Boca 1 - Cerro Porteño (Paraguay) 0 - Copa Sudamericana 2014

VENCIÓ 1-0 AL EQUIPO DE ASTRADA

Boca dio otro paso hacia la reconstrucción

Sin sobrarle mucho, pero con buenas señales quebró a Cerro Porteño con una definición de Gigliotti y viajará a la revancha con el arco en cero.

La reconstrucción. Es el título que merece esta etapa de Boca, posterior al derrumbe deportivo que terminó con ese ciclo que juntó a Carlos Bianchi con Juan Román Riquelme. Haciendo cimientos, levantando paredes, poniendo ladrillo sobre ladrillo -todo con muchísimo esfuerzo- anda este equipo que todavía no se rindió ante River, en el torneo doméstico, y que frente a Capiatá, en la fase anterior de esta Copa Sudamericana, con las manos de Agustín Orion sofocó un incendio de consecuencias difíciles de mensurar de cara al futuro inmediato.

La reconstrucción continuó anoche, pintando del mejor modo el 50% del tramo rumbo a las semifinales, venciendo a esta versión defensivamente complicada de Cerro Porteño, con ese gol con suspenso e impurezas de Gigliotti.

El duelo, además, dejó una noticia: este equipo de Astrada es más, bastante más que el ignoto Capiatá que una semana atrás puso al mundo Boca al borde del ataque de nervios. Aunque también es cierto que el conjunto paraguayo llegó a la Bombonera dispuesto a resistir, con orden e inteligencia, pero como corresponde a un entrenador que fue volante central (Astrada) y un ayudante de campo que se ganó la vida como lateral (Hernán Díaz), Cerro Porteño pensó mucho en proteger a Barreto y lejos estuvo de quedar desarropado por ir con generosidad hacia la valla de Orion.

En esta oportunidad, a Boca le dolió demasiado la flaca tarea de Gago. Para él quedó reservado el rol de conductor. Y si el término parece exigente para un mediocampista que siempre fue mejor acompañante que líder, si Gago no rinde de siete puntos para arriba el resto se queda con poca luz para alumbrar el escenario de la necesidad.

Vaciado de la jerarquía que indudablemente posee el volante de la Selección, sin el aporte de la figura aparecieron en Boca los actores de reparto. Meli está mostrando una transformación interesante, porque mientras mantiene el despliegue y crece su claridad para pasar el balón, saludablemente ha aumentado su preocupación por llegar a la zona de definición. Y el misionero Cubas está confirmando que es una grata revelación: se ocupa de blindar la defensa, es un cheque al portador cuando va a una pelota dividida, cuando está comenzando su carrera se mueve con el criterio de un futbolista que ha llegado a los 100 partidos en primera y se nota que el sistema lo tiene cada vez más en cuenta.

Cerro Porteño y Astrada llegaron a la Boca convencidos de eso de que este es un partido largo, de 180 minutos. Parado en ese escenario que plantearon los paraguayos, el equipo del Vasco Arrubarrena despejó velozmente la primera incógnita: sería difícil, salvo un error grosero en defensa, que los guaraníes regresaran a Asunción con más de un punto en el bolsillo. De modo simultáneo apareció la pregunta de oro: ¿cómo, cuándo y de qué modo Boca conseguiría la victoria?

Los arranques de Colazo, aprovechando el sector débil del rival) y el fervor de Meli para atacar fueron durante la primera etapa lo mejor de la producción para vulnerar a Barreto. Sin embargo, una vez más desde el banco llegaron las soluciones para que con un solo grito de gol se haya dado un sólido paso para acceder a las semifinales. El Burrito Martínez y Gigliotti, uno por atrevimiento y el otro por efectividad, fueron importantes para que la obra en reconstrucción continúe avanzando.

Boca viajará a Paraguay con las cosas claras. Acumuló una buena diferencia, pero Cerro Porteño no es Capiatá.