Estudiantes 1 - Gimnasia 0 - Copa Sudamericana 2014

VENCIÓ 1-0 A GIMNASIA Y SE CLASIFICÓ A LOS OCTAVOS; SU PRÓXIMO RIVAL SALDRÁ DE LA LLAVE PEÑAROL-DEPORTIVO CALI

La paternidad de Estudiantes también es internacional

El gol lo hizo Diego Vera, en el inicio del segundo tiempo. El equipo de Pellegrino terminó sufriendo, pero antes había marcado diferencias. El sábado, otro clásico por el torneo local.

La ciudad de La Plata está viviendo los días futbolísticos más intensos de la historia del clásico: tres en apenas 18 días. Los dos que ya se jugaron sellaron la primera eliminación directa en una Copa internacional en 98 años de disputas oficiales. Todavía resta un duelo más, el sábado a la tarde, en este mismo escenario, en el que Estudiantes hizo pesar su paternidad también a nivel internacional, para avanzar a los octavos de final de la Copa Sudamericana (jugará con el ganador de Peñarol-Deportivo Cali). Ya son 11 los clásicos sin perder en el Unico. Y de los últimos 16 clásicos, se impuso en 11 y apenas perdió uno.

Al margen de la jugada de los 5 minutos que pudo haber alternado las fichas del juego, la primera etapa aportó pocas acciones y muchas fricciones. Gimnasia no generó una sola jugada ofensiva. Agustín Silva fue un espectador más. El resto dependió de los momentos de Estudiantes, de los arranques de Auzqui por derecha, del talento de Román Martínez y del cambio de ritmo de Joaquín Correa por izquierda. Carrillo y Vera estuvieron siempre atentos para sorprender a Monetti. Pero el arquero de Gimnasia sorprendió a todos.

Se le escapó de las manos el cabezazo hacia atrás de Vegetti, es cierto, pero reaccionó a tiempo y logró engañar la visibilidad del línea Ernesto Javier Uziga. La pelota ingresó en su totalidad, quedó claro. Pero la única manera de resolver estas situaciones es utilizando la tecnología, como sucedió en el último Mundial. Antes, Monetti le había ahogado el grito de gol a Román Martínez. Después, le sacó un remate frontal a Correa, tras un buen centro atrás de Vera. Correa también, ya pasada la media hora, armó una apilada por izquierda y el remate pasó por todo el frente de la línea de gol del arco de Gimnasia.

Además de haber tenido más chanches, el equipo de Pellegrino demostró que futbolísticamente está un escalón más arriba que el Lobo. Marca la diferencia con la jerarquía de Román Martínez y Correa, y alguna actuación individual por arriba de la media, como la de Auzqui en el primer tiempo y Desábato en la parte final. Gimnasia quedó partido entre ese 4-14-1 que propone Troglio. Cada vez que intentó ser elástico, se rompió. Los Fernández, necesarios ejes del juego, no pesaron; Vegetti quedó muy solo arriba; y Rojas y Mendoza fueron intrascendentes por los costados.

Estudiantes necesitaba marcar esa diferencia en el arco de Monetti. Y apenas se inició el segundo tiempo lo consiguió. Rosales jugó con Correa, éste envió un centro pasado desde la izquierda, y el urugayo Vera se llevó por delante la pelota con el cuerpo -hombro izquierdo- y el alma para definir el clásico. Gimnasia estaba para el cachetazo. Pero el equipo de Pellegrino, después del gol, no pudo resolverlo con tranquilidad. Y se fue replegando demasiado. Entonces, Troglio metió cambios para hacer reaccionar a sus hombres. Y llegar aunque sea a los pelotazos al arco de Silva.

Los últimos quince minutos fueron de demasiado sufrimiento para los 30 mil hinchas de Estudiantes que hasta ese momento disfrutaban a pleno de la victoria. El debutante Diego Nicolaievsky tuvo el empate a los 33 minutos y no pudo conectar bien el centro de Ignacio Fernández. Un minuto después, Barsottini resolvió mal de cabeza. La llave estuvo abierta hasta el final porque con el empate pasaba Gimnasia. Al último centro, entonces, fue Monetti, ya figura, buscando el milagro. Y en la respuesta, se lo perdió Cerruti probando desde la mitad de cancha con el arco vacío. Terminó a pura emoción. Como deben ser los clásicos. Lo ganó Estudiantes, que ya lo tomó como una costumbre.