Estudiantes 1 - Boca 2 - Triangular de Invierno 2013

EL EQUIPO DE CARLOS BIANCHI MOSTRÓ CAMBIOS Y FUE EFECTIVO EN LA PRIMERA ETAPA ANTE UN ESTUDIANTES QUE COMENZÓ TÍMIDO PERO QUE AL FINAL MERECIÓ EL EMPATE

A un Boca renovado le alcanzó con un tiempo

Burdisso y Sánchez Miño convirtieron los goles visitantes. Auzqui, el descuento. Cangele y Luna aportaron sonrisas con su talento.

Boca empezó a intentar un cambio en La Plata. Trató de mostrar otros atributos para olvidarse de todo lo malo que hizo en el último semestre. No fue una gran maravilla, pero, casi con lo mismo, se lo vio de otro modo. Estudiantes, mientras tanto, arrancó tarde con su historia, se despertó en el segundo tiempo y mereció el empate. El 2 a 1 del arranque del Triangular de Invierno dejó buenas noticias en los nombres propios. Allí, en el lugar en el que Franco Cangele y Jorge Luna se dividieron el talento y el encuentro, el fútbol dibujó una sonrisa.

El comienzo de Boca era toda una incógnita, por lo flojo del rendimiento en el último tiempo y por la demora en la llegada de los refuerzos. Carlos Bianchi pudo plasmar durante 45 minutos aquello que pide permanentemente a los suyos. Su equipo presionó y robó en el campo rival durante todo el primer tiempo. Y se vieron algunas cartas nuevas. Como la de Emanuel Insúa, como permanente salida por la izquierda, con fortaleza y manejo. El lateral, que recibió muchas indicaciones por parte de Juan Román Riquelme, cumplió y se fue aplaudido. Y Cangele, que se mostró como una grata sorpresa en el ataque. Por momentos, liberó al “10” de las funciones creativas y fue su espejo en la otra banda del campo de juego.

Insúa y Cangele se mostraron como soluciones. Lo que, al cabo, deben ser los refuerzos de cara a un campeonato. Estudiantes arrancó tímido. Perdió el control del balón y no pudo sostener la salida prolija. Entonces, sufrió. Primero, por medio de Guillermo Burdisso, que mandó la pelota al gol con una volea, luego de un despeje de un defensor. Luego, por un error de Gerónimo Rulli, que bajó una pelota con una mano, la perdió y se encontró con Juan Sánchez Miño. No hubo dudas, el gol del zurdo fue con la mano.

Estudiantes fue superado en la primera parte, pero en el complemento levantó con un argumento preponderante: Luna llegó como refuerzo y ya puso su fútbol al servicio del equipo. El volante ingresó y cambió la cara de los suyos. El hombre de Don Torcuato mostró que lleva en las botas algo de la escuela que ostenta su amigo Riquelme. Manejo de tiempos, buena pegada y conducción. De un remate suyo vino el gol de Carlos Auzqui.

Bianchi expresó un buen balance en sus declaraciones: “Me gustó y me dejó conforme el primer tiempo. En el segundo tuvimos cansancio, ya que Estudiantes salió a apretar más”. Mauricio Pellegrino, por su parte, empleó una frase utilitarista en el otro vestuario: “Las situaciones de Boca fueron menos que las nuestras y en dos detalles puntuales hicieron los goles. Me gustaron muchas cosas del equipo pero el fútbol es efectividad, no merecimientos”.

Estudiantes y Boca están construyendo identidades. En ambos casos, los antecedentes invitan al replanteo, ya que las últimas campañas fueron flojas. Ayer, los dos entrenadores se fueron del estadio con el medio vaso lleno. El del primer tiempo para Bianchi y el del segundo para Pellegrino. Está claro que, para ser un partido de pretemporada, hubo signos alentadores. Pero también, por jugarse en el comienzo de un trabajo, en ambos bandos queda mucho por hacer. De eso se trata el mes de julio. De comenzar a gestar un camino que despierte ilusiones en el semestre que se viene.