero su equipo sucumbió ante un rival más fuerte.
La presión que intentó hacer tampoco le dio resultados porque Palmeiras la salteaba con facilidad y, por momentos, el equipo local salía de a uno. Entonces, era pan comido para el Flaco López y Vítor Roque cuando les llegaba la pelota ya que encontraban espacios para expresas todo su potencial. Como sucedió en el segundo gol, en el que River perdió la posesión fácil y Palmeiras le sacó jugo para culminar la jugada con un gran pase del ex Lanús a Víctor Roque, quien ganó en velocidad y definió con un toque sutil.
Palmeiras manejaba todo a su ritmo y al compás de Andreas Pereira, el belga-brasileño que llegó recientemente como refuerzo de lujo y casi hace un gol de tiro libre, pero Armani lo evitó y de otro córner suyo, Evangelista cabeceó y dio en el palo.
El segundo tiempo River salió a jugar con un 4-4-2 con el ingreso de Juanfer Quintero y la salida de Enzo Pérez. Pasó Portillo al medio y levantó al igual que Castaño, y también entró Martínez Quarta por Díaz, que estaba al borde de la roja. Y enseguida se quedó sin Driussi, que salió lesionado. Y se metió Colidio. Y más tarde Borja y Lencina.
Pero Palmeiras estaba bien plantado, aunque se confió. No contraatacó y dejó venir a River. Se sostuvo en Gómez que sacó todos menos el de la polémica. Weverton impactó su rodilla en la espalda de Montiel antes de rechazar con los puños. Era falta y hubiese sido penal de no ser porque el lateral estaba en offside milimétrico.
Ni eso parecía salirle al local hasta que Martínez Quarta, se animó a patear y metió el gol de la esperanza. Y Borja casi lo empata en la última. River la sacó barata y todavía respira.