INSCRIBITE A NUESTRO TORNEO DE AMIGOS



Nombre del Torneo: Planeta Gran DT Oficial

Nombre del Dueño:
Gabriel


Apellido del Dueño:
Hernando



PREMIOS GRAN DT PRIMERA DIVISIÓN 2024


En la fecha:
1 pin del 1ro. al 5to. puesto.


Campeón del Torneo:
$10.000.



PREMIOS GRAN DT FÚTBOL 5


En la fecha:
1 pin del 1ro. al 5to. puesto.


Campeón del Torneo:
$5000.


¿¿¿CÓMO ME INSCRIBO AL TORNEO???

Mercado de Pases - Copa LPF 2024

jueves, 14 de marzo de 2024

River Plate Campeón Supercopa Argentina 2023

Comentarios

CAMPEÓN CON UNA HEROICA REMONTADA EN CÓRDOBA
River festejó un nuevo título con un golazo de Aliendro y Demichelis se desahogó ante los insultos
Perdía desde los tres minutos por un cabezazo de Correa, Mansilla era un muro inexpugnable, pero se lo dio vuelta a Estudiantes en los últimos diez minutos y el técnico festejó fuerte.
Se vislumbraba un final. O algo parecido. Estudiantes le ganaba 1-0 a River y se quedaba con la Supercopa Argentina. El elenco de Martín Demichelis jugaba mal, muy a pesar de convertir en figura el arquero rival. Entonces los hinchas millonarios explotaron y por primera vez insultaron al DT. Le pidieron también por los pibes. Pero hubo un momento de quiebre, como una señal del destino: Eduardo Domínguez sacó a Enzo Pérez y en la primera jugada River empató cuando restaban 10 minutos. Y en la última, Rodrigo Aliendro dibujó un golazo desde afuera del área para el 2-1 y para que Demichelis festejara furioso de cara a la platea que lo había reprobado. Así de intenso fue el epílogo del River campeón de la Supercopa 2023.

Demichelis transitó los días más calientes desde que es entrenador de River. Al silencio tras el empate contra Independiente le siguió un hermetismo total respecto a los titulares para jugar ante Estudiantes en el Kempes. El entrenador escondió los nombres y el esquema hasta minutos antes del comienzo de la entrada en calor. Y sorprendió a todos con la elección, incluidos los dirigentes del conjunto de Núñez: mandó a la cancha a Matías Kranevitter, quien había jugado desde el inicio por última vez el 26 de noviembre de 2023, frente a Instituto. Bastante más: el Colo solo había arrancado de titular 5 veces en 22 juegos desde que regresó a River, a fines de 2022. Todo un síntoma del momento de incertidumbre que atraviesa el técnico.

La apuesta de Demichelis se dio en una posición determinante: la del volante central. Sí, ahí donde jugaba Enzo Pérez, el ídolo que se fue enemistado con el DT. River, para suplir ese vacío, pagó alrededor de 15 millones de dólares por Villagra y Fonseca. Y Demichelis incorporó a Kranevitter, relegando también a Aliendro.

De todos modos, la sorpresa mayor fue el esquema y la idea de juego de River, que se plantó con un 4-2-3-1, con Ignacio Fernández al costado de Kranevitter y con Barco encima de Enzo Pérez. El futbolista clave fue Milton Casco, que rompió con todos los pronósticos. Demichelis lo puso a jugar como lateral izquierdo cuando defendía y de volante central cuando River tenía la pelota para liberar a Nacho.

La propuesta no resultó, como era de esperar. Lo que intentó Demichelis, algo que suele realizar Pep Guardiola con Manchester City, requiere de mucho ensayo y de una inteligencia por arriba de la media de los protagonistas. Y en River no hubo demasiado tiempo para trabajar y, en un mercado devaluado, la jerarquía de algunos de los jugadores no es tan alta.

Hizo agua la idea, entonces, al punto que el entrenador se mostró más enérgico y ofuscado que de costumbre. ¿Qué pasó? River lució desordenado para atacar, para defender y para manejar la pelota. La sensación era que nadie seguía bien su libreto. La palabra improvisación podría caber.

También conviene remarcar que el entrenador puede ser responsable de la táctica, pero no tiene culpa si los jugadores erran pases a dos metros de distancia. Eso sucedió no menos de cuatro veces.

Estudiantes hizo la lógica con una particularidad: 4-4-2, pero con Cetré como extremo derecho (todos creyeron que iría por izquierda). Pleno total para Domínguez, porque aprovechó la doble función de Casco y el colombiano fue profundo. De un centro perfecto de él llegó el gol de cabeza de Correa.

Estuvo cerca de empatar River en la primera parte, se dirá con razón. Mansilla se estiró en un par de ocasiones para negarle los gritos a Paulo Díaz y a Borja. Estudiantes se refugió en el complemento y pagó caro ese pecado. Mansilla siguió atajando mucho, más allá de que River no jugaba bien. Todo hasta que salió Enzo Pérez y River se liberó. Solari metió un centro y la pelota se metió luego de desviarse en Romero. Y una buena hay que colgarle al entrenador, que metió al volante defensivo Aliendro por el delantero Colidio. Un murmullo se escuchó en el Kempes. Pero fue Aliendro el que marcó un golazo para que River sea campeón y para que Demichelis se saque una mochila pesada de encima. Se vislumbró algo parecido a un final en Córdoba. Tal vez haya sido un nuevo comienzo.



¡¡Felicitaciones Millonario!!

sábado, 23 de diciembre de 2023

River Plate Campeón Trofeo de Campeones 2023

Comentarios

EL ÚLTIMO TÍTULO DEL AÑO
River le ganó a Central, cerró el 2023 como el mejor del año y le sumó la emoción por varias despedidas
El equipo de Demichelis fue superior y se quedó con el Trofeo de Campeones. La final significó el adiós de los históricos Enzo Pérez y Maidana, y casi con seguridad de Nicolás De La Cruz.
En una noche especial y emotiva, por las despedidas de los históricos, River cerró el 2023 con otra alegría. En Santiago del Estero, derrotó 2-0 a Rosario Central, cosechó su segundo Trofeo de Campeones, el título 71 de su historia y, más allá de sus vaivenes, terminó siendo el mejor equipo del fútbol argentino en el año. Ratificó en el Madre de Ciudades lo hecho en la Liga Profesional, en la que fue campeón de punta a punta y la distancia que sacó sobre el resto en la tabla anual.

El partido, que no tuvo la tensión de otras finales, arrancó como se prevía. Con River manejando la pelota y siendo protagonista y Rosario Central replegado, agazapado. Más allá de las posturas que habitualmente tienen ambos equipos, era lógico que esta situación pudiera presentarse desde el inicio.

Es que River llegó más descansado a esta final por el Trofeo de Campeones, con piernas más frescas. Su último partido, justamente ante Central, había sido 13 días antes, cuando quedó eliminado de la Copa de la Liga. En cambio, el conjunto rosarino jugó la semana pasada en este mismo escenario, donde le ganó a Platense y logró el título que le dio el pasaje a esta definición.

Entonces, el equipo de Miguel Ángel Russo padeció el encuentro. Y River lo aprovechó. A tal punto que le creó una decena de chances en el primer tiempo, en el que pudo haber goleado y cerrado el partido con mucha anticipación, pero por el gran trabajo de Jorge Broun sólo pudo convertir un tanto. Fue un peloteo a Fatura, que respondió muchas veces para evitar la caída de su arco. Y también hubo otros remates que dieron en los postes.

El gol de River llegó a través de una contra, una recuperación de Esequiel Barco, quien abrió para Pablo Solari, y, como un antiguo wing, el ex Colo-Colo tiró un centro venenoso que Colidio empujó.

River abrió el partido con la fórmula de Central, que había apostado a la contra con pelotazos largos, pero recién en la última parte de la primera mitad aparecieron sus mejores jugadores, como Malcorra, Lovera y Campaz. Sólo en ese momento el encuentro se hizo de ida y vuelta, con el mediocampo como zona de tránsito.

Antes, fue un monólogo de River. Y todos los jugadores de ataque tuvieron la posibilidad de convertir. La primera la tuvo el Diablito Echeverri, quien por fin tuvo su chance como titular. Una volea de frente al arco se fue apenas desviada.

Encendido, el juvenil le hizo honor a su apodo y por momentos fue un infierno para el doble cinco y los defensores rivales. A pura técnica, metió pases profundos, como cuando dejó mano a mano a Solari y hasta se animó a tirarle un caño a Malcorra. También hizo buenos movimientos de desmarques y diagonales al espacio. Se complementó bien con Barco, otro jugador de River que puso su talento al servicio de la generación de juego. Lo mismo Colidio, muy activo para armar jugadas.

Ese ataque millonario estuvo bien sostenido por Enzo Pérez, quien en su última función sacó todo el aire de sus pulmones para correr de un lado a otro y también marcar el ritmo de los pases.

En el inicio del segundo tiempo, Central buscó meterse de nuevo en el partido, pero el trámite siguió siendo de River. Y más aún después de la expulsión de Campaz. Broun volvió a tapar varias. Hasta que Barco habilitó a Nacho Fernández, quien convirtió el segundo y sentenció la final. Después, le anularon un gol a Central por offside.

La noche terminó a pura emoción con el ingreso de Maidana por Enzo Pérez. Y una ovación gigante y eterna para dos héroes.



¡¡Felicitaciones Millonario!!

domingo, 17 de diciembre de 2023

Rosario Central Campeón Copa de la Liga Profesional 2023

Comentarios

EL CANALLA FESTEJÓ EN SANTIAGO DEL ESTERO
Central le ganó a Platense con un golazo, es el campeón de la Copa de la Liga y jugará otra final con River
Maximiliano Lovera, un acierto de Miguel Ángel Russo, marcó la diferencia con una obra maestra. El Calamar estuvo a la altura. El viernes, el Canalla disputará el Trofeo de Campeones.
Todos los colaboradores del cuerpo técnico y los suplentes estaban al borde de la línea de cal y cruzaron en lo más alto sus brazos pidiendo la hora. Parecía una coreografía de ansiosos. En el medio de la fila había un hombre más pequeño, con los hombros caídos y las manos en los bolsillos. Era la pintura de un sabio sereno. Para cuando Nicolás Ramírez pitó el final, Miguel Ángel Russo fue abrazado por todos: Rosario Central, su equipo por adopción, le ganó 1-0 a Platense y se consagró campeón de la Copa de la Liga. “Y ya lo ve/es el equipo de Miguel”, fue el primer cántico de los hinchas rosarino. Y fue un mimo merecido para el técnico de 67 años, que rápido se sentó en el banco de suplentes para que los protagonistas sean los otros.

Y en el duelo decisivo, Miguel metió mano con el inesperado ingreso de Maximiliano Lovera y se hizo notar. Necesitaba su historia en Central un título en competiciones de Primera División, porque el DT ya había festejado en la B Nacional en 2013. Ayer, Russo completó 268 partidos dirigiendo al Canalla -es el segundo en la lista, por detrás de Don Ángel Tulio Zof, con 608- y esa experiencia le cantó que Lovera podría ser fundamental. No le falló la intuición a Miguel: el mediocampista dibujó un golazo y fue la figura en la calurosa noche de Santiago del Estero.

No le pesó la final a Platense y eso no es poco decir. Se plantó el elenco que comanda Martín Palermo a jugar la final en el Madre de Ciudades e impuso su idea de replegarse y salir largo o de contra. Por el contrario, Central tardó más tiempo en aclimatarse, más allá de la fiesta que hicieron sus hinchas en el 70 por ciento del estadio que estuvo colmado de rosarinos. Las mejores sensaciones las regaló el Calamar en la etapa inicial, pero fue el Canalla el que pegó primero.

Le quedó más cómodo el trámite a Platense porque Rosario Central debió asumir el protagonismo con la pelota, cuestión que no le había sucedido en los cruces ante Racing y River. El conjunto de Miguel Ángel Russo también está formateado para contragolpear. Prevaleció entonces Platense e inquietó con un par de disparos de Agustín Ocampo y con un cabezazo de Mateo Pellegerino.

Y Central empezó a hacerse dueño de verdad cuando Ignacio Malcorra agarró la pelota bien plantado de enganche y con menos obligaciones defensivas. El zurdo estuvo atento a recibir a espalda de los volantes centrales rivales y desde ahí creció su equipo. Hubo buenos encuentros con Campaz y Lovera.

La tuvo Agustín Sandez con un cabezazo claro que culminó en las manos de Macagno. Y a los 39 minutos, la obra maestra de Lovera, ese talento porque el que apostó Miguel: la tomó en el centro y se metió al área con un caño a Vázquez para definir de zurda y cruzado. Un golazo que hizo estallar a los rosarinos, a esa altura un poco preocupados por el andar del partido.

El segundo tiempo comenzó con el duro choque entre Pellegrino y Mallo; el atacante de Platense se fue directo al hospital en ambulancia por un fuerte corte en la nariz. Y al Calamar le costó salir de ese impacto porque fue realmente duro.

Pero fue con corazón Platense, dejando espacios. Tuvo varias y hasta tal vez mereció empatar. Central volvió a desperdiciar muchas contras. Fatura Broun le sacó una del ángulo a Zalazar y un cabezazo a Picco. En la última, una media vuelta de Servetto se fue al lado del palo. La suerte estaba con Miguel. Sí, Russo se lo merecía tanto como Rosario Central.



¡¡Felicitaciones Canallas!!

jueves, 14 de diciembre de 2023

Estudiantes de La Plata Campeón Copa Argentina 2023

Comentarios

EN CANCHA DE LANÚS, EL PINCHA DERROTÓ 1-0 AL HALCÓN
Estudiantes pegó el grito campeón y se metió en la Copa Libertadores
Vanció a Defensa y Justicia con un gol de Carrillo y ganó por primera vez la Copa Argentina. Ante una multitud hubo buen juego de los dos en el primer tiempo y luego, un final dramático.
Estudiantes sumó una de las que le faltaba a la vitrina: la Copa Argentina. Con paciencia logró la ventaja después de padecer a Defensa y Justicia, que sin el gol -lo más importante- había mostrado aplomo para ser quien festejara al final. Pero no, el Pincha se dio el lujo, además, de despedir a Mariano Andújar y Mauro Boselli con una vuelta olímpica. Con momentos de buen fútbol y sin arriesgar demasiado, de yapa se metió en la Copa Libertadores.

Junto a los cantitos que nunca se olvidan que es “equipo del Narigón”, que “desde La Plata salió el nuevo campeón” y el “Estudioooooo, Estudioooooo”, de rigor, se mezclaron los cantitos ofrendados a Andújar, primero, y a Boselli, después. Y por supuesto, el recuerdo para Gimnasia y el minuto de silencio, que tuvo al plantel en pleno, para que la coreografía fuera completa.

Era la primera vez para Estudiantes y Defensa en la final de la Copa Argentina, debut para la definición de ese certamen en la provincia de Buenos Aires y de Lanús como anfitrión. Tantas novedades y sin embargo lo mismo de siempre: espacios colmados, más gente que metros cuadrados disponibles y pulmones vacíos. Faltaba poco más de una hora para el comienzo y la gente que llegó de La Plata ya pedía a través de cantitos que abrieran uno de los portones para ampliar la cabecera. Oídos sordos, hacinamiento y el carácter milagroso para explicar que todos terminaron sanos y salvos.

El partido se jugó como si ninguno apostara a los penales, pero le faltaba una chispa para terminar de encenderse y fue Estudiantes el que lo hizo posible con el tanto de Carrillo. Además de ponerse en ventaja, le dio al partido una dinámica que en toda la primera parte y mientras duró el empate en el segundo, apenas habían insinuado.

Porque ninguno se guardó nada, pero tampoco lograban la puntada final. Los dos planteos fueron ambiciosos. Se animaron a jugar y tuvieron un idea y vuelta que, aunque esporádico, daba cuenta del interés de ambos por jugar al fútbol. En la primera parte Defensa estuvo más cerca de romper el cero, tuvo la primera -travesaño- y la última -la pelota bailó por la línea de fondo- pero no estuvo fino.

Estudiantes se aprovechó de los errores defensivos del Halcón -Bologna se quedó con un mano a mano frente a Zapiola-, porque le costaba llegar con claridad al fondo rival. Tuvo la chispa, entonces, que encendió el partido tras el reinicio. Pegó en la primera que tuvo. Leonardo Godoy le ganó la cuerda a Alexis Soto, que pareció más preocupado por no hacerle falta dentro del área, que, por evitar el desborde, y metió el buscapié que cortó Bologna con rebote, pero desde el piso Carrillo logró conectarla y romper la igualdad.

Los 31 minutos -más los adicionados- que siguieron, fueron electrizantes, aunque al borde del descalabro. Porque junto al ritmo que cobró el partido se sucedieron las guapeadas típicas de los futbolistas que se empujan, se amontonan, se prometen buscarse a la salida.

En desventaja y con el correr de los minutos, el Halcón se volvió más impreciso. Se repitió en pelotazos, equivocó los pases y perdió profundidad. Uvita Fernández retrocedió unos cuantos metros para trasladar la pelota, que inevitablemente terminaba perdida.

Estudiantes ese volvió más prolijo, algo más amarrete en sus intentos y se conformó con cuidar la ventaja y apuntarle a algún contragolpe para cerrarlo. Así Boselli, que ingresó en la segunda parte, pudo ensayar una media chilena que hubiese sido genial en su despedida.

En los últimos cinco el Pincha no aprovechó del espacio que dejó la expulsión de Soto no pudo sentirse campeón hasta el pitazo final, demorado por los hinchas de Defensa en el alambrado y la pavada de Piatti, que fue amonestado por segunda vez por intentar demorar el partido. Eso sí, cuando Nicolás Ramírez pitó el final, esa chispa que había animado el partido fue una explosión.



¡¡Felicitaciones Pincha!!

lunes, 17 de julio de 2023

River Plate Campeón Torneo de la Liga Profesional de Fútbol 2023

Comentarios

EL EQUIPO DE DEMICHELIS LE PUSO EL SELLO AL TÍTULO CON UN GRAN TRIUNFO SOBRE ESTUDIANTES
Un show de fútbol para vivir una fiesta Monumental
La demostración colectiva fue total, para confirmar que se trata del mejor equipo del campeonato. Más de 86 mil hinchas disfrutaron de una noche inolvidable.
La imagen más impactante ocurre a segundos de que el árbitro Andrés Merlos pite el final. El Monumental canta el palo bonito con el somos campeones otra vez. Adentro, en la cancha, los futbolistas se pasan la pelota esperando el silbatazo. Los suplentes se unen en abrazos y forman una fila delirante; parecen estar en el momento más alto de un casamiento.

Y por delante de éstos, Martín Demichelis, con la elegancia que lo distingue, no puede contener las lágrimas y se larga a llorar. Y es justo y necesario que así sea: había demasiado peso en la espalda del nacido en Justiniano Posse hace 42 años.

El festejo del campeonato esconde también el fin de un duelo que se pensó complejo. Porque la sombra de Marcelo Daniel Gallardo se proyectará en cada uno de los entrenadores que dirijan a River, aunque a ninguno le iba a pesar tanto como al primero, Martín Demichelis. Y ahí está la sonrisa de Micho para despejar cualquier duda y para avisar lo que ya nos había avisado Fito Páez años atrás: existe el amor después del amor. Una señal cayó en la previa: hubo ovación cuando la voz del estadio presentó al DT. “Cantá conmigo/que de la mano/de Demichelis/todos la vuelta vamos a dar”, se cantó a los 9 minutos.

“No hacía falta el reconocimiento porque soy feliz en el día a día en el club. Pero se atrevieron a saludarme y será inolvidable”, dijo el DT. Y agregó: “La ovación no iba a modificar mi felicidad. Hubo un cambio muy fuerte para el hincha de River porque se terminó un ciclo extremadamente exitoso. Marcelo, a quien yo también admiro, se convirtió en un prócer. Para algunos yo era un desconocido que hacía 20 años se había ido del país. Por suerte pudimos coronar”.

Sucedió lo inevitable: River salió campeón. Y es justo que así sea porque es por muchos cuerpos de ventaja el mejor del torneo. Nadie dudó de lo que iba a pasar en el Monumental: los más de 86.000 hinchas colmaron el estadio para armar una fiesta. Incluso, bien en lo profundo del pensamiento, los de Estudiantes sabían que no tenían demasiado por hacer, por mucho que Eduardo Domínguez usara a los habituales titulares. Y fue un festival, no una fiesta. Fue más de los esperado porque lo que devolvió el equipo adentro de la cancha superó lo buscado. ¿O acaso alguien se podrá olvidar del pase de Nicolás De la Cruz para Nacho Fernández en el penal que terminó con gol de Esequiel Barco? ¿Y qué decir de la jugada de Leandro González Pirez en el tempranero gol de Lucas Beltrán?

Hay muchísimas razones para explican al River campeón. Tal vez la capacidad de adaptación del entrenador Martín Demichelis sea la más valorable. Llegó con unas creencias el cordobés y culmina el semestre con otras. Lo primordial, su idea, su filosofía de juego, no se alteraron, pero hubo pequeños cambios que lo hicieron mejor técnico. Lucas Beltrán y Leandro González Pirez, por ejemplo, fueron dos futbolistas que arrancaron de atrás en la pretemporada y que ahora son titulares indiscutidos. El primer gol ante Estudiantes grafica los momentos de confianza plena que ambos transitan.

La demostración de fútbol de River fue total, como para que a nadie le queden dudas del campeón. El fútbol de alto vuelo se disfrutó en las tribunas y adentro. Enzo Pérez y Nicolás De La Cruz se movieron al compás de los hinchas en los festejos del tercer gol de Barco. Hasta los chicos y chicas que alcanzan las pelotas bailaron y gritaron al viento.

Estuvo el recuerdo para Boca y de la final de la Libertadores en Madrid. Si hasta se coló Rodolfo D’Onofrio con su buzo rojo en la celebración. Se necesita siempre un rival para que el festejo tenga más color, claro.

Hubo ovaciones personalizadas con mensajes contundentes. Nadie quiere que Enzo Pérez se vaya y por eso los hinchas le piden que se quede. Algo similar le solicitan al imprescindible Nicolás De La Cruz y el “uruguayo” se entona con la fuerza y el recuerdo de Enzo Francescoli. “A lo largo del torneo demostramos que somos un equipo. El mérito es de todos. Desde el mandato de Marcelo se ha resaltado el grupo por encima de todos. Es la base de todo, nuestra fortaleza”, aseguró De La Cruz, la figura.

El final fue familiar, con los jugadores cantando cada una de las canciones. A Demichelis se lo vio agitando sus manos con una de sus hijas. Lo mismo De La Cruz y Nacho Fernández. Fue un fiesta corta, fresca y emotiva. Y más que merecida.



¡¡Felicitaciones Millonario!!

jueves, 2 de marzo de 2023

Boca Juniors Campeón Supercopa Argentina 2022

Comentarios

UNA NOCHE PARA EL RECUERDO EN SANTIAGO DEL ESTERO
Benedetto volvió con un show de goles y Boca festeja un nuevo campeonato
Con tres tantos del delantero, los dirigidos por Ibarra dejaron en claro que no había equivalencias con Patronato, equipo del Ascenso, y conquistaron la Supercopa.
Lo importante no es esa nueva estrella que Boca se borda en el escudo tras golear 3 a 0 a Patronato en la final de la Supercopa Argentina ni tampoco la superioridad que marcó el conjunto que dirige Hugo Benjamín Ibarra, que hizo pesar con fuerza la diferencia de categoría. Lo más trascendental es el regreso de Darío Ismael Benedetto en todo su esplendor: anotó un hat-trick y fue la gran figura de la noche santiagueña. Sucede que para que Boca gane la Copa Libertadores, ese sueño postergado, necesita sí o sí de un Pipa como el de ayer.

Se sabía que una de las lupas del duelo iba a estar puesta en Benedetto, en su regreso después de 4 fechas de suspensión en el torneo doméstico y luego de no haber ingresado el fin de semana contra Vélez. Se recuerda: Pipa solo había disputado 73 minutos en la Supercopa Internacional frente a Racing en Abu Dhabi. Su actuación en suelo árabe no fue buena y la incorporación de Miguel Ángel Merentiel había abierto una duda. Incluso algunos hinchas no estaban conformes con el regreso de Benedetto para la final por las buenas actuaciones de la Bestia contra Platense y Vélez. Por eso el festejo del primer gol del atacante fue potente y se marcó el apellido de su camiseta en un par de ocasiones.

Benedetto jugó bien porque estuvo con ganas, participativo, dinámico, movedizo; se lo notó más fino, además. No fue el atacante que se mete entre los centrales y que espera su oportunidad sin que nada de lo que suceda a su alrededor lo perturbe. Esa característica tuvo el Pipa el año pasado y no le fue bien. Es posible que la competencia interna lo haya ayudado, porque ayer corrió y se mostró como si fuese un juvenil. Redondeó una actuación de lujo con dos cabezazos que se fueron cerca en la etapa inicial, una asistencia a Luca Langoni y tres lindos goles. En el primero de los festejos, fue hermosa la jugada de Nicolás Figal (desborde por la izquierda y centro atrás), pero también es para destacar el movimiento del goleador: ingresó al área llegando desde la medialuna.

No brilló Boca porque tal vez nunca lo haga. Mucho menos con este esquema 4-3-3 que tiene al vértigo como bandera. Es cierto que puede juntar pases con los mediocampistas. Pero a Óscar Romero y a Equi Fernández aún les resulta incómodo moverse como interiores. Por eso el volante juvenil se chocó en varios pasajes con Alan Varela y por eso el paraguayo se rebeló en algunos tramos para ir a oficiar de enganche.

Es directo Boca, entonces. Es capaz de provocar una situación de gol en dos toques. La tuvieron mano a mano Sebastián Villa y Langoni y en ambas se lució el arquero Salvá, que nada pudo hacer en la de Benedetto.

El equipo de Ibarra se hizo protagonista e impuso condiciones y eso también es algo a destacar. Marcó bien la diferencia entre categorías. Es cierto que Patronato estuvo diagramado solo para defender, para intentar salvar el cero en el arco. Walter Otta optó por un 5-2-3, con Juan Barinaga y Juan Cruz Esquivel como falsos extremos que no siguieron a los laterales rivales. Subió y tuvo espacios Fabra para conectar con Villa y Romero por ese sector. La decisión de centralizar a Barinaga y a Esquivel era para que saltaran rápido a presionar a los centrales Roncaglia y Figal. La estrategia no resultó.

Encima, para el complemento Otta rompió la línea de 5 defensores y buscó ser más ofensivo. Ahí Boca lo pasó por arriba: hizo 3 pero pudieron ser muchos más.

Benedetto facturó con un cabezazo tras un córner de Romero y una definición de primera dentro del área chica luego de un desborde de Fabra. Entonces Ibarra entendió el paso que debía dar y mandó a la cancha a Miguel Ángel Merentiel para que todos en el Madre de Ciudades despidieran entre aplausos y ovaciones al Pipa.

No hubo grandes festejos, es cierto, porque Boca hizo lo que tenía que hacer: vencer sin atenuantes a Patronato, un equipo que milita en la Primera Nacional. Pero había alegría en los rostros de todos los integrantes de la delegación que encabezó Riquelme, porque un título siempre es un título y porque las finales se ganan. Y porque Benedetto, ese goleador de elite, está de vuelta.


Felicitaciones Xeneize!!!

lunes, 19 de diciembre de 2022

Argentina Campeón - Mundial Qatar 2022

Comentarios

ARGENTINA, TRICAMPEÓN MUNDIAL
Argentina es campeón mundial en la final más dramática de la historia
Mereció ganarlo en los 90 o en el alargue, pero tuvo que esperar a los penales. Martínez atajó uno, Francia desvió otro y acertaron Leo, Dybala, Paredes y Montiel.
Tenía que sufrir Messi. Tenía que sufrir Argentina. Pero se acabó el sufrimiento. Se acabó. La puta madre. Argentina es campeón del mundo. Sí, no es un sueño. Messi es campeón del mundo. Y es justicia. En Qatar. En un Mundial mágico y exótico que dejó una final mágica y exótica. Porque, si se dejan atrás todos los padecimientos, fue una final apoteótica. Dramática. Inolvidable. Tal vez, inigualable. Con un Mbappé en modo diablo, autor de tres goles que rescataron a Francia de una paliza. Pero Argentina tiene a Messi, que metió dos y fue el mejor del torneo. Y tiene a Dibu Martínez, que volvió a aparecer en una definición por penales. Y antes también. Sobre el final del partido. Y a gozar. Porque lo que acaba de pasar en este Lusail es historia. La Scaloneta domina el mundo. Y Messi... Sí, Messi. Ya no hay discusión: es el mejor de todos los tiempos.

Hay que dejar atrás las emociones mientras Messi se abraza con Celia, su mamá. Mientras el estadio estalla de locura. Mientras los jugadores se mezclan con la gente. Se hace casi imposible escribir revoleando lágrimas sobre el teclado. Pero hay que hablar del partido. Porque Scaloni planteó un partido perfecto. Fueron 80 minutos de dominio abrumador. Un baile mundial. Un baile que se cortó porque Mbappé, simplemente, es el heredero de Messi. Nada más.

Había sorprendido Scaloni eligiendo a Di María como titular. Y volvió a sorprender con Fideo como extremo por la izquierda. Fue una jugada de ajedrez, que incluyó el ingreso de Tagliafico por Acuña para cuidarle la espalda al as de bastos de este equipo que será inolvidable. Porque allí, el hombre de Juventus, que no era titular desde el partido contra Polonia, empezó a hacer daño. Y no sólo obligó a Koundé a no perderle el rastro, sino que también lo obligó a hacer horas extra a Dembélé.

Pero esa movida no fue la única que puso sobre el tablero Scaloni. El equipo se hizo corto, con los centrales siempre atentos para cortar rápido, en especial Cuti Romero, y con un monumental trabajo de Alexis Mac Allister, Rodrigo De Paul y Enzo Fernández. Ellos manejaban el equipo desde el mediocampo y, curiosamente, convirtieron a Messi en un jugador complementario.

No es que Leo jugó mal esos 45 minutos. Todo lo contrario. Lo que sucedió es que esta vez los que tiraron de la carreta fueron otros.

Así llegó el gol del desequilibrio. Después de un toqueteo incesante, Julián abrió para Di María. Parecía que se iba larga la bola, pero Fideo no sólo llegó, sino que clavó los frenos y enganchó para adentro. Así le sacó la ventaja a Dembélé, que en plena persecución lo tocó de atrás. Penal. Y gol de Messi, el sexto del torneo, en su partido 26, récord en Mundiales.

El partido se partió en ese momento. Argentina empezó a borrar de la cancha a un Francia que ni siquiera podía encontrar soluciones de la mano de Mbappé y Griezmann. Fue, a partir de entonces, un baile. Culminó con un golazo que dio calma. Recuperó Molina, Mac Allister tocó para Messi, Messi soltó para Julián, Julián la tiró al vacío para Alexis y Alexis, mano a mano, lo vio entrar a Di María, que definió solo ante la salida de Lloris. Un golazo.

Francia no estaba en la cancha. Se insiste. Y Deschamps, que se miraba con su ayudante, se dio cuenta. Cirugía mayor: afuera el torpe Dembélé y un aislado Giroud, adentro Kolo Muani y Thuram para que Mbappé quedara de delantero centro. El problema, tal vez, no eran los puntas. El problema era que Francia no podía tener la pelota ante una Argentina que se multiplicaba. Hasta Messi bajaba para recuperar.

Ya en la segunda parte Francia seguía en estado de confusión. Un par de errores ingenuos en las salidas. Un lateral mal sacado. Y Argentina, con calma, esperaba. La idea era recuperar y salir rápido. Así llegó una volea de De Paul, tras un centro de Di María que Lloris controló. Así llegó una bola al vacío de Fideo para que Julián, tras una diagonal, obligara a revolcarse al capitán francés.

A falta de media hora, Argentina insistía. Estuvo cerca con una travesura de Di María, en modo Messi, tras una recuperación de Tagliafico. Lo sacó a pasar a Koundé y mandó un centro que De Paul dejó pasar y que encontró a Messi. Era una perla, pero Rabiot llegó con lo justo para cerrar.

Francia, con vergüenza, salió a buscar el descuento. Pero seguía confundido. Y Argentina estaba preparado para el golpe final. Otro contraataque nació con una recuperación de Mac Allister, colosal, que no llegó a quedar mano a mano luego de una gestión de Messi y Julián.

La Selección no regalaba un metro. Y para buscar más equilibrio, Scaloni sacó a Di María, que hizo un partidazo otra vez en una final, y puso a Acuña para hacer sociedad con Tagliafico.

Asustó Francia con una bola cruzada de Griezmann, el único que parecía dar la cara. De sus pies insinuaba nacer la resurrección de Francia. Pero nada le fluía al equipo de Deschamps. Mbappé, que casi no la había tocado en el complemento, se despertó y probó tras una corrida corta. Fue un aviso de lo que vendría.

Deschamps volvió a meter mano en el equipo con el ingreso de Camavinga y Coman por Theo Hernández y Griezmann. Sí, saco a Griezmann que era el mejor de los suyos. Raro. Pero el tiempo le daría la razón. Mac Allister, otro que entró en modo Messi por un rato, armó un jugadón por izquierda, descargó para el Messi verdadero, que encontró a Enzo solo en la medialuna. El remate fue muy centrado. El tercero no llegaba.

Pero no preocupaba. La superioridad era notable. Empezaba a caer el “ole, ole, ole” de la tribuna. Era una fiesta. Pero... Siempre hay un pero.

Se escapó Kolo Muani y Otamendi, que debió cruzar a la derecha, lo bajó. Penal. El único error hasta ese momento terminó en el descuento de Francia. Se hizo cargo Mbappé y le ganó la batalla mental a Dibu, que rozó la pelota con las yemas, pero no la pudo sacar. Faltaban diez minutos.

Empezó otro partido. Un partido que no duró nada. Porque Mbappé, diabólico, tenía otros planes. Messi perdió una pelota en el medio. Rabiot buscó al fenómeno de PSG, el que no es Messi, que se la bajó a Thuram, que se la devolvió a un toque. Volea y gol para volver a ser el goleador del mundial. Dos minutos fatales. De no creer. El fútbol no sabe de justicia. Pero sí de drama. Otro partido en serio.

Argentina intentaba salir. Y Francia estaba en estado de gracia. Lo tuvo Thuram tras un centro de Mbappé, ya totalmente activo. No llegó por nada. Enzo frenó justo el pie cuando volvía a molestar Thuram. Se paralizó el estadio. Pero el polaco Marciniak, que manejó bien el partido, marcó tiro libre para la Argentina y amonestó al punta. Alivio. Los corazones se detuvieron otra vez con un desborde de Coman que encontró a Camavinga. Apareció Dibu. Con suspenso, pero apareció. Se completaban los ocho minutos de descuento. Francia seguía con la mira calibrada. Cada ataque era peligro de gol. Sin embargo, el que tuvo la del final fue Messi con un zurdazo desde afuera del área. La de siempre. La que no suele fallar. Lloris apareció en todo su esplendor para despejar al córner. Al alargue.

El mini descanso le dio algo de paz a la Selección. Entró Montiel por Molina, que había padecido a Thuram. El partido se puso en un freezer. Hasta que Messi armó un jugadón con Enzo y Argentina tuvo una doble chance. Lautaro, que había entrado por Julián, no pudo con Upamecano. Montiel tomó el rebote y le pegó de volea y Upamecano la sacó al córner. Enseguida, tuvo otra Lautaro, que quedó solo con Lloris y definió mal. Era offside. Terminó mejor la Selección el primer suplementario.

Y también arrancó mejor el segundo. Messi probó con una volea que volvió a encontrar las manos de Lloris. Y llegó el premio. Un despeje de la defensa encontró a Lautaro, que se la bajó a Messi. Leo manejó y descargó para el Toro, que estaba habilitado por un glúteo, y fusiló a Lloris. El arquero dio rebote y la pelota le cayó a Messi, que la tocó para que Lusail volviera a estallar. El séptimo del Mundial. Otra vez cerca de la copa.

Pero faltaba mucho, aunque no faltaba nada. El partido era puro nervios. Parecía que Argentina se lo llevaba. Pero otro penal, por una mano de Montiel tras un remate de Mbappé, le sirvió otra vez el empate a Francia a cuatro del final. Y Kylian volvió a acertar. Tres goles en una final. Un animal.

¿Penales? No. Había más en esta maravillosa final. Dibu Martínez le tapó la pelota de la tarde a Kolo Muani en una atajada de antología. ¿Penales? No, Lautaro cabeceó solo después de un desborde de Montiel y le erró al arco. Una pena.

Ahora sí. Penales. Más drama dentro del drama. Pero los penales son la especialidad de Dibu. Atajó uno, el de Coman, y amedrentó a Tchouameni, que la tiró afuera. La Scaloneta no falló. Messi, Dybala, Paredes, Montiel.

“Vamos Argentina, la concha de su madre. Somos campeones del mundo”, bramó Messi con el micrófono abierto para toda la cancha. Tuvo que llegar hasta Medio Oriente para confirmar que es el rey del mundo. Tras no dejar récord en pie, el capitán cumplió su gran meta. Y se dio el gusto de levantar la Copa que todos quieren levantar. Ya es leyenda.

martes, 8 de noviembre de 2022

Racing Club Campeón Trofeo de Campeones 2022

Comentarios

UN PREMIO CONSUELO PARA UNA ACADEMIA QUE QUIERE MÁS
Racing tuvo su tiempo de revancha y se quedó con la última sonrisa del año en una final que terminó en papelón
Hubo diez expulsados, siete de Boca y tres de Racing, y el partido se suspendió. La gente no merecía un desenlace así.
No merecía la fiesta que hubo en las tribunas del Estadio Único La Pedrera ese final escandaloso del que fueron protagonistas los jugadores de Boca y de Racing y el árbitro Facundo Tello, con 10 expulsados, 7 por un lado y 3 por el otro, y que finalmente fue suspendido por inferioridad numérica del Xeneize. Fue un verdadero papelón.

Se echarán culpas en las declaraciones los unos y los otros, que el árbitro cobraba todo para ellos, que algunos jugadores iban con mala intención a disputar algunas pelotas, que las manos que fueron o no. Tanta intensidad los pasó de rosca.

Pero la fuerte discusión que arrancaron Sebastián Villa y Johan Carbonero en el final del tiempo reglamentario se agigantó después del gol de Carlos Alcaraz. Ese desahogo de Emiliano Insúa que Luis Advíncula interpretó como burla y le tiró un cabezazo; ese festejo del goleador, con el corpiño electrónico puesto y la camiseta en una mano, la mirada fija en la hinchada de Boca, que desató la ira de los jugadores y la gresca se generalizó.

Las rojas se multiplicaron hasta quedar Boca impedido de continuar reglamentariamente. Mientras los jugadores de Racing festejaban, los otros rodearon a Tello acumulando reclamos y reproches. Hasta que se fueron calmando. Y otra vez la gente aportó mayor cordura que los protagonistas. “Dale campeón” gritaban los académicos, que tanto sufrieron en el año y en especial en la definición del último torneo. “Dale campeón”, cantaban los hinchas xeneizes despidiendo a sus hombres con aplausos, mientras algunos ofrendaban sus camisetas. Pero los campeones dejaron mucho que desear.

Pero el show debe continuar. Con la sangre aún hirviendo, los organizadores empezaron a armar el escenario para los festejos, como si nada hubiese pasado. Hubo aplausos, medallas, besos, trofeo, pirotecnia y hasta palabras con algo de emoción de Iván Pillud. Todo estaba preparado para una fiesta que los protagonistas se encargaron de arruinar. Fueron los campeones del papelón.

Es cierto que empezó picante el partido. Hubo un gesto de los jugadores de Boca unos minutos antes que fue toda una declaración de principios. Con las copas ganadas este año, la de la Copa y la del Torneo de la Liga Profesional, saludó a su gente, que aplaudió y alentó a rabiar porque entendió el mensaje. El rival, Racing, estaba ahí pero no había sido campeón en el año, sólo por cuestiones reglamentarias. Pero la final había que jugarla y uno de los dos sería nuevo campeón.

El primer tiempo fue ganando emoción e intensidad con los minutos. Después de un leve intento de Racing de manejar la pelota y llegar con profundidad (remató Maxi Romero, pero sin fuerza), enseguida Boca se acomodó y le ganó el medio, porque Moreno quedó demasiado solo en la marca. Estaba mejor el equipo de Ibarra cuando llegó el 1-0 de Briasco, después de un gran centro de Fabra desde la izquierda y una buena definición del ex Huracán.

El interrogante era saber cómo reaccionaría la Academia, que poco había hecho hasta ese momento. El mayor inconveniente era que no lograba tener peso en el área de Rossi. Por eso se animó a patear Matías Rojas cuando advirtió que ningún rival se le acercaba. Le pegó bárbaro, fuerte, de zurda, pero también contó con la complicidad del arquero xeneize, al que le venció las manos.

El empate revitalizó la final. Por el lado izquierdo, llegaba mejor Boca con Villa y Fabra. El delantero metió dos centros cruzados que se fueron muy cerquita del palo izquierdo de Arias. Racing también tuvo su chance con un cabezazo de Hauche que se fue apenas desviado. Y en la última jugada del primer tiempo, tras un tiro libre para Boca, Pol Fernández punteó el balón ante la mala salida de Arias y se fue por arriba del travesaño.

Pasó rápido la primera etapa, un signo de que no fue aburrida. Pero no se jugó bien. Lo mismo sucedió en el segundo tiempo. Hubo situaciones de gol, alguna polémica, una desacertada tarea del árbitro mundialista y la temperatura ambiente subió en el final que terminó con las expulsiones de los colombianos Villa y Carbonero por agredirse.

El déficit de Racing cuando tuvo el control del partido fue la falta de definición. Es cierto que tuvo la más clara con ese remate de Alcaraz que dio en el palo, pero cada vez que dominaba a Boca, desaceleraba y dejaba crecer a su rival. Se sabe, Boca no juega bien. Pero por momentos es sólido atrás, tiene un bastión en el medio como Alan Varela, que también se fue expulsado por doble amarilla, y el desequilibro de Villa. Pero en la última media hora del tiempo reglamentario estuvo perdido y los ingresos de Langoni y Benedetto apenas se notaron.

El alargue, con lo que todo lo que pasó, resultó una parodia de un partido ya no valía la pena analizar.



¡¡Felicitaciones Academia!!

lunes, 31 de octubre de 2022

Patronato de Paraná Campeón Copa Argentina 2022

Comentarios

EL EQUIPO DE PARANÁ SE IMPUSO A TALLERES EN MENDOZA
Patronato festejó la Copa Argentina con un gol insólito para cerrar un año increíble
Banega fue a trabar una pelota con Benavídez y el balón tomó una parábola inatajable para el arquero Aguerre. Así se definió el título a favor de un equipo que descendió semanas atrás.
A veces el fútbol es lógica pura. Pero muchas otras veces, el fútbol se apoya en lo insólito para escribir las páginas más increíbles. Eso sucedió en Mendoza en una noche inolvidable para Patronato, el equipo que descendió a la Primera Nacional a pesar de haber hecho un gran semestre y que ahora celebró el primer título nacional de su vida al ganar la décima edición de la Copa Argentina con un gol inexplicable de carambola de Tiago Banega, que fue a trabar una pelota con Gastón Benavídez y terminó, casi sin querer, clavándola en el arco. El Patrón superó 1-0 a Talleres en la final y jugará la Copa Libertadores 2023 y disputará la Supercopa Argentina con Boca en Abu Dhabi en enero.

Hizo (casi) todo bien Talleres en un primer tiempo en el que dominó, pero no lo ganó porque le faltó lo que le hace falta a todo equipo para ganar: el gol. Tuvo sus chances claras por la buena movilidad de sus hombres de ataque y por la visión de Rodrigo Garro. Pero, falló en el último toque.

La postura inicial de Patronato intentó engañar a los cordobeses. Porque antes del pitazo inicial se plantó con cuatro hombres en el fondo, pero a los pocos minutos ya Raúl Lozano se adelantó a la línea de volantes y Jonás Acevedo se corrió hacia el medio, como en la semifinal ante Boca.

Y por ese espacio, a la espalda de Lozano, Talleres llegó. Apareció Gonzalo Álvez, tiró el centro, peinó Michael Santos, la tocó Garro y Diego Valoyes definió por arriba del travesaño con todo el arco de frente. Ese fue el primer aviso. A los entrerrianos se les dificultaba demasiado llegar con pelota dominada a la línea del mediocampo. Talleres recuperaba rápido y buscaba lastimar directo.

El segundo aviso derivó de una jugada preparada de un córner: Garro la jugó hacia afuera mientras todos esperaban el centro al área y Álvez sacó un buen remate que tapó con una mano Facundo Altamirano. Una media vuelta de Santos fue otra de esas balas que pasaron cerca del arco del Patrón. Y después volvió a probar Valoyes, nuevamente sin puntería.

El Colorado Sava se percató de que su equipo no la estaba pasando bien y lejos estaba de repetir el partido ante Boca. No esperó y cambió de esquema. Hizo bajar a Lozano para armar los cuatro en el fondo y abrió a Acevedo. Para colmo, perdió a Franco Leys por un golpe fuerte en la tibia izquierda (entró Tiago Banega). Se empezó a sentir un poco más seguro Patronato y se animó a pisar el área de Alan Aguerre. Igual, no consiguió claridad en esa primera parte que se emparejó hacia el final.

Sava movió el banco en el entretiempo y ordenó lo que le faltaba ordenar. Talleres ya no le llegó tan fácil. Y de contraataque, los de Paraná crecieron. Marcelo Estigarribia hizo trabajar a Aguerre por primera vez en la fría noche cuyana con un zurdazo potente y cruzado. Y luego se produjo la jugada fortuita para Patronato y catastrófica para la T. La pelota hizo una parábola perfecta y se incrustó exactamente detrás de un sorprendido Aguerre que nada pudo hacer.

Todos se quedaron atónitos. Ni los propios jugadores de Patronato entendían bien qué había ocurrido. Pero, por más insólito que haya sido, el gol vale igual y se festejó a lo grande. Porque el conjunto dirigido por Javier Gandolfi ya no tuvo respuestas. Quedó en shock, al igual que los 30 mil hinchas que los acompañaron.

Patronato largó, al fin, la sonrisa más grande de su historia después de haber llorado el descenso hace poco. Ahora es momento de festejar su primer laurel. Nada menos.



¡¡Felicitaciones Patrón!!

lunes, 24 de octubre de 2022

Boca Juniors Campeón Torneo de la Liga Profesional de Fútbol 2022

Comentarios

BOCA SE LLEVÓ EL TÍTULO AUNQUE NO LE GANÓ A UN INDEPENDIENTE QUE FUE AL FRENTE
Campeón del sufrimiento, con una ayudita de su clásico rival
A puro nervio, el 2-2 le dio el punto para dar la vuelta olímpica, gracias a que River le dio un mazazo a Racing.
El fútbol argentino es eso que pasa mientras Boca gana y no para de ganar. No hay con qué darle a este equipo de Hugo Ibarra. Juegue bien, juegue mal. Boca gana. Y no gana solamente partidos. Porque gana hasta cuando no gana. Sin brillar, con un Independiente que les puso la tapa a todas las suspicacias, pero ganó el campeonato gracias a la victoria de River sobre Racing en Avellaneda.

Las pasó todas Boca, pero siempre se recuperó. De lesiones. De peleas internas. De la resistencia inicial hacia el DT. El Boca del Negro gambeteó todos los obstáculos para dar la vuelta olímpica en una definición inolvidable, cambiante minuto a minuto. La pelota quedó limpia porque en este final infartante los clásicos rivales de los candidatos se vistieron de jueces e hicieron lo que tenían que hacer: ir al frente. Y los laureles se quedaron otra vez con Boca.

Fue una tarde de sufrimiento. Porque Boca no jugó bien. Los nervios se sintieron desde las tribunas, con los murmullos tapando los cantos de aliento de La 12 por momentos y un equipo que con la posesión de la pelota no supo bien qué hacer. Independiente le cedió la tenencia y lo esperó con una línea de cinco defensores y otra de cuatro volantes.

Julio César Falcioni, aplaudido por los hinchas locales, decidió sacar a un delantero para meter un hombre más abajo. Así, Leandro Benegas fue la punta de lanza del Rojo. Pero eso no significó que resignara el ataque, e Emperador. Al contrario, de contragolpe, el visitante fue más dañino.

Carlos Zambrano tuvo tres cierres espectaculares ante Benegas. Los tres eran goles seguros. Con un juego bien directo, Independiente aprovechaba los errores no forzados del medio y agarraba mal parado al fondo. Eso sucedió en el penal que Luis Advíncula le hizo a Lucas Rodríguez.

Fue un penalcito. Darío Herrera, cobró de inmediato. El VAR chequeó y lo ratificó. Leandro Fernández primereó para patear. Y esa seguridad la trasladó a la red. El 1-0 del Rojo se gritó en Avellaneda, pero en la casa de los vecinos. De todos modos, la alegría de Racing poco iba a durar porque Boca reaccionó rápidamente. Dos minutos después, llegó el empate de pelota parada tras una infracción de Edgar Elizalde sobre Advíncula: Oscar Romero ejecutó el tiro libre cerca del área y Guillermo Fernández la peinó para ubicarla como con el pie en el segundo palo. Inalcanzable para Álvarez, que le había tapado una a Pol más temprano.

Boca revivió. La pasaba mal el conjunto de Ibarra porque no pesaban sus volantes encargados de la creación. Juan Ramírez nunca se hizo cargo de asumir la responsabilidad de enganche. Y Romero y Pol poco influían en las acciones de riesgo.

Frank Fabra era el más punzante. Por la izquierda se las rebuscaba para hacer lo suyo, encarar y ganar. Tuvo un disparo picante que bloqueó Álvarez. Una salvada de Rossi en el cierre de la primera parte tras un tiro de Alex Vigo les devolvió la respiración a los hinchas, que tenían una oreja en la radio para saber las noticias que llegaban del Cilindro.

Ibarra sacó a un flojo Ramírez y metió a Sebastián Villa para el complemento. El colombiano hizo todo bien en cinco minutos: le hicieron la falta que él mismo canjeó por el golazo del campeonato. Fue una definición de tiro libre perfecta que se metió en el ángulo. Sí, otra vez de balón quieto, Boca lo dio vuelta, aunque la euforia debió contenerse enseguida.

Es que Racing pasó a ganar de penal y eso significaba que un tanto de Independiente podría quitarle el título del bolsillo a los de la ribera. Los corazones parecieron detener por unos segundos cuando Rossi se lució con una doble salvada a quemarropa ante Juanito Cazares. Igual, todo quedo invalidado por un offside previo muy finito. Si hubiera sido gol, hubiera intervenido el VAR.

De pronto, la confusión. En las tribunas se pasó de la alegría por el gol de River a la incertidumbre por la igualdad de Independiente por el cabezazo del pibe Vallejos en diez segundos. ¿Y ahora? Todo podía pasar.

Los nervios a flor de piel hasta el último minuto. Hasta que Franco Armani atajó el penal que le hubiera dado el título a los de Fernando Gago y el segundo de Borja liquidó a La Academia. Recién ahí, toda la Bombonera latió al grito de dale campeón. Una vez más. Boca campeón, sí, con sufrimiento.



¡¡Felicitaciones Xeneize!!

jueves, 2 de junio de 2022

Argentina Campeón Finalissima 2022

Comentarios

ARGENTINA LE GANÓ 3-0 A ITALIA CON UNA ACTUACIÓN MOMORABLE Y EN UN ESCENARIO MÍTICO
La Selección dio un recital en Wembley, goleó a Italia y festejó un título más
De la mano de Messi, el campeón de América vapuleó al ganador de la Eurocopa. Lo demolió en el juego y la diferencia debió ser más amplia. Goles de Lautaro, Di María y Dybala.
“¿Puede alguien encontrarme alguien a quien amar?”, cantaba Freddie Mercury 36 años atrás en el mítico Wembley. Y los más de 90 mil fanáticos privilegiados de ser testigos de ese concierto antológico de la historia del rock mundial coreaban la letra y se enloquecían con la potencia de Queen. No es la misma estructura, claro, porque el viejo templo del fútbol fue demolido y reconstruido, pero en este mismo escenario y en un recital de fútbol puede asegurarse que la respuesta a la pregunta de la canción del inmortal Freddie al fin encontró una respuesta. Cuando digan que ya no tengas sentido común y que ya no tengas a nadie en quién creer, como se parafrasea en el bellísimo tema de la banda británica, ahora tenés a quien amar: a Lionel Messi y a La Scaloneta.

Es una especie de magia que envuelve a los futboleros argentinos que coparon más de la mitad de las 90 mil ubicaciones de Wembley. El equipo argentino sigue enamorando corazones y ganándose elogios. En la Finalissima contra Italia, el campeón de la última Eurocopa, los futbolistas de Lionel Scaloni saldaron una de las pocas cuentas pendientes que tenían: medirse ante un rival europeo. Y fue con absoluto éxito.

La Argentina demostró ser un rock and roll potente y contundente, goleó por 3-0 que debió ser mayor, para ganar el segundo título oficial en esta nueva era, aumentar el invicto a 32 partidos y, sobre todo, ratificar que va por el camino adecuado hacia Qatar.

Es una loca cosita llamada amor ver jugar a Lionel Messi. Un encantador de multitudes que con su danza sobre tapones de aluminio deja embobados hasta a los defensores de enfrente. Un maestro del engaño es el rosarino. Si lo sabrá Giovanni Di Lorenzo, que lo fue a buscar por un lado y el 10 le salió por el otro con un quiebre de cintura casi de contorsionista. Se aguantó a la carrera su embestida y cuando vio el hueco le dio la asistencia a Lautaro Martínez que hizo un gol de goleador, apareciendo entre los centrales. Nobleza obliga, esa jugada nace de la presión de Nicolás Tagliafico y un pase de Giovani Lo Celso.

La presión, precisamente, fue clave en el desarrollo. Alta y constante, homogénea porque iban en bloque y no de a uno. Y duró durante largos lapsos de los 90 minutos. Italia nunca le encontró solución.

Antes, hubo un partido de 27 minutos bastante nivelado en el que Italia, que presentó a sus mejores hombres, aunque con las ausencias obligadas de Immobile, Chiesa, Verratti e Insigne, quiso enfrentarse de igual a igual a la Argentina. Y con sus armas pudo poner en aprietos por algunos instantes a la defensa albiceleste. Un par de remates que probaron a un atento Emiliano Martínez. Un desborde de Federico Bernardeschi por la derecha que cerró justo Cristian Romero.

Pero no le alcanzó a la Italia de Roberto Mancini, que tiene la herida abierta de la no clasificación al Mundial, a manos de Macedonia del Norte. Y ante el primer golpe, se desmoronó por completo. Le pasó en suelo inglés, en la tarde-noche londinense que se mostró atípicamente despejada. Ni las ganas de Nicoló Barella, ni los intentos de Giacomo Raspadori sirvieron de mucho. No contra una Argentina avasallante que apenas pudo, hizo otro gol.en el momento justo, sobre el final del primer tiempo. Uno de esos goles que son golpes de nocaut. ¿Cómo salir a la segunda etapa cuando ya no alcana un gol para empatar? Problema azzurro.

Lautaro fue de nuevo protagonista. Sacó el Dibu Martínez del arco y el bahiense bancó la marca de Leonardo Bonucci con puro oficio de delantero, giró y se la entregó a Ángel Di María quien le sacó metros de ventaja al veterano Chiellini y aprovechó que el arquero no saliera para definir de cara a su excompañero del conflictivo PSG, Gianluigi Donnarumma, como él sabe: por arriba. No es la primera vez que Fideo define así.

La Selección mantuvo su plan de siempre. El de la presión alta. El de encontrar toques cortos y si se podía, buscar el pase largo para sorprender como le gusta hacer a Rodrigo De Paul, de buen despliegue. No jugó Leandro Paredes, lesionado, su socio en esa mitad de cancha y Guido Rodríguez fue un buen acompañante del ex Racing.

Faltó algo para que la noche de Messi fuera redonda en el templo, sí: el gol. Lo buscó el capitán albiceleste. Tuvo varias chances, algunas muy claritas. Pero Donnarumma no le permitió darse el gusto de redondear una noche en la que se puso la corona de todas formas porque comandó todos los avances del equipo.

El tercero y último de la noche, que pudo hacer sido de Leo, lo hizo Paulo Dybala, uno que necesita sumar porotos de cara a la lista mundialista. Un puñado de minutos le alcanzaron a Dybala para avisar de que puede ser tenido en cuenta. Igual que Julián Álvarez, quien apenas entró, con total desvergüenza remató desde la mitad de cancha.

Scaloni y los hinchas argentinos pueden estar tranquilos. Tienen a alguien a quien amar. God save de King. Dios salve a Messi, el Rey de Wembley que llevó a la Selección a otra celebración y se ilusiona pensando en noviembre. “We are the champions...”


lunes, 23 de mayo de 2022

Boca Juniors Campeón Copa de la Liga Profesional 2022

Comentarios

ANTE UNA MULTITUD SE CORONÓ EN EL KEMPES CORDOBÉS Y LOGRÓ EL TÍTULO 72 DE SU HISTORIA
Boca dio un salto gigante para golear a Tigre y festejar que es un justo campeón
Estuvo apurado al principio pero en cuanto Rojo hizo el primero dominó el partido y aplastó a su rival. Fabra la clavó en un ángulo y al final el pibe Vázquez hizo el tercero.
Boca es el campeón de la Copa de la Liga Profesional. ¿Es un justo campeón? Según esa máxima del fútbol que indica que “el mejor es el que gana”, sí. Si se lo evalúa por los últimos siete partidos que disputó entre Copa y Copa, también. Por lo hecho en la final en Córdoba, sin dudas. El Boca de Sebastián Battaglia es un justo campeón que goleó en el partido decisivo a Tigre por 3-0 y sumó una nueva estrella, se ganó un boleto para la Libertadores 2023 y para el Trofeo de Campeones de 2022. Otra vez el entrenador levanta un trofeo, como lo hizo hace seis meses con la Copa Argentina; otra vez Boca es campeón desde que Juan Román Riquelme volvió al club para ser dirigente. A pesar de todo, en contra de todo. Bien a lo Boca.

Sobre el césped del Kempes, Boca impuso su jerarquía ante el buen equipo de Diego Martínez que venía de ser campeón de la Primera Nacional y ascender a Primera. Se había ido en 2019, después de ganarle a Boca la final de la Copa de la Superliga.

Desde el segundo tiempo en San Pablo con Corinthians que Sebastián Battaglia parece haberle encontrado la vuelta al equipo. Los retoques que hizo en el mediocampo son claves y en Córdoba fueron fundamentales: Alan Varela es el cinco, bien posicional; eso liberó a Guillermo Fernández, que siempre juega bien con y sin la pelota; y Óscar Romero aporta calidad, pero también sacrificio. Jugó de todo: fue volante izquierdo, enganche y también ocho. De su pie izquierdo salió lo mejor de Boca en un primer tiempo que empezó con algunas dudas y con un Tigre vehemente que intentaba llevárselo puesto en los primeros minutos con la potencia de Mateo Retegui y la velocidad de Facundo Colidio, como había hecho en el Monumental para sacar a River del torneo.

Pero lo mejor de Boca esta vez estuvo en el fondo. No solo porque el mejor ataque en la final fue de la defensa, sino porque Carlos Izquierdoz y -sobre todo- Marcos Rojo bancaron la parada y le bajaron la persiana a cada intento de Tigre.

El Cali, capitán y voz de mando, para comerse crudo a Facundo Colidio y aparecer en los momentos determinantes. Y Marcos Rojo para jugar el partido que había soñado desde su regreso al fútbol argentino. Esta vez no “se mandó ninguna” de las que se suele mandar. Estuvo sobrio y sólido. Le ganó el mano a mano a Mateo Retegui. También la revoleó cuando ameritaba y salió jugando con criterio cuando el equipo lo necesitaba. El cabezazo que metió en la última jugada del primer tiempo para destrabar la final fue la piedra fundamental donde Boca edificó un nuevo campeonato.

Y cuando todos los focos estaban puestos en los delanteros Eduardo Salvio, Darío Benedetto y Sebastián Villa, fueron los defensores los que dieron la cara por el equipo. Villa jugó bien en el primer tiempo a pesar de tener la presión encima de dos causas penales por violencia de género y abuso sexual -respectivamente- que avanzan en la Justicia. Edificó un golazo con Darío Benedetto, pero la jugada fue anulada de inmediato por el línea Diego Bonfá y corroborada luego por el VAR. El segundo asistente merece un reconocimiento: también acertó en el gol de Marcos Rojo, cuando levantó rápido su bandera indicando que la pelota había entrado y no dio lugar a dudas.

Con la ventaja en el bolsillo, Boca salió a jugar el segundo tiempo a la expectativa de lo que hiciera Tigre, que ahora estaba obligado. El Matador tuvo tres chances claras: las dos primeras las falló Mateo Retegui y la tercera tras un córner fue Víctor Cabrera el que no pudo definir. Pasó de largo el tren que esperaba Tigre para empatar y volver a la pelea, a la esperanza de hacer con Boca lo que había hecho con River.

Juan Ramírez entró por Eduardo Salvio. Y Boca siguió siendo prolijo. Un lateral sobre la derecha de Luis Advíncula para Darío Benedetto: control y pase para Ramírez, control y pase para Varela; control y pase para Fabra que se adelantó unos metros y sacó un zurdazo que se clavó en el ángulo. Y ese fue el clavo que faltaba para sellar la suerte de la final. Todavía faltaban 23 minutos y el descuento.

Tiempo suficiente para que Sebastián Battaglia mandara a la cancha a Luis Vázquez y el pibe pusiera la cabeza para cerrar el 3-0, decretar la goleada y seguir alimentando todo lo que se avizora en su futuro.

Boca levantó la Copa de la Liga Profesional y dio la vuelta olímpica en Córdoba. Es el título 72 que logra el club xeneize desde que se fundó, contabilizando torneos locales, internacionales y los de la época del amateurismo.

Pero esa historia no terminó ayer. Todo lo contrario. Se construye día a día y el jueves tiene otra final, en la Bombonera ante Deportivo Cali. Y está obligado a ganar para pasar de ronda en la Libertadores. Boca es así, no hay respiro. Esa historia y la multitud que lo acompañó a Córdoba se lo demandan.



¡¡Felicitaciones Xeneize!!

martes, 21 de diciembre de 2021

River Plate Campeón Trofeo de Campeones 2021

Comentarios

EL GANADOR DEL ÚLTIMO TORNEO SE LLEVÓ EL TÍTULO ANTE EL VENCEDOR DE LA COPA DE LA LIGA
Con una goleada, River despidió el año como el campeón de los campeones
Venció 4-0 a Colón con una fenomenal actuación de Álvarez, que hizo un doblete y participó de los otros dos. El equipo de Gallardo ratificó su poderío ante un rival que no era sencillo.
Le sienta muy bien Santiago del Estero a River. En esta tierra consiguió dos de los tres títulos que ganó este año. El primero en marzo cuando goleó a Racing y obtuvo la Supercopa Argentina. El segundo, anoche, al derrotar a Colón y quedarse con el Trofeo de Campeones para gritar nuevamente campeón como pasó hace menos de un mes al ganar la liga local.

La atmósfera del partido era ideal. Salvo por el agobiante calor, claro. Pero hubo un contexto que no es habitual en el fútbol argentino. Un estadio con mitad de una hinchada y mitad de la otra. Con mucho color y a puro canto en las tribunas de un estadio como el Madre de Ciudades que tiene todas las características a la de uno mundialista.

Todo esto, sumado a las virtudes de ambos equipos hacían presagiar un encuentro vibrante, emotivo, de ida y vuelta. Sin embargo, el partido recién se activó cerca del final del primer tiempo cuando Julián Álvarez entró como una tromba entre los dos centrales y colocó la pelota junto a un palo tras un calificado centro de Simón. Esa fue la única jugada en la que el equipo de Gallardo encontró varios pases seguidos, más allá de un desvío que hizo que la pelota derive en el juvenil mediocampista antes del centro a Álvarez.

Hasta ese momento, contrariamente a lo que se venía viendo en gran parte de la liga que ganó hace menos de un mes, River estuvo impreciso. Y escasearon los pases filtrados. Por lo tanto, Álvarez le quedaba aislado y Julián debía rebuscárselas individualmente como en esa jugada en la que sacó un zurdazo de la galera que Burián sacó al córner.

Gallardo decidió poner a Paradela desde el arranque y un esquema con cinco volantes. Tal vez para espejarse con Colón que suma mucha gente en la mitad de la cancha. Entonces, el partido se transformó más en un tablero de ajedrez. Y el calor influyó para que el juego sea espeso.

Colón en la primera mitad inquietó a River por la banda derecha pero no pudo terminar de aprovechar las desinteligencias entre Paradela y Casco y Casco y Martínez. El marcador central sufrió horrores a Ferreira (cuyo pase pertenece a River) por ese sector y a Farías cuando se tiraba por esa banda. Pero al Sabalero le faltó peso arriba.

En definitiva, ambos jugaban con cinco volantes, distribuidos en el caso de River con Zuculini detrás de una línea de cuatro que armaban Simón, Enzo Fernández, Palavecino y Paradela, mientras que, en Colón, Ferreira y Bernardi se ubicaban por delante de Castro, Lértora y Aliendro. Y los también jugaban con “falso 9” ya que ni Álvarez ni Farías, las joyas de cada equipo son centrodelanteros. Pero Álvarez tuvo más oficio al saber meterse entre los centrales y River se fue al descanso con ventaja.

Y si alguien se había preguntado por qué Gallardo puso a Paradela de entrada, la respuesta estuvo en el inicio del segundo tiempo cuando el ex Gimnasia recuperó una pelota en la mitad de la cancha y esta vez sí le dio el físico para llegar hasta el área rival luego de tirar una pared. Y en el esfuerzo final de esa corrida buscó a Álvarez, quien guapeó y convirtió el segundo gol, para delirio de todo el pueblo riverplatense.

Cuando River no encontraba el rumbo, Julián Álvarez lo enderezó con dos estocadas, una al final de la primera parte y otra al comienzo del segundo tiempo. Al final terminó goleando con las apariciones de Rollheiser y Carrascal. Fue al fin y al cabo una síntesis perfecta de lo que ocurrió en la última parte del año cuando el equipo del Muñeco se encaminó a la coronación en el campeonato local. Y cerró el año con otro título, esta vez con una goleada en un ciclo que sus hinchas jamás olvidarán.

La noche perfecta.



¡¡Felicitaciones Millonario!!

lunes, 13 de diciembre de 2021

Boca Juniors Campeón Copa Argentina 2020

Comentarios

UNA FINAL MUY POBRE Y CASI SIN SITUACIONES DE GOL, QUE DEBIÓ DEFINIRSE DESDE LOS DOCE PASOS
La vieja mística de Boca en los penales le dio la alegría de llevarse la Copa Argentina
Como tantas otras veces, acertó en la definición. Rossi hizo la diferencia atajándole el remate a Fértoli. El partido fue malo, más peleado que jugado. Talleres no supo hacer valer el hombre de más que tuvo desde la expulsión de Ramírez.
Los penales y Boca, esa historia de amor como no hay otra igual. La sensación es inequívoca cada vez que el xeneize llega una definición desde los doce pasos: ganará. Hay una mística que se transmite o está en el aire. Fue de mala para muy mala la final contra Talleres. Casi no pateó al arco el equipo de Sebastián Battaglia. Pero luchó para llegar a la definición y Agustín Rossi se vistió de héroe para atajar uno. Estuvieron certeros los ejecutores de Boca, que ganó 5-4 y se consagró campeón de la Copa Argentina.

Es un lugar común pero válido: no se jugó el partido, se peleó. Salió fea la final, cargada de nervios. Algunos números son perfectas pinturas para entender lo que sucedió en el Madre de Ciudades: se cometieron 20 faltas (una cada 2, 25 minutos), hubo cuatro amonestados, apenas patearon una vez al arco (Valoyes, a los 41’) y existieron cuatro encontronazos entre futbolistas (Auzqui-Rojo, Pérez-Villa, Campuzano-Valoyes y Martino-Advíncula). El resultado de la etapa inicial, entonces, no podría ser otro que el 0 a 0.

Jugaron mal Talleres y Boca por la tensión de la final y también porque cambiaron sus maneras. Alexander Medina dejó de lado el 4-2-3-1 y apostó por un 4-4-2, con Auzqui en la misma línea que Santos. Con el nuevo dibujo pesó menos Valoyes, que tuvo un punto de inicio un poco más retrasado. Y tomó recaudos el Cacique y casi no mandó al ataque a Tenaglia, por lo que la T se plantó siempre con 3 en el fondo. Abusó de las pelotas largas, además, porque los dos volantes centrales, Villagra y Méndez, estuvieron nerviosos. Inquietó solo con algún córner y con el remate lejano de Valoyes que casi termina en gol por un error de cálculo de Rossi.

Boca, por su parte, se paró con un 4-3-3. Esta vez, Cardona fue un enganche, pero partiendo desde el extremo izquierdo. Porque no se puede aseverar que el colombiano fue wing. Lógicamente, participó menos, pero las poquitas buenas de Boca (algún pase filtrado, un par de centros, un cambio de frente) se gestaron desde su cabeza y su pie derecho. Fabra no tuvo el sendero liberado y no pasó al ataque. Tampoco fluyó el juego de los interiores Almendra y Ramírez. El dato también grafica: Boca no pateó al arco en el primer tiempo.

Hizo algo bueno el elenco de Battaglia: no permitió las largas corridas de Talleres. Se sabe que los cordobeses se hacen fuerte en esa faceta del juego y Boca bloqueó esa posibilidad.

Había arrancado un poquito mejor Boca en el complemento, soltando más a los laterales y juntando pases en el mediocampo. Se paró unos metros más adelante. Pero no encontró caminos para generar situaciones. Todo se desmoronó cuando Juan Ramírez se fue expulsado por doble amonestación. Otro juego arrancaba.

Pero le volvió a quedar grande un partido a Talleres. Tiene que levantar ese pagaré el Cacique Medina. Como contra River en el torneo local, jugó en ventaja numérica largos minutos y no supo qué hacer. Volvió a retener al doble-cinco de contención y tardó demasiado en incluir a Retegui a la cancha. Manejó la pelota sin ningún sentido; ni siquiera mandó pelotas largas al área.

Fue inteligente Boca para hacer correr los últimos 20 minutos sin que nada pasara. Se pinchó el juego y uno a uno los jugadores se fueron cayendo para hacer tiempo. Battaglia utilizó los 5 cambios. Tuvo maña Boca, experiencia. Y aguantó sin recibir remates al arco.

Se conformó Talleres también con llegar a la definición por penales. Acaso hayan sido los únicos que no se enteraron que Boca es matador en ese tipo de definiciones. Rossi le atajó el segundo a Fértoli. Metieron Rojo, Izquierdoz, Pavón y Sandez. El definitivo le quedó a Toto Salvio, que la clavó en el ángulo y gritó campeón.



¡¡Felicitaciones Xeneize!!

sábado, 27 de noviembre de 2021

River Plate Campeón Torneo de la Liga Profesional de Fútbol 2021

Comentarios

NECESITABA A PENAS UN PUNTO PARA CONSAGRARSE, PERO LO RESOLVIÓ CON UNA GOLEADA
River se convirtió en una aplanadora y la fiesta del campeón fue completa
El mejor equipo del fútbol argentino no tuvo piedad de Racing. Así, tres fechas antes del final, llegó el primer título de Liga en el ciclo de Gallardo. Hubo festejos de Núñez al Obelisco.
Lo que sucede es como un cuento. O más exacto aún: como un poema. Preferentemente de amor, cursi y empalagoso. Todo se dio el día que se tenía que dar, como si el destino o algún Dios futbolero -y un poco riverplatense, claro- lo hubiese diseñado. La coronación esquiva llega a tres fechas del final, justo cuando los aforos se liberaron al 100 por ciento luego de meses de angustia por el maldito COVID, y con el emblema Leonardo Ponzio de titular. Mira a las tribunas y al cielo Marcelo Gallardo, el hombre que será estatua en nada. Está feliz, emocionado. Su corazón late al compás de la fiesta que se prolonga en el Monumental tras la notable goleada 4-0 ante Racing. Ya debe estar un poco acostumbrado a escuchar el “Dale campeón/Dale campeón”. Aunque este cántico tiene una melodía especial, apenas alguna notita diferente que lo hace distintivo. La mufa, si es que existía, ya es pasado: River, el River del Muñeco, es campeón del fútbol argentino.

En todo lo que ocurrió en el Monumental hay mucho de justicia. Porque River es el mejor equipo de Argentina desde hace largos años. Posiblemente desde que llegó Gallardo en aquel lejano agosto de 2014. Factores externos y algunas falencias internas postergaron la coronación doméstica. La doble competencia siempre le pasó factura a River por una sencilla razón: el entrenador juega al 100 por 100 cada uno de los partidos. No se relaja y, entonces, el desgaste decanta. No hay mente ni físico que tolere esa exigencia. Al menos acá en Sudamérica, donde los viajes son eternos y las visitas hostiles.

Y River fue una aplanadora en el juego de la coronación. Mostró una mejor cara en el inicio Racing y molestó a River con la incorporación de varios futbolistas en el medio. La ausencia de Enzo Pérez se sintió como se presumía. No pudo hacer pie el León porque los dirigidos por Fernando Gago presionaron en ese sector. Fue agresivo el visitante y sorprendió en el comienzo. Paulo Díaz intentó salir jugando dentro del área, Copetti se la robó, pero Franco Armani demostró que sigue vigente: le ganó el mano a mano. Iban 3 minutos. Con el andar del juego, el local se acomodó. Y entendió cómo debía jugar.

Es difícil explicar qué buscó hacer Gago. Si lo que se observó fue lo que ideó, es una revolución. Jugó con tres defensores, un volante central y cuatro mediocampistas por delante para asistir a los dos delanteros. Pero sucedió que Fabricio Domínguez sabe cómo jugar con la banda y con línea de tres, pero Tomás Chancalay no. El ex Colón se cerró constantemente para jugar de delantero y el derecho quedó libre. Ahí empezaron a correr Simón, Rojas y Álvarez. Generó varias chances River. Igual, el gol llegó tras una gran jugada de Enzo Fernández por izquierda y una sutil definición de Palavecino.

Cambió Gago para el segundo tiempo, aunque ya era tarde. Metió 3 cambios y plantó un 4-3-1-2. Y River no perdona: Julián Álvarez puso el 2-0 a los dos minutos y se desató el vendaval. Fiesta adentro y afuera; baile en todos lados. Palavecino y Álvarez se mandaron un jugadón y Romero definió ante la salida de Arias. Un rato después, el propio Romero recibió de Carrascal y anotó el cuarto del local.

Ningún River representó mejor a Gallardo que este del segundo semestre de 2021. Se sabe: el Muñeco se reinventa constantemente. No se cansa de buscar y buscar. Por mucho que le vendan jugadores o que se lesionen, River siempre es su River: ataca, presiona, es ambicioso, tiene una idea clara y un respeto muy alto por la estética. River es un equipo europeo jugando en Argentina. Por eso muchos hinchas de los restantes clubes se sientan a mirarlo, a disfrutarlo. Se cayó Suárez e irrumpió el brillante Álvarez, se fue Montiel y cumplió Rojas, se lesionó De La Cruz y Palavecino encontró su nivel, se sumó Romero y rápido hizo olvidar a Rafael Borré, volvió Enzo Fernández y en un par de meses fue convocado a la Selección, confió en el juvenil Santiago Simón y ahora parece un experimentado. Los ejemplos pueden seguir. Gallardo no pone parches: hace retoques, sutiles o profundos, y la prenda luce como nueva, impoluta.

Salió Ponzio y hubo ovación. Gallardo mandó a la cancha a Maidana y el aliento bajó unánime y ruidoso. Para que no haya problemas de cartel, Enzo Pérez, Pinola y Armani fueron mimados. No es capricho: todos estuvieron en Madrid, en la tarde más gloriosa de la historia de River.

Ganó, gustó y goleó River. Y es campeón porque es por escándalo el mejor de Argentina.



¡¡Felicitaciones Millonario!!

© Copyright 2009-2024 | Planeta Gran DT | Lincoln, Buenos Aires, Argentina | Plantilla diseñada por Pozo+10™ | Cookies | Políticas de Privacidad | Aviso Legal